SANTO DOMINGO, República Dominicana.-El médico epidemiólogo, profesor universitario e investigador Dr. Eduardo Ogando (*) criticó que en la República Dominicana se haya puesto en práctica para prevenir el coronavirus el uso obligatorio de mascarilla para los ciudadanos al mismo tiempo con el llamado alejamiento social.

El especialista afirmó que este es uno de los grandes contrasentidos en el manejo de la pandemia en la República Dominicana.

Explicó que el distanciamiento social surgió de la tesis de Gestión de Inmunidad Natural planteada por Reino Unido, y que resulta contradictorio que se asuma en los países que no están interesados en la gestión de inmunidad colectiva.

Afirmó que en la mayoría de los estados del mundo se han mantenido improvisando acciones para controlar la pandemia Covid-19, pese a que los expertos en control de epidemias han puesto en dudas la eficacia de esas medidas.

"En la República Dominicana, donde se estableció el uso obligatorio de mascarillas (no la gestión de inmunidad natural), es un contrasentido mantener el distanciamiento social, especialmente si el virus (como se ha dicho) se mantiene flotando en el aire, por varias horas", precisó.

A continuación el análisis crítico del Dr. Eduardo Ogando, frente a las medidas para prevenir o enfrentar el coronavirus:

Grandes contrasentidos en el manejo de la pandemia

La mayoría de los estados del mundo se han mantenido improvisando acciones para controlar la pandemia Covid-19; mientras, técnicos expertos en control de epidemias cuestionamos la eficacia de ellas. A continuación, me permito exponer algunos contrasentidos técnicos de esas acciones.

El famoso distanciamiento social (dos metros de distancia entre personas), surgió de la tesis de Gestión de Inmunidad Natural planteada por Reino Unido. Es entonces un contrasentido hablar de distanciamiento social en países no interesados en la gestión de inmunidad colectiva.

En la República Dominicana, donde se estableció el uso obligatorio de mascarillas (no la gestión de inmunidad natural), es un contrasentido mantener el distanciamiento social, especialmente si el virus (como se ha dicho) se mantiene flotando en el aire, por varias horas.

El segundo contrasentido es enfatizar que la gravedad de la Covid-19 (complicaciones y muerte) depende de edad mayor de sesenta años; ese postulado no es exclusivo del coronavirus, es común para todas las neumonías.

Científicamente, la gravedad de una enfermedad infecciosa depende básicamente de dos variables: El tamaño del inóculo (la cantidad de virus que penetra al organismo), y El nivel de resistencia del paciente (sistema inmunitario del recipiente). Funciona similar a una dosis de veneno o de alcohol.

Se puede complicar y morir un paciente joven que recibió un inóculo grande con relación al su sistema inmunitario. Del mismo modo, la enfermedad puede tener un desarrollo tenue en un envejeciente que recibió un inóculo pequeño comparado con el sistema inmunitario de ese envejeciente. El argumento de la vulnerabilidad de los más viejos, luce como un meta mensaje hacia los envejecientes y a sus familiares, sensibilizándolos para aceptar la muerte sin ningún reproche.

Otro gran contrasentido, es el uso de ventiladores. No hay prueba estadísticamente significativa de que la mortalidad es menor usando la ventiladores. Sin embargo, se compran ventiladores. Ya se ha demostrado que los pacientes disneicos (con problemas para respirar) pueden mejorar colocándolos en decúbito prono (boca abajo) por disminución de la presión del tórax sobre los pulmones, especialmente los pacientes obesos. En todo caso la ventilación también podría hacerse mediante nebulizadores y cartuchos presurizados.

El hecho de enfatizar que el 80% de los infectados no requieren tratamiento, es un contrasentido cuando se trata de una enfermedad que puede complicarse y producir la muerte. Con ese contrasentido se induce a la población a restarle importancia al contagio, y se induce a los contagiados a restarle importancia al tratamiento temprano. En un grupo se cien personas contagiadas no es predecible saber cuáles son los veinte que van a complicarse. Cuando de epidemias se trata, la Epidemiología recomienda la prevención en cualquiera de los niveles del desarrollo de la enfermedad. Es decir, si no fue posible prevenir el contagio, entonces se hace necesario prevenir las complicaciones y la muerte mediante el tratamiento inmediato a todos los contagiados.

Los especialistas clínicos han sido reiterativos sobre el hecho de que los pacientes de Covid-19 llegan complicados a los hospitales, hecho que pudiese ser resultante de promover el contrasentido de que el 80% de los infectados no requieren tratamiento.

Se hace necesario entonces, que todos los pacientes con diagnóstico confirmado o presuntivo de Covid-19 reciban antigripales, antinflamatorios, antipiréticos, y abundantes líquidos, para acortar la evolución de la enfermedad, el período de contagio, los días de invalidez; y evitar las complicaciones, las secuelas y la muerte.

Las Pruebas Rápidas, constituyen un gran contrasentido. No tienen impacto positivo en la contención de la pandemia, veamos las razones:

a) El sujeto puede estar en período de incubación sin haber desarrollado los anticuerpos para IgM;

b) 20% de sujetos con IgM en su sangre no serán detectados por la prueba (falso negativo), convirtiéndolos en mensajeros del virus;

c) Los sujetos que resultan positivos a IgG, ya hicieron la infección y se curaron, ya no tiene mérito la prueba de anticuerpos;

d) para confirmar los resultados arrojados por las pruebas rápidas hay que proceder a la prueba de PCR, que es una prueba muy costosa y toma mucho tiempo. Consecuencialmente, las pruebas rápidas no tienen valor clínico ni epidemiológico;

e) la relación costo/beneficio es negativa.

Lo que sí tiene valor epidemiológico, es la termografía (medición rápida de la temperatura) usando termómetros electrónicos digitales, es muy barato porque el termómetro no es un material gastable, además no es invasivo como las pruebas de anticuerpos.

No Uso De Mascarillas, fue y ha sido el mayor contrasentido en el manejo de la pandemia; los organismos internacionales siempre se opusieron. Afortunadamente los pueblos por cuenta propia, usando el razonamiento lógico simple, empezaron a usar mascarillas, haciendo caso omiso al discurso de las autoridades y de la industria. Al día de hoy en Canadá, donde yo resido, La Mascarilla no se ha declarado obligatoria por considerar que los hospitales quedarían desabastecidos; es otro gran contrasentido porque si las mascarillas disminuyen el contagio, menos pacientes habrá en los hospitales, y consecuencialmente, menos mascarillas necesitará el personal médico.

Recientemente, surgió otro contrasentido: No Usar Guantes, yo me pregunto qué de malo tiene que una persona use guantes para bloquear sus manos respecto al rostro, nadie en sano juicio se toca la cara con guantes, de manera que los guantes disminuyen la mecánica del contagio cuando tocamos superficies. Por suerte, la gente ha aprendido que los hechos hablan más alto que las palabras, por lo tanto, si vemos a una autoridad usando guantes, debe ser porque algún beneficio tiene, entonces lo imitamos.

Hasta aquí este aporte, protéjase todo el tiempo usted y los suyos. Se puede hacer de todo, o casi todo usando mascarillas y guantes, si todavía tiene dudas que pueda contagiarse, adquiera un overol completo y gafas para salir a zonas de alta circulación del virus. Las damas deben cubrirse el pelo. Dios bendiga.

(*) Dr. Eduardo Ogando

El Dr. Eduardo Ogando
El Dr. Eduardo Ogando

El Dr. Eduardo Ogando es médico epidemiólogo e investigador, ex profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en las cátedras de Salud Pública, Epidemiología y Medicina Social. Ex becario de la OPS/OMS, para el estudio del Crecimiento y Desarrollo del Nino, en el Instituto de Crecimiento y Desarrollo, La Habana, Cuba. Ex becario del CIID, para Perfeccionamiento y Evaluación de Proyectos de Investigación en Salud, en el Instituto de Estudios Perinatales, Rosario, Argentina.
Ha trabajado para el Hospital Robert Reid Cabral, MISPAS, CENISMI, IDAN, etc.
Ha realizado varias investigaciones financiadas por instituciones nacionales e internacionales como OPS/OMS, CIID, UNICEF, MISPAS, The Urban Institute , etc. Ha tenido vínculos profesionales y de cooperación técnica con la mayoría de las instituciones con desempeño en el quehacer sanitario del país. Fue el Investigador Principal de la Investigación nacional “Monitoreo de los Efectos Económicos y Sociales sobre el Bienestar Infantil en R.D, financiada por el Fondo de las Naciones Unidas para La Infancia, que fue ganadora del Premio Gustavo Mejía Ricart de la Academia de Ciencias de la República Dominicana.