Desde hace unos días diferentes sectores de la vida nacional han reaccionado ante el hecho de ver izar una bandera sin escudo. Eso ha levantado el conservadurismo dominicano representado en los sectores cristianos y nacionalistas atribuyéndolo a un plan que nos prepara para la fusión de la isla y la pérdida de nuestra identidad y para los cristianos la intención de sacar a Dios de nuestra bandera porque somos el único país en el mundo que lleva a Dios en su escudo.

Estoy consciente de que este artículo tendría mucha más aceptación si me posicionara en la misma dirección que estos grupos, pero no será así porque de lo que quiero hacer referencia es a la actitud de quienes se hacen llamar cristianos.

En cierta ocasión un amigo llamado Edward Chá escribió un artículo en este mismo periódico sugiriendo sacar la Biblia de la bandera y algunos enardecidos han sacado a relucir este artículo en las redes y los comentarios que he visto me han parecido sumamente graves pues me hace recordar la inquisición ya que han llegado al extremo de pedir su muerte en un lugar público, para los que algunos se han puesto a disposición. ¿Es esa es la actitud de quienes predican a Dios?

Algo similar sucedió con la diputada Faride Raful cuando comentó acerca de leer la Biblia en las escuelas, de hecho ya en las redes sociales iniciaron la campaña en contra de sus aspiraciones como senadora tomando como tema su posición pública sobre este particular.

Pero hay una paradoja: mientras defendemos a Dios en las redes sociales, las Iglesias se están quedando vacías.

Todo lo que hemos visto cuestiona grandemente un principio fundamental del cristianismo que es el amor, inclusive a nuestros enemigos. Jesús jamás llamó a la muerte de nadie por no coincidir con sus ideas y mientras en otras religiones tenían la ley del talión Jesús vino a cambiar eso cuando dijo “antes se decía ojo por ojo y diente por diente, pero ahora yo les digo amen a sus enemigos”.

Desde hace tiempo el cristianismo viene siendo usado como chantaje de ciertos sectores que si algún político no acude a sus peticiones entonces envian a la feligresía a que voten en contra y algunos hasta al repudio público. El chantaje cristiano es un arma política.

Protestamos por Dios en el escudo y lo hemos sacado de nuestro corazón. ¿Realmente dónde debe estar Dios? Y pondré un solo ejemplo: el día más importante del cristianismo es la Pascua donde se conmemora la resurrección de Cristo, pero los invito a que vayan a las Iglesias este día y estarán a media capacidad mientras el parque y la discoteca están llenos.

Decir que somos de una religión no es cuestión de redes sociales o de símbolos patrios, se trata de vivir los valores de esa religión. La fe se asume con determinación en la vida diaria, en mi comportamiento como ser humano, en vivir conforme a los valores de esa religión cosa que me parece hace mucho tiempo estamos dejando de hacer.

¿De qué importa Dios en el escudo si lo hemos sacado del corazón? La fe no se impone, se vive. Que quiten o no a Dios del escudo no es lo más relevante, pero sí preguntarnos ¿dónde tenemos a Dios? Pon a Dios y a la religión primero en tu corazón, en tu vida y luego sal a protestar respetando las posiciones de los demás porque al final, con las actitudes que asumimos estamos negando el mismo cristianismo que hoy defendemos.