La situación económica era tan dramática que llevaría a una reunión global. Era más dramática que cuando el huracán David llegó a tierra por allá por 1979. El huracán había sido algo local que vino a la isla e hizo muchos estragos.
El asunto de la burbuja inmobiliaria había sido más global y nunca tuvo nada que ver con la isla, a no ser la perdida de millones por un tipo o dos. No tenemos el nombre de esos empresarios que pudieron haber tenido inversiones en Miami, o en alguna ciudad americana. Los estragos fueron muchos también. Era como el final del mundo, si recuerdas.
Mi recuerdo más intenso era Alan Greenspan en el senado del pueblo americano, enfrentando la comisión con mucho coraje. Mi casette de música esa tarde era rock (no eran cidis porque los había dejado lejos). No era sencillo ver a ese hombre hablar de un tema tan trascendental que pondría en jaque toda la economía y el futuro de un país. Era como un héroe en ese momento de crisis económica.
El rock siempre me saca de algunos problemas, pensé sin ningún afán. Puedo decir que la reunión fue intensa: Greenspan fue un maestro en acordes que lo llevaban a otra música. Había dicho lo que tenía que haberse dicho frente a una comisión del senado que estaba preguntándole todo. El color de sus zapatos era negro.
Pero esto no es lo que ha ocurrido con Cristina F. Kirchner. El caso de la senadora es harto diferente en el escenario argentino. Ella sabe cómo trabajar con la prensa. Ha sido en alguna forma perdonada por el senado hasta nuevo aviso, pero el guante está fuera por un rato. No es sencillo hablar de ella cuando es tan chévere para ti, cuando piensas que es una mujer maravillosa, pero tienes claro que no eres de ese equipo: no quieres saber nada de Maduro. El asunto es que Venezuela es un tema que no quieres tratar tampoco cuando oyes algo de música. Muchas relaciones venezolanas en tu vida marcan un pasado que te implica en términos políticos. Cómo no recordar “que no ceda el arca al arpón del Tuculca, a la terrible región del noroeste”, un viejo texto de Gallegos.
Cristina no entiende por qué tanta cuestión con ella. Se ha dedicado a mostrarse impertérrita ante tantos requerimientos políticos, cuestiones que la han conducido a tener que emitir declaraciones constantemente sobre minucias especiales. Tenía bien claro –no lo dudemos un momento–, lo que sucedería cuando se metió con Néstor algún día en que se enamoraron y tuvieron claro lo que les correspondería hacer en el esquema de una vida compartida. No había misterio en ello. Ella continúa siendo la hermosa mujer que todos conocen y muchos quisieran estrechar su mano llena de amistad en cualquier bar de la ciudad de Buenos Aires. No era fácil esperar a que defendieran a Néstor, y lo hizo un pequeño muchacho –su nombre es Casey Wonder, de menos de quince años–, cuando habló a los medios de la desmilitarización de las fuerzas armadas del país de las carnes asadas y los equipos de River y Boca. Su madre salió a defenderlo en su cuenta de Facebook donde el escándalo fue intenso.
El historiador contemporáneo de Argentina, Luis Alberto Romero, aclaró en una entrevista que no era de River ni de Boca y déjeme decirle que es casi imposible. Familias enteras que son de River, o familias enteras que son de Boca, pero también esposas que son de River y maridos que son de Boca, con la clara intención de pasársela discutiendo a ver quién gana en el fin de semana.
No hay misterio: le gustan los raviolis también y dijo eso en la entrevista (tenemos la misma coincidencia en el mundo gastronómico). Romero nos ha hablado de algunas coyunturas de la historia argentina que no fueron bien contadas en otro formato. Su libro es una reliquia que te permite comprender que pasó en Argentina en los últimos cien años. El historiador es de Racing. Macri es de Boca en todo sentido de la palabra. Es uno de los defensores hasta el último suspiro de vida. Ha sido presidente del Club y un hincha consumado.
La economía de Greenspan no es la economía de Tom Peters, un excelente gurú de la información y de los procesos administrativos. Desde la revista Forbes, Peters nos ofrece cátedra sobre la manera de pensar de un empresario, algo que fue extremadamente importante en el contexto de los ochentas y los noventas del pasado siglo.
Alan Greenspan hubiera reconocido el esfuerzo de Clinton cuando este fue llevado al impichment en el caso Lewinsky. Pero el caso Lewinsky no fue tan cruel, algunos dirían que el que tuvo que enfrentar Richard M. Nixon, un presidente que no todos conocen a cabalidad, porque si lo conocieran no se detuvieran en ponerse de pie cuando llega el momento de mencionarlo. Su capacidad de análisis no ha sido superada por ningún presidente hasta el día de hoy. Me gustaría incluir a todos los países del globo que llamamos tierra. Es el mejor analista en términos del contexto global que se experimentó allá, cuando aún no teníamos cuentas de twitter, y Facebook.
Como puede saber una estrella de rock, o un candidato de nuestra política actual, el proceso de descubrir en ese océano revuelto, las rutas de ese conocimiento es parte de ese mar donde todo puede suceder en nombre de otras superficies. Ese mar revuelto puede incluir la señal de un líder en un proceso de contradicciones. Los pescadores están ahí también. Su ambición es obtener muchas cosas, también. De acuerdo a algunos sabios, deben conocerse en la eterna lucha de la política. En ese mar revuelto todo es posible. Y ese mar es elocuente para entrar en las vastas profundidades del poder.
Mientras tanto, por favor mire de nuevo el lindo uniforme de los Cardenales. No hay muchos como ese en el baseball de hoy. Saben jugar, también.