La psiquiatría biológica es insostenible, puesto que se desconoce el origen de los trastornos mentales, y se desconoce el mecanismo de acción de los psicofármacos.
A diferencia de las ciencias médicas en general la psiquiatría es una disciplina empírica, pues no ha llegado a descifrar sus enigmas cruciales, por lo que la información disponible obliga al cambio de dirección. Por ejemplo, los recientes estudios sobre el genoma completo (GWAS) apenas confirman el factor vulnerabilidad de los trastornos mentales. Es decir, se nace con mayor facilidad para padecer una u otra condición mental, pero el desenlace depende de los traumas y los estresores que sufre el individuo. Esto significa que hoy por hoy no es posible predecir que una persona vaya a desarrollar una enfermedad mental. La búsqueda de un gen causal fracasó, y los estudios actuales sobre el genoma completo apenas sugieren un conjunto de genes actuando como factor de predisposición, pero no como determinante de la enfermedad.
El doctor Robert Plomin, uno de los más reputados investigadores, después de definir con precisión el genoma completo del esquizofrénico, explica que el mismo no permite predecir que una persona vaya a ser esquizofrénica, y pone como ejemplo su propio estudio genómico y coincidencialmente dio positivo para esquizofrenia, pero nada en sus 50 años de vida ha dado evidencias clínicas en esa dirección. Esto confirma que los traumas y los estresores determinan el desenlace de la enfermedad. El estudio de los neurotransmisores como factor explicativo del desorden mental ha dado resultados contradictorios, y todo sugiere que no existe una explicación simple como se supuso antes. A lo anterior se suma el hecho de que desconocemos el mecanismo de acción de los principales psicofármacos, pues su descubrimiento fue casual, y desconocemos su mecanismo básico de acción.
Afortunadamente asistimos hoy a un tremendo avance del abordaje psicoterapéutico, y podemos manejar por esa vía, de forma efectiva, toda la nosología psiquiátrica. Esto es notorio en le manejo de la depresión, el trastorno ansioso, y las adicciones, e incluso en el caso del delirio o el trastorno bipolar se utiliza un abordaje mixto en el que los fármacos se usan como coadyuvantes y la psicoterapia es el tratamiento central.
La moraleja es que ningún paciente psiquiátrico debe manejarse solo con fármacos, pues tienen su mejor efecto en la fase aguda, y en el uso crónico exhiben serios efectos secundarios, de modo que la salida es un abordaje mixto priorizando al principio los fármacos, y el abordaje central con psicoterapia. Es un salto dialéctico desde el enfoque biológico-genetista-farmacológico, hacia un enfoque humano-existencial-psicoterapéutico.
Lo real, sin embargo, son los intereses millonarios de las farmacéuticas con sus estudios sesgados, y patrocinando cada evento de nuestra especialidad.