Este martes 13 de agosto del 2019, Dagoberto Tejeda, sociólogo, folklorista, gestor cultural, escritor, investigador y promotor de proyectos culturales de trascendencia como lo fuera en su momento Convite, fue motivo de un hermoso agasajo de amigos y allegados. El carnaval es de las manifestaciones culturales que puede reconocer el esfuerzo, las iniciativas, la persistencia y preocupaciones de este sociólogo que supo tempranamente vincular la sociología con el estudio de la cultura, muy propio de quien estudiara sociología en Brasil (1963), la casa de muchos importantes folkloristas y estudiosos culturales de gran agudeza como Artur Pereira Ramos, Paulo de Carvalho Neto, Roberto DaMata, Jaoa Barbosa Rodríguez y Darcy Ribeiro.

Pero también ese Dagoberto a quien amigos, allegados, familiares, colegas y portadores, académicos e investigadores, le rindieron en vida esta festividad, es el más grande de los investigadores de la cultura popular dominicana vivo. Ha sido un preocupado desde las aulas de su universidad, la Autónoma de Santo Domingo, por la medicina social, dirigiendo ese departamento en la Escuela de Medicina de esta academia hace ya unos años y fue director de la Escuela de sociología, es decir, académico confeso, que decidió completar esa mirada fría de los libros y el gabinete con la praxis, que a mi modo de ver, es el elemento que más lo redimensiona como investigador en un país donde el trabajo de campo no es prioridad entre muchos de sus investigadores.

Dagoberto como Fradique Lizardo se hermanaron con proyectos puntuales en su vida como estudiosos de la cultura popular dominicana. En el caso de Fradique Lizardo, centró su atención en la música, danzas tradicionales y los estudios africanistas, mostrando una capacidad y eficiencia como profesor y organizador del Ballet Folklórico Dominicano y su gestor por excelencia.

Apasionado con lo que escogió como temática profesional, siempre comprometido con los conflictos propios de sociedades como las nuestras e intransigente con sus ideas, ha sido a la vez dócil en mancomunarla con las de los demás, siempre que el interés sea la defensa de la cultura popular, la lucha contra toda forma de prejuicios y la defensa de la diversidad cultural como expresión identitaria de nuestro país

Es así como, hablar de folklore a partir de su presencia a fines de la década de los 70 del siglo pasado en el país, era sinónimo da Fradique Lizardo. Con Dagoberto ha sucedido algo igual, pero relacionado con dos temas convertidos en ejes de sus investigaciones: la dimensión sagrada popular dominicana y el carnaval, sin que ello suponga ausencia de dominios en otros espacios de la cultura popular, y sin dejar fuera su gran esfuerzo y aporte al reconocimiento de la cultura musical dominicana con la creación del grupo Convite (1972).

Dagoberto Tejeda ha tenido a su favor y para beneficio del país, escribir su visión, presentar sus enfoques del estudio de la cultura dominicana y permitir que las nuevas generaciones, los investigadores y la memoria del pueblo dominicana guarde esta mirada desde la perspectiva que Dagoberto la aborda, la analiza y la reflexiona. Por eso sus aportes como escritor rompe una tradición de la palabra en muchos de nuestros investigadores, con la gran cantidad de títulos de libros, que permitan dar continuidad a sus estudios, confrontar visiones, comparar enfoques, profundizar reflexiones, y de esa manera valorar su obra y reconocer sus aportes.

La celebración de los 80 años de Dagoberto Tejeda fue oportuna porque reunió a muchas personas de lugares, oficios, profesiones y posiciones sociales diferentes con el único interés de que podamos hacer feliz a quien ha contribuido con su jocosa personalidad y su agradable trato amistoso, a todos y todas los que allí compartimos un momento de reconocimiento en vida, en una sociedad muy inclinada a la necrofilia que es cuando descubrimos valores, aportes, integridad y dedicación a los demás.

Por eso disfruté el encuentro, compartí con espontaneidad la diversidad de los participantes, amigos y portadores y sobre todo, reunirnos para reconocernos, celebrar una obra y a un ser humano extraordinario en su onomástico que para él se transformó en un desafío y un relanzamiento luego de sus 8 décadas, que compartida con amigos, familiares y representantes de la cultura popular, de seguro lo hizo más satisfecho y feliz.

Dagoberto Tejeda ha sido rebelde en el discurso, en las acciones, en las prácticas, en la irreverencia de su ser, en las posturas vehementes, pero con una calidad humana, que te extiende un caluroso saludo, una sonrisa y muy de él, una frase relacionada contigo usada de manera informal y divertida, a pesar de las diferencias y contradicciones.

Apasionado con lo que escogió como temática profesional, siempre comprometido con los conflictos propios de sociedades como las nuestras e intransigente con sus ideas, ha sido a la vez dócil en mancomunarla con las de los demás, siempre que el interés sea la defensa de la cultura popular, la lucha contra toda forma de prejuicios y la defensa de la diversidad cultural como expresión identitaria de nuestro país.

Un capítulo grande en el estudio y conocimiento de la cultura popular tiene Dagoberto Tejeda abierto, pues aún nos queda mucho por recibir de su experiencia, sapiencia y de su gran circularidad por el territorio nacional y sus más importantes manifestaciones culturales. En hora buena la celebración amigo