Debo confesar que nunca sentí especial atracción por el Derecho, al cual consideraba como una ciencia incierta e imprecisa, llena de subjetividades que rayaban casi en la relatividad de sus principios. Aquel sentimiento era parecido en cierto modo a las ideas concretadas por el jurista alemán Julius Von Kirchmann, quien adoptara una postura negacionista respecto al carácter científico del derecho. Las ideas centrales del Jurista alemán giraban en torno a volatilidad de las ciencias jurídicas, las cuales son cambiantes y por tanto de difícil aprehensión.
A la fecha, he decidido posponer aquellas reflexiones y tras haber estudiado Derecho en la facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo me he ido envolviendo, por necesidad, en los afanes diarios que acarrea el ejercicio de Fiscal en la ejecución practica del Derecho Penal. En esta etapa he corroborado una situación que en mi opinión resulta aún más preocupante que los cuestionamientos iniciales, y es aquello a lo que Bobbio llama una resignada adoración a la ley positiva por parte de los juristas, refiriéndose al ambiente generado en la Europa de la postguerra. Evidentemente, en nuestro país no solo impera sin ningún reparo el Derecho Positivo, sino que este se hace acompañar del carácter procedimental que permea todo el derecho dominicano.
Aunque en nuestro país no vivimos aquella experiencia, es bueno recordar el debate interesantísimo generado a propósito de los Juicios de Nuremberg, donde muchos de los encartados argumentaron a su favor que los crímenes cometidos durante la 2da guerra mundial no eran en el fondo ilegales, puesto a que muchas de sus acciones estaban amparadas en las leyes alemanas. Puede ser precisamente de aquel ejemplo de donde los actores que toman parte en el sistema judicial tienen que partir al momento de replantearse el concepto de justicia o la posibilidad de definir límites al derecho positivo. Preguntas como ¿Cuál es en esencia el objeto del derecho? ¿Hasta qué punto son las leyes validas? ¿Debe ser la moral o la justicia los valores sobre los cuales se sostenga el derecho? Constituyen cuestionamientos que a la sazón se mantienen olvidados, pero indudablemente necesarios para avanzar hacia un derecho que persiga el orden, la verdad y la regulación en justicia de la vida de los ciudadanos.