Cuándo usted se levanta por la mañana, se toma su café y se sienta a leer los periódicos o frente a su computador para leer la prensa digital, ¿Qué impresión le dejan las noticias del día a día?
Por ejemplo, esa de que “los crímenes se han reducido en este primer cuatrimestre respecto al del año pasado” ¿no le produce cierta acidez estomacal o rigidez muscular que le amarga todo el día?
O si lee una declaración como esta “Danilo tienen que seguir gobernando porque lo ha hecho bien y nadie lo puede hacer mejor”
Uno siente de inmediato la sensación de que nos encaminamos a una especie de totalitarismo porque si va en este periodo ira en el otro y en el otro y en el otro. Entonces llega la hecatombe. El pesimismo y la amargura le invade todo el día y se extiende por semanas y meses.
Bueno, desde el dictador Ulises Heureaux, pasando por Trujillo y Balaguer, se vienen diciendo exactamente lo mismo para justificar el continuismo en el poder. Por eso no es extraño oír esas expresiones en el actual régimen.
Lo del voto de arrastre es otra payasada que inunda los medios de comunicación. La ley es clara al respecto, pero el partido gobernante no la comparte y entonces llega el chapulin colorao y dice “no habrá arrastre en 26 provincias y si lo habrá en las otras 5” Todo resuelto, aunque este contra la ley.
Pero como esto poca gente lo entiende al salir a la calle o en el lugar de trabajo usted comienza a preguntar “que vaina fue esa de que hay arrastre en unas provincias y en otras no. Me lo puedes explicar. Hermano, olvídese de esa pendejada que ni yo lo entiendo.
Pero hay noticias que quizás a muchos les puede caer bien, aunque otros se mueran de la risa. Por ejemplo, cuando el presidente Medina declaró que “República Dominica ya es un país de clase media” ¿qué le vino a la mente? Confusión, duda, satisfacción., orgullo.
Pero todo se aclaró cuando al salir a la calle y en la primera esquina con semáforos usted observa que más 70 personas están vendiendo en las 4 esquinas aguacate, guineos, mango, nísperos, zapote, conexión para celulares, patitos que saltan, muñequitos que bailan, osito que se mean, vejigas, limpiavidrios, rábanos, flores artificiales, alcancías y una docena de otros artículos usted se pregunta ¿coño si este es el país de clase media entonces yo con esta yipetica estoy a nivel de Bill Gate? No me joda chico. Y aunque usted no lo crea con esa yipetica usted forma parte de la clase alta del país de acuerdo con la nueva estratificación social del gobierno.
Veamos ahora los secuestros exprés, típico de grupos organizados y bien adiestrados. Cuando usted lee casi a diario que “secuestraron a alguien para desojarla de todo cuanto posee”, al salir a la calle en la mañana evita llevar reloj, anillo u otras prendas, vestir demasiado bien o cargar un celular en la mano para no ser la próxima víctima. Pero no se preocupa demasiado que la Policía Nacional acaba de decir que no hay tal banda organizada y que son casos aislados.
Usted, que vive en una zona de 24 horas de luz pero que recibe la mitad, se siente tranquilo cuando lee en la prensa que “Punta Catalina ya arranca”. Y arrancó parcialmente, pero los apagones siguen. Después lee que hay que pararla de nuevo para mas revisiones y en eso estamos hace 5 meses.
Mientras tanto los obreros toman el control de la planta porque no le pagan bonificaciones ya que las comisiones que paga Odebrecht a los políticos salen demasiado caras.
Usted, que tienen algunos ahorritos en certificados del Banco Central, se encuentra con una noticia de un destacado economista diciendo que ese Banco está quebrado. Usted se alarma, comienza a llamar a medio mundo, le sube la presión, los triglicéridos, la glucosa y su potencia sexual se reduce a cero. Al día siguiente otro economista ratifica la noticia, pero dice que no hay que preocuparse porque los bancos centrales nunca quiebran. Vuelve la tranquilidad.
No es raro que las muertes por paros cardiacos sean tan altas en nuestro país.