En el mundo hispánico no todos los que celebran el 12 de octubre están de acuerdo en torno al nombre de esta celebración y a su contenido. Algunos hablan de Día de la Hispanidad, Día de la Raza, Día de la Resistencia Indígena o Día del Respeto a la Diversidad Cultural, Día del Encuentro entre Culturas, Día de la Interculturalidad… lo que crea una gran confusión y controversia alrededor de lo que se conmemora. 

En España se entiende que es un día para celebrar por todo lo alto. De hecho, el 12 de octubre es el Día de la Fiesta Nacional o Día de la Hispanidad. La efeméride festeja el día de la Virgen del Pilar (Patrona de España) y el día que Cristóbal Colón pisó América en 1492, lo que significó la conexión entre el mundo conocido hasta entonces y el llamado nuevo mundo. 

Sin embargo, esta conmemoración se ha convertido en motivo de controversias en Latinoamérica, Estados Unidos, y hasta en la propia España. Los argumentos en contra han ido en aumento hasta querer convertir este día, según los más críticos, en un día en que no hay absolutamente “nada que celebrar”.

 

Para éstos, la llegada de Cristóbal Colón a América implicó un genocidio a los pueblos nativos, trajo la esclavitud, el colonialismo, el extractivismo, el epistemicidio y prácticas de violaciones de derechos ejercidas sobre la población indígena y afrodescendiente en toda la región.

También conllevó procesos colonizadores que resultaron en ganancias económicas exorbitantes para las naciones conquistadoras y que son la raíz de gran parte de las asimetrías globales y las jerarquizaciones raciales que experimentamos en la actualidad en toda América Latina y el Caribe. 

Aún si no hubiera nada que celebrar el 12 de octubre, la fecha siempre será la de un acontecimiento histórico que no se puede borrar, a pesar del debate que suscita, y que nos concierne como primer territorio de América donde se estableció el Gran Almirante.

La historia no se puede cambiar, pero se puede aprender de ella para no cometer los mismos errores del pasado en el futuro. Por eso considero que esta fecha podría ser propicia para la promoción de la interculturalidad y para la reflexión sobre la evolución de nuestras sociedades globalizadas donde las migraciones juegan un papel cada día mayor.

De todas las denominaciones establecidas o sugeridas para el 12 de octubre, la que siempre me llamó negativamente la atención es la celebración del llamado Día de la Raza. Sobre todo, porque en la segunda mitad del siglo XX el concepto de raza dejó de ser “políticamente correcto”, tanto por su carencia de sustento científico como por razones políticas y culturales a raíz de los genocidios de la segunda guerra mundial, que le abrieron el paso a la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948. 

Luego, la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, proclamada por la ONU en 1963, enunció que “toda idea o doctrina de superioridad basada en la diferenciación racial es científicamente falsa, moralmente condenable y socialmente injusta”.  

A pesar de este arsenal jurídico vinculante, ratificado por la mayoría de los países del planeta, las discriminaciones, las limpiezas étnicas y/o los genocidios han salpicado el final del siglo y fueron motivo de oprobio de parte de la comunidad internacional, dando paso a algunos juicios por parte del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya.

Desde entonces, los investigadores que han completado la secuencia del genoma humano sostienen que el de raza es un concepto social pero no científico y afirman que "hay una sola raza, la humana". Somos todos producto de un inmenso mestizaje y los estudios individuales de ADN que se realizan hoy en día, por 200 US$, han sorprendido a algunos de mis amigos quebrando algunas certitudes.

Por eso resulta difícil ver resurgir con fuerza visiones abiertamente supremacistas, con discursos brutales de parte de presidentes o candidatos a la presidencia como en los Estados Unidos, Brasil y algunos países europeos, como si la raza humana no hubiera retenido nada de las lecciones de la historia y estuviera jugando nuevamente con fuego. 

Escoger el 12 de octubre como día para hablar de interculturalidad con nuestros niños y niñas es, a mi entender, una de las mejores formas de conmemoración y educación, ya que permite desarticular -desde temprana edad- una lógica excluyente y destructora del otro, así como plantear la necesidad de aprender a vivir con la diversidad que nos rodea. 

En la República Dominicana, país receptor, de tránsito y  emisor de migrantes, hablar a los niños, niñas y adolescentes de los flujos migratorios, de sus motivaciones, de la interculturalidad y explicarles las razones de la presencia de personas de otras nacionalidades en sus ambientes cotidianos debería formar parte del nuevo Plan de Educación Ciudadana fomentado por la Alcaldía del Distrito Nacional, y que se impartirá en las escuelas bajo la coordinacion de la ex vice presidenta de la República, Milagros Ortiz Bosch. 

Desmontar el prejuicio racial del pelo malo, del negro, del haitiano, del pobre, es tambien parte de la aceptación del otro y de sí mismo en un país en el que determinados sectores han pretendido construir su identidad en abierto rechazo a su herencia africana.

Con una visión de interculturalidad podremos evitar en las próximas generaciones situaciones como la del bullying mediático que se hizo en contra de la fiscal de Hato Mayor, Marleni Guante, simplemente por el color de su piel o por su “ascendencia”, y al cual ella contestó con mucha dignidad y confianza en sí misma: “Me siento satisfecha de que en diecinueve años que tengo en la Procuraduría General de la República, diez de ellos de manera ininterrumpida en Boca Chica, de lo único que me pueden acusar es de ser negra… no de que haya manejado un proceso de manera inadecuada o de que haya maltratado a un ciudadano”.