Décadas pasadas, el cantautor Silvio Rodríguez, nos regalaba los versos de “Una Mujer con Sombrero”. La mujer a la que quiero referirme, aunque alguna vez la climatología europea la obligara a utilizar un sombrero, no tiene nada que ver con la que nos describe el artista cubano.
Renuente a que se cuenten sus historias, tal y como una Diva de la Revolución del 1965, vestida de pudor para comentar los aportes que hizo a la nación en el periodo democratizador post-Trujillo, en este mes de mayo, para no desplegar el abanico de sus bondades en los momentos finales de su vida, por donde todos atravesaremos, se me ocurre olvidar las flores y ante el posible desconocimiento de la presente y futuras generaciones, relatar algunas "estampas" de la hoy mujer, madre y abuela, que desde niña rehusó utilizar cuadernos con la foto del Generalísimo en la portada.
Teresa, ante la escasez de mejores opciones, las garabateaba con lápices de colores o embadurnaba utilizando los materiales a su alcance. Qué escucharía en el hogar para no simpatizar con el Jefe. Con muy corta edad, ¿era consciente de la falta de libertad que sufrían los dominicanos?

Hija de J. Epifanio Espaillat y Margarita Hernández, nació en Ciudad Trujillo, hoy Santo Domingo. Decapitado el régimen Trujillista, ingresa a la Agrupación Política 14 de Junio (1J4); militante y dirigente desarrolla cuantas labores le fueron asignadas. En este período, Irma, tía paterna, le brindó gran apoyo.
En el gobierno presidido por el Prof. Juan Bosch, y como miembro del 1J4, viajó a Cuba integrada al grupo de la primera delegación de mujeres, compuesta por representantes del PSP, MPD y 1J4. La delegación asistiría a la celebración pública del décimo aniversario del asalto al Cuartel Moncada, con una masiva participaron de los sectores políticos, sociales, culturales y estudiantiles.
Clausurado el programa de actos, en esta oportunidad, Teresa retomaría los estudios, dado que inicialmente había hecho un curso de Filosofía y Economía Política en una de las Escuelas de Instrucción Revolucionaria. El golpe de Estado contra el Gobierno Constitucional fulminó sus planes, logrando entrar al país en marzo del 1965. A su llegada se refugió en la residencia de Doña Luz Cabrera, -siempre disponible para quienes precisaran ayuda y cobijo- en la que Norma Vásquez, una de sus hijas, la recibió como a muchos otros que allí se albergaron.
El 24 de abril, a pocos días de su regreso, estallan los acontecimientos de la histórica Guerra de Abril. De inmediato Teresa se integra al movimiento. Bajo las instrucciones de sus superiores, disciplinada y siempre dispuesta, ejecuta las disímiles tareas que le fueran asignadas.
En la zona tomada por las fuerzas constitucionalista, los acontecimientos de abril continuaban desarrollándose. Previo consentimiento del Gobierno Constitucional, el 14 de Junio (1J4) crea la Academia Militar “24 de Abril”, situada en el parque “Eugenio María de Hostos”, sector Gazcue, para la que Teresa es designada como Instructora. En ella instruía a hombres y mujeres de los distintos grupos políticos del país, unidos con el objetivo común de lograr restituir la Constitución del 1963.
Entre otras, la instrucción consistía en arme y desarme de las “cristóbal, thomson, m-1”; ejercicios saltando obstáculos previamente colocados en la calle; adherirse más que acostarse sobre el pavimento, colocando los pies en paralela al mismo, para proteger los pies, tobillos, etc.
Oportuno señalar que en muchos de los asaltos al campus de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, perpetrados por efectivos de la Policía Nacional, el entrenamiento en cuestión a muchos les salvó la vida. De triste recordación, la intromisión policial que cegó la existencia de Sagrario Ercira Díaz, quien quizás, buscando protegerse, en un descuido levantaría su cabecita y “¡los disparos al aire!” arrebataron su vida.
Al tiempo que los dominicanos se organizaban para lograr restablecer la Carta Magna del depuesto gobierno del Prof. Bosch, y Teresa enseñaba en la Academia, las fuerzas armadas norteamericanas operaban en las instalaciones e inmediaciones del hotel "El Embajador".
En alguna ocasión, a mi hermano Virgilio Eugenio, le escuché mencionar a Teresa, naturalmente que nada trascendente. Perseverantes y solidarios, compañeros de lucha, discretos en extremo, se confiaban uno que otro secreto. En tanto que ella le guardó siempre algunas de sus “andanzas políticas”, él jamás divulgó su relación amorosa con Carlos Amiama (RIP), con quien posteriormente contrajo matrimonio, procreando a Carolina, Claudia Teresa y Cristina Margarita.
Finalizada la guerra, nunca imaginé que trabajaríamos juntas en el segundo centro informático del país, tal cual resultó el Centro Electrónico de Cómputos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), dirigido por el Ing. Hamlet Hermann.
Transferida del Colegio Universitario (UASD), Teresa se integra a labores técnicas modernas para desempeñarse como Verificadora de Tarjetas. Por mi parte, Secretaria del Decanato de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura, con iguales responsabilidades administrativas, el traslado al referido Centro, me permitió compartir con ella gratos momentos y horas aciagas por los cercos policiales a la Institución.
Con miras a una mejor preparación profesional, Teresa ingresa a las aulas en horas de la tarde, graduándose como Lic. en Orientación Escolar y forma parte del primer grupo egresado de esta disciplina docente.
El período que trabajamos juntas me permitió conocer a esta Teresa de Abril, valiente luchadora y defensora de los derechos dominicanos, sin obviar su extraordinaria condición humana Jamás olvidaré las ciruelas que en repetidas ocasiones llevó a mi madre, Quisqueya, su fruta favorita, mientras una letal enfermedad le arrebataba la vida; tampoco el juego de finas jarras, ¡mi primer regalo de bodas! conservadas por lustros en la vitrina de mis padres.
A partir del 1983 es miembro del profesorado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. En la actualidad imparte docencia de Psicología Educativa, Orientación Profesional y Educación Comunitaria, en el Centro de Nagua, extensión de la UASD.
Para hablar de esta mujer, con igual estatura moral a una Tomasina Cabral o la Dra. Carmen Josefina Lora Iglesias, Piky, precisaría de múltiples legajos, ricos además por lo que en ellos escribiría. De momento, y en este Mayo, mes en el que colmamos de obsequios a nuestras madres, es propicio para agradecer a la amiga, compañera y hermana, Teresa, Tere o como nos guste nombrarla, las horas que robó a su vida para entregarlas a la nación Dominicana.
Teresa, como a tantas otras mujeres de Abril, gracias por estar ahí, en el momento que las circunstancias así lo demandaron. Gracias, Teresa Espaillat, la historia recogerá con laureles tu lucha sin desmayos por la libertad y la democracia de nuestra Patria Trinitaria.