La autonomía universitaria de la que disfruta la UASD ha de ser asumida de manera responsable y en correspondencia con el cumplimiento de la misión, la visión y los objetivos que se estipulan en el Estatuto Orgánico por el que se rige esa academia.
La autonomía universitaria otorga derechos y deberes. No está ahí para simplemente significar "los derechos de la UASD", sino que, a su vez, simboliza el tener que cumplir con deberes institucionales que les son inherentes a las entidades en una sociedad que se dice ser "organizada". Entre esos deberes están, el actuar con transparencia y de manera pertinente ante los reclamos de nuestra sociedad.
La UASD no debe, ni puede estar ajena a las necesidades del pueblo dominicano. De ahí que debe encaminarse a asumir deberes que se correspondan con un rediseño curricular que responda a los requerimientos inmediatos y futuros del pueblo dominicano y entrar en correspondencia con la Ley Orgánica de la Estrategia Nacional de Desarrollo de la República Dominicana 2030.
Para que la UASD establezca una relación armoniosa y de respeto mutuo con el gobierno, con el Estado y con la sociedad, tiene que, necesariamente redefinir su función, como universidad pública, estatal. Por lo que, al momento de planificar y elaborar sus proyectos de acción, a lo interno y lo externo de la academia, debe tener en cuenta esa ya citada Ley Orgánica de la Estrategia de Desarrollo Nacional, la cual, en su Artículo 23, en lo referente a sus Objetivos Específicos, numerales 2.1.1, plantea: "Implantar y garantizar un sistema educativo nacional de calidad, que capacite para el aprendizaje continuo a lo largo de la vida, propicie el desarrollo humano y un ejercicio progresivo de ciudadanía responsable, en el marco de valores morales y principios éticos consistentes con el desarrollo sostenible y la equidad de género". (p.18).
Es decir que abogamos por unas relaciones donde derechos y deberes se correspondan de ambas partes. Una relación que sea vinculantes con políticas sociales en beneficio de los sectores más paupérrimos de nuestro país.
En el marco de sus deberes, la UASD está en la obligación de trabajar junto al gobierno, y junto al Estado, en estrecho vínculo con la sociedad dominicana. Basta con que ambos sectores de poder pongan en práctica los planteamientos filosóficos que se desprenden de la Ley Orgánica de la Estrategia Nacional de Desarrollo de la República Dominicana 2030.
El tipo relación a la que me refiero entre la UASD, el gobierno y la sociedad, debe estar comprometida con "recuperar, promover y desarrollar los diferentes procesos y manifestaciones culturales que reafirman la identidad nacional, en un marco de participación, pluralidad, equidad de género y apertura al entorno regional y global", tal y como se sostiene en la referida Ley Orgánica, en sus Objetivos Generales, numerales 2.6.1 (p.26).
Es el tiempo justo de ya ir asumiendo esos deberes ante el país y ante el mundo, porque de postergarlos, no habrá fundamentos éticos para que ambos se reclamen responsabilidades. Ni la UASD podrá exigirle al gobierno un justo presupuesto para continuar su labor docente, de investigación y de extensión, ni el gobierno podrá exigirle a la UASD que cumpla con su misión estatutaria. Se trata, entonces, de un vínculo recíproco de compromisos y de respeto mutuo.
Los candidatos y candidatas que aspiran a dirigir a la UASD, si en verdad la aman y la respetan, deben integrar en sus discursos públicos y ocultos, el tipo de vínculo que mantendrá con el gobierno, con el Estado y con la sociedad, como una forma de transparentar su gestión universitaria y, desde ya, ir anunciando las necesarias reformas que amerita la UASD, para irla adecuando a estos tiempos, donde humanismo y tecnología han de ir de las manos en procura de la emancipación del sujeto. Esta es la hora precisa de transformar a la UASD, desde adentro, sin que pierda su razón de ser una institución académica, abierta, crítica y plural.