PEKÍN, China (EFE).- Las exportaciones de China, la segunda economía mundial, aumentaron un 48,9 por ciento en febrero con respecto al mismo mes del año pasado, aunque las importaciones descendieron un 19,7 por ciento, según los datos publicados este domingo por la Administración General de Aduanas.

Las exportaciones chinas, que en el segundo mes del año ascendieron a 1,04 billones de yuanes (169.110 millones de dólares, 153.000 millones de euros), cambiaron así la tendencia registrada en enero, cuando las ventas al exterior del país bajaron un 3,2 por ciento interanual.

En cambio, las importaciones de febrero, que sumaron 666.100 millones de yuanes (106.000 millones de dólares, 98.000 millones de euros) continuaron y aumentaron el tono descendente de enero, cuando las compras de otros mercados registraron un descenso interanual del 19,7 por ciento.

Debe tenerse en cuenta, en todo caso, que los indicadores macroeconómicos de China en enero y febrero suelen verse perturbados por las vacaciones del Año Nuevo chino, que unos años cae en el primer mes del año y otros en el segundo, por lo que las estadísticas iniciales de cada ejercicio pueden ser engañosas.

El primer ministro, Li Keqiang, fijó como meta para este año que el comercio exterior de China aumente alrededor del 6 por ciento interanual, un objetivo más modesto que el 7,5 por ciento que el jefe de Gobierno fijó para 2014 (y al que apenas se acercó, pues el crecimiento real de los intercambios fue del 3,4 por ciento).

El superávit comercial de China se disparó hasta los 385.000 millones de dólares (355.000 millones de euros) en 2014 como resultado de la debilidad de las importaciones, uno de los principales síntomas de desaceleración en la segunda economía mundial.

En el pasado ejercicio, el PIB de China creció un 7,4 por ciento, la peor tasa en casi un cuarto de siglo, aunque este año Pekín vaticina que la cifra será aún menor, de en torno al 7 por ciento, según los objetivos fijados por el primer ministro Li el pasado jueves.

El régimen comunista asegura que la desaceleración de sus indicadores económicos es un proceso natural tras décadas de desarrollo a un ritmo muy elevado, al tiempo que cambia el modelo socioeconómico del gigante asiático.

Según los líderes chinos, se trata de una "nueva normalidad", expresión que han acuñado para intentar calmar a los mercados y que desde el año pasado es repetida hasta la saciedad en discursos y foros nacionales o internacionales.