Las incongruencias de la Ley Orgánica de Educación 66-97 y las del Diseño Curricular preliminar 2013 para el nivel primario, son el resultado de la integración de las áreas de las ciencias naturales y sociales con la enseñanza religiosa, en nuestro caso, los dogmas y preceptos católicos romanos.  La disonancia cognitiva resultará necesariamente en confusión en estudiantes y docentes y obstaculizará el salto cualitativo que el sistema de educación pública necesita.

El diseño curricular no solo carece de validez interna, también carece de validez externa por violar la Constitución Dominicana, fundamentada en la separación de la Iglesia y el Estado, y en derechos humanos declarados por la ONU, de la cual la República es signataria.  Por esa razón, sustituir la teoría de la evolución de las especies con la enseñanza del creacionismo bíblico en las escuelas públicas, es inconstitucional.  En los Estados Unidos, los que han pretendido enseñar creacionismo en las escuelas públicas, han perdido sus querellas en las cortes de justicia.

El documento curricular fue elaborado por alrededor de 300 directores generales de escuelas y de áreas;  y por coordinadores, consultores, asistentes, y especialistas de la Educación.  Pero la validez de un documento no se mide por el número de personas que lo elaboran o que lo apoyan.  No se mide por votos, y de probarse su invalidez, debe de ser rechazado y revisado.    A continuación analizamos las incongruencias más significativas del citado documento:

Primero, confusión causada por la enseñanza de dos éticas con fundamentos contradictorios.   El diseño curricular define como la principal función de la Educación primaria “garantizar el desarrollo cognoscitivo, afectivo, social, espiritual y físico de los niños y niñas que egresan del Nivel Inicial”.  El perfil de la persona docente no incluye la definición del término “espiritual”. Pero el mismo se utiliza en el documento como indicador de logro de la enseñanza de la doctrina católica romana, explícita en la competencia no. 7 del currículo, denominada Crecimiento Personal y Espiritual.  Ésta corresponde al Área de Formación Humana y Religiosa, cuyos docentes son aprobados por los obispos católicos diocesanos y el texto por el Episcopado Dominicano.  El MINERD solo aporta los sueldos de docentes, de técnicos de distritos y regionales, y el costo del texto.

La enseñanza de religión en las escuelas no es objetable cuando se insertan en las Ciencias Sociales como parte importante en la conformación de la diversidad cultural de los pueblos, no como precepto para normar comportamientos.  Lo que sí es objetable es enseñarla como verdad absoluta y exigir su adherencia en la conformación de personas “espirituales” en las escuelas públicas, donde las normas deben dirigirse a toda la ciudadanía.  Si solamente se aplicara a los hijos de familias católicas—que no es el caso dominicano por la integración transversal de la religión a las demás áreas—ésta práctica todavía es objetable: viola el derecho a la libertad de conciencia de niños y niñas,reduce horas lectivas para otras asignaturas, y segrega el estudiantado en función de las creencias de sus familias.

El Diseño Curricular incluye la Competencia Ética y Ciudadana, fundamentada en el reconocimiento universal de la igualdad y la libertad como derechos humanos, y en los valores reconocidos en la Constitución Dominicana.  Pero mientras a la enseñanza religiosa se le asigna el 8% del tiempo escolar, la Competencia Ética y Ciudadana, se enseña dentro de las Ciencias Sociales.  Ambas competencias persiguen normar comportamientos desde paradigmas supuestamente diferenciados.  Pero los preceptos católicos intervienen en la esfera pública con la intención de criminalizar los “pecados” y aplicar las condenas legales a toda la población.

Las contradicciones entre la ética secular y la religiosa son obvias.  La ética secular no se fundamenta en ofensas a una divinidad sino en deberes y derechos humanos y mide las consecuencias de acciones dañinas a terceros y el sufrimiento que causan, para criminalizarlos y castigarlos.  En cambio la ética religiosa se fundamenta en la Autoridad para representar divinidades ofendidas cuando no se honran adecuadamente o se desobedecen sus mandamientos; los cuales difieren según la denominación que los emite.

Por ejemplo, la violación del Vaticano a derechos fundamentales se evidenció el pasado 5 de febrero cuando Naciones Unidas acusó al Vaticano de décadas de abusos sexuales a menores que estaban bajo su guía y cuidado.  Exigió la remoción inmediata de todos los religiosos conocidos o sospechosos para entregarlos a las autoridades civiles;  condenó la imposición de un "código de silencio" sobre los religiosos para que no denunciaran los abusos y el traslado de los curas abusadores "en un intento por cubrir ese tipo de delitos"; y demandó la entrega de los archivos de la Iglesia sobre abusos a decenas de miles de niños para que los abusadores sospechosos y los encubridores de los crímenes respondieran a la Justicia.  El Vaticano consideró injustas las acusaciones y no entregó los archivos.

Segundo, discriminación de docentes que no son católicos confesos.   La “espiritualidad” es un requisito explícito en el perfil del docente de primaria en el documento del Diseño Curricular.  La espiritualidad católica no es definida en el perfil, pero como viéramos anteriormente, se refiere a la de un católico práctico. El uso del término “espiritual” es una forma de esconder la segregación en la selección de un empleado público. En caso que se conteste, puede dársele un significado más amplio.

Tercero, obstáculo a una educación sexual científica y fundamentada en la igualdad de género y derechos sexuales y reproductivos de la mujer. La Competencia Desarrollo Personal y Espiritual del currículo obstaculiza la implementación de un programa de educación sexual científico, igualitario, y apropiado a la edad y ciclos de desarrollo físico y sexual de los estudiantes.  Esto así porque la estructura de poder eclesial discrimina a la mujer y le asigna un rol de madre y reproductora durante su vida fértil.  La doctrina católica restringe el placer sexual a la procreación y prohíbe métodos anticonceptivos dentro y fuera del matrimonio; además,  prohíbe el  aborto bajo todas circunstancias desde la concepción.  Su efecto es el de disminuir en las niñas sus aspiraciones de estudiar y ejercer una profesión; lo cual obstaculiza el cumplimiento del “plan divino” de ser madre de familia, esposa obediente y dependiente del hombre, y gallina ponedora para llenar los bancos de las iglesias católicas del mundo.

Cuarto, enseñanza del creacionismo bíblico en la clase de Religión y omisión de la teoría de la evolución en la de Ciencias Naturales.  Me limito en éste acápite a los tres primeros grados de la primaria, los únicos planificados según grado, área, competencia, contenidos, e indicadores de logro en el documento del Diseño Curricular 2013. En estos niveles, y podemos esperar que es semejante para toda la Primaria y Secundaria— dado que el Área de Formación Integral Humana y Religiosa se enseña en los 8 grados de Primaria y los 4 grados de Secundaria—el problema de la disonancia cognitiva se ha resuelto a favor de las creencias y en perjuicio del conocimiento.

En el Área de Ciencias Naturales, como puede ser observado en los indicadores de logros, según grados, áreas, competencias y contenidos, los humanos son clasificados fuera de la vida animal, las competencias no buscan explicar los cambios de adaptación al ambiente cambiante, ni la diversidad entre los individuos de una especie que les ofrece a unos, y no a otros, posibilidades de supervivencia y reproducción.  Nada se explica que pueda ser relacionado con la selección natural y la evolución de las especies.  La palabra evolución es omitida y están redactados  como si la teoría de la evolución, el fundamento de las ciencias biológicas, no existiese.

Conclusión. El Diseño Curricular 2013 necesita ser revisado para sacar la enseñanza religiosa de las escuelas públicas.  El mismo interfiere con el aprendizaje de las ciencias y de la competencia ética ciudadana.  El paradigma epistemológico de la humanidad en el siglo XXI no puede ser alterado integrando el paradigma de épocas antiguas y medievales que gobiernos dictatoriales y corruptos apropian para lograr por intermediación del poder religioso la legitimación que no logran por sus propios medios.