Existen muchas razones por las cuales la República Dominicana no ha logrado renovar sus liderazgos políticos. Más allá de la ventaja electoral que conserva el candidato oficialista por su propia condición, la oposición ha sido víctima de un terreno político desnivelado. En medio de nuestros procesos electorales, los candidatos y los partidos carecen de igual acceso a medios de comunicación, recursos monetarios e instituciones del Estado.

El terreno desnivelado es una forma dañina de preservación de poder; esta práctica constituye una forma de política no-democrática. Así lo plantean Levitsky y Way (2010), quienes además sustentan que el terreno desnivelado le sirve al oficialista para evitar tener que cometer abusos que sacrifiquen su imagen en el ámbito internacional.

En un artículo previo (El supuesto de la democracia) cité a Przeworski (1991) quien definía la democratización como “la institucionalización de la incertidumbre.” Dice el autor que existen reglas sobre el proceso electoral, pero el resultado de este jamás puede estar predeterminado. El terreno desnivelado sirve precisamente para eliminar dicha incertidumbre y aumentar las probabilidades de que la oposición salga derrotada.

¿Qué tanto aumentan las probabilidades? Refiriéndose específicamente al control político de los medios de comunicación en Brasil, Boas (2013) estudia la relación que existe entre candidatos dueños de medios de comunicación y sus posibilidades de salir airosos en una contienda electoral vis–à–vis aquellos que no tienen ingerencia en los medios. La investigación afirma que la relación con medios de comunicación brinda al político brasileño 12.2% del voto válido.

Sería interesante replicar el estudio de Boas en la República Dominicana. No me sorprendería ver un resultado parecido e incluso más provocador en favor del partido oficialista. En un país donde sobra pobreza, y no sólo económica, sino de alma y espíritu, una gran parte de la prensa sirve para generar desesperanza en torno a la política y su participación en la solución de los problemas nacionales. Sirve además para desarticular a todo lo que pueda llamarse o parecerse a una oposición política.

Si bien algunos medios de comunicación pueden recibir pagos directos del gobierno dominicano, el control de los medios también se hace efectivo mediante pagos indirectos. La contratación de anuncios y peñas a cambio de alianzas electorales y el encubrimiento de actos ilícitos se ha vuelto práctica insigna del gobierno del PLD. De esta forma, el partido suele utilizar los presupuestos ministeriales para garantizar la lealtad electoral y el apoyo de los medios en el encubrimiento de ilegalidades. Por ejemplo, ¿quién puede justificar la suma de anuncios contratados por el Banco Central que no requiere regularmente de publicidad para sus funciones? Si bien hay ministerios cuya naturaleza les requiere hacer uso frecuente de los medios, como es el caso de Turismo, hay otros que violentan sus propósitos e incurren en la compra de conciencias y voluntades.

En aras de ilustrar el peligro de un gobierno dueño o capaz de sobornar a los medios de comunicación, presento ejemplos concretos del manejo de la prensa dominicana.

Recién electo el Presidente Medina, se desató una ola de reacciones por la imposición de una reforma fiscal que nos ha costado mucho como nación. Más importante aún, una gran parte de la culpa de esa reforma fue el propio costo electoral del entonces candidato peledeísta. ¿Recuerdan como  figuraron las protestas en la prensa dominicana? No figurarondurante mucho tiempo. La reforma fiscal simplemente dejó de tener “pegada mediática” pocos días después de las protestas.

¿Conservan recuerdos de la noticia del plagio de la “tesis” universitaria del actual Presidente de la República? Una gran parte de la prensa dominicana se mantuvo silente frente al vergonzoso acto de nuestro entonces “Ingeniero Químico.” Este tipo de acusación debe comprobarse o desmentirse y debería ser la prensa que asegure con su presión mediática que esto no pase al olvido. Hoy, son los primeros en “olvidarse” de esos casos.

A pesar de lo lamentable del caso, quizás el mejor ejemplo del uso de los medios para legitimación y conservación de poder es aquel que ha dado fuerza a los sectores ultranacionalistas a raíz de la sentencia 0168/13 del Tribunal Constitucional. Los argumentos débiles de supuestos ataques a la soberanía nacional y la capacidad de las autoridades dominicanas de disponer de las vidas de sus aparentes súbditos, son alimentados precisamente por nuestros medios de comunicación.

En días recientes, el ex-Presidente Fernández, al pronunciarse ante las reacciones provocadas por la sentencia dijo lo siguiente: “Hay una falla de comunicación en el tema. Esa falla de comunicación ha sido aprovechada en forma negativa para la RD.”

Ahora pregunto, ¿acaso puede haber un problema de comunicación cuando una gran parte de los periodistas y comunicadores están “controlados” por el propio gobierno dominicano?

Para poder dar pasos firmes hacia delante, no basta con reconocer la actual crisis política… tenemos que entenderla. Los medios desafían nuestra capacidad de entendimiento. El tema del terreno desigual y el manejo de los medios de comunicación deben preocuparnos a todos, pues de ellos depende el posible impacto de un alternativa política frente a un próximo certamen electoral. El Estado debe servir para fortalecer la capacidad de los partidos políticos, así como para garantizar un terreno político competitivo y nivelado, no para mantener a una organización política en el poder.

Si esta crítica es posible, es porque aun existen algunos medios de comunicación dispuestos a asumir la responsabilidad de mantener su independencia y cuando es necesario, sumarse a la oposición.

Twitter: @sbonillabogaert