NEBRASKA, Estados Unidos.- Erin Kurvers, columnista del Diario de Creighton University, Omaha, Nebraska, propuso a Estados Unidos un modelo más creativo para ayudar a Haití, de modo que no se produzca una migración tan grande hacia República Dominicana o hacia el propio Estados Unidos.
En un artículo publicado en el semanario de la Universidad, Kurvers analiza las relaciones entre la República Dominicana y Haití y la necesidad de que la gran potencia que es Estados Unidos aporte más al desarrollo de Haití, tomando en cuenta que es la nación más pobre del hemisferio Occidental y que se encuentra apenas a una hora y media en avión del territorio de los Estados Unidos.
El columnista se interesa también por el caso del nacional haitiano Jonny Rivas, preso en Montecristi por un crimen que no cometió, y que se atribuye su sometimiento judicial a una clara inclinación de la justicia dominicana contra los haitianos. Sostiene que otros casos iguales podrían surgir.
Lea el artículo completo:
Columnista explora el problema de los derechos humanos de los haitianos
Creightonian.com*
Por Erin Kurvers
Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, está una simple hora y media en avión de distancia de los Estados Unidos, uno de los países más ricos del mundo.
Sin embargo, rara vez damos importancia a las luchas que millones de haitianos enfrentan a diario. La República Dominicana, por su parte, no podría ignorar la situación de Haití, incluso si lo intentara. Limita con Haití, y la migración hacia la República Dominicana se ve con frecuencia como una de las pocas oportunidades de supervivencia para muchos haitianos desesperados.
Haití suele considerarse una carga para su vecino del este. Inmigrantes haitianos constituyen una gran parte de la fuerza de trabajo manual de República Dominicana, pero el rechazo de los dominicanos de la población haitiana es fuerte. Se ha estado desarrollando una campaña reciente para enviar estos inmigrantes de regreso a su país de origen, donde su situación es peor aun.
La sentencia del Tribunal Constitucional dominicano 0168-13 representa el más reciente intento para obligar a la población haitiana a salir de República Dominicana. Esta sentencia despoja a los descendientes de haitianos indocumentados que nacieron en la República Dominicana de su ciudadanía actual y es retroactivo hasta el año 1929
Si bien República Dominicana tiene el derecho de impedir que los haitianos crucen la frontera y de devolver a los inmigrantes ilegales, el problema con esta nueva sentencia es que el aspecto de la retroactividad deja a muchas personas sin patria, una grave violación de los derechos humanos. Los actuales ciudadanos dominicanos que serían enviados de vuelta a Haití como resultado de este cambio constitucional no serían ni ciudadanos dominicanos ni ciudadanos haitianos.
La nueva sentencia que pide la deportación de los dominicanos de ascendencia haitiana es una violación atroz de los derechos humanos, pero igualmente terrible es el tratamiento que los actuales trabajadores migrantes reciben mientras trabajan en la República Dominicana.
La migración de haitianos a República Dominicana se ha estado produciendo durante siglos, y acompañando a esta tendencia, ha habido años de maltrato, discriminación y explotación de los inmigrantes haitianos.
Los inmigrantes haitianos en la República Dominicana son víctimas a de miembros de la patrulla fronteriza corruptos, de trabajos peligrosos por largas horas y paga inadecuada, y una fuerte oposición cuando tratan de hablar a favor de sus derechos.
Johnny, un trabajador inmigrante haitiano en República Dominicana, en la actualidad se encuentra encarcelado por un crimen que no cometió. Él era un líder comunitario que luchó por el trato justo de su comunidad haitiana en la República Dominicana que padecía una grave explotación, condiciones de vida despreciables y discriminación. Como resultado de sus acciones, fue acusado injustamente de asesinato, y encarcelado, sin posibilidad de defenderse. Sus desesperados amigos y familiares están ahora a la espera de su liberación, que pudiera no llegar nunca. Mientras tanto, no están seguros de cómo continuar la lucha de Johnny para ayudar a mejorar sus vidas y reducir la carga que enfrentan.
Esta historia es muy común en la frontera dominico-haitiana, especialmente en los últimos años en que las políticas de inmigración de haitianos han pasado al primer plano de la agenda política de la República Dominicana.
Estados Unidos también desempeña un papel en este problema. La República Dominicana y Haití son nuestros vecinos, y debemos estar conscientes y horrorizados por las dificultades que su relación tensa está teniendo en personas como Johnny.
Tenemos que presionar a la República Dominicana para que reconsidere su ley retroactiva. Además, Estados Unidos tiene que tomar la iniciativa para ayudar a Haití para que sus ciudadanos no tengan que depender del trabajo migrante en la República Dominicana para sobrevivir. El método actual de donar dinero no resulta productivo. Por lo tanto, tenemos que ser creativos en nuestro enfoque de la solución de este problema, por ejemplo, ofreciendo oportunidades educativas a los haitianos deseosos de aprender.
Si todos estamos conscientes de esta situación y buscamos activamente una solución, hay esperanza de que las violaciones de los derechos humanos puedan disminuir.
*Diario de Creighton University, Omaha, Neb.
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