Presidencia de la Cámara de Diputados
Octubre 2, 2012

Honorable Señor Presidente de la Cámara de Diputados Abel Martínez Durán

Honorables Diputados y Diputadas:

Me dirijo a ustedes en calidad  de ciudadana de la República para que conozcan algunos de los argumentos contrarios al proyecto de Ley presentado por el Diputado Pedro Tomás Botello Solimán – PRSC, mediante el cual se declara la santa Biblia como libro nacional de la República Dominicana, bajo la Iniciativa Número: 03327-2010-2016-CD.

Mi solicitad de desestimar el proyecto de declarar la Biblia  como libro nacional se fundamenta en las consideraciones siguientes:

Primero, la selección de la Biblia como libro nacional es inconstitucional.

Desde la revisión de la Constitución el 13 de junio de 1924, el artículo sobre la oficialidad de la Religión Católica fue omitido. En su Art. 6to, la nueva Constitución consagró la libertad de conciencia y de cultos como inherentes a la personalidad humana.  De aquí que el Estado Dominicano, a partir de 1924, dejó de ser confesional para convertirse en laico.

Segundo, el libro nacional de todos los dominicanos es la Constitución de la República y sus Leyes.

Cualquier otro libro queda anulado de antemano, como especifica el artículo 6to, de la Constitución: “Todas las personas y los órganos que ejercen potestades públicas están sujetos a la Constitución, norma suprema y fundamento del ordenamiento jurídico del Estado. Son nulos de pleno derecho toda ley, decreto, resolución, reglamento o acto contrarios a esta Constitución”.

Tercero, el estado laico es neutral ante las religiones.

El estado no puede favorecer a una mayoría religiosa, porque discriminaría contra las minorías de otras religiones o contra los que no tienen creencias religiosas. La Constitución ordena la protección de los derechos humanos y prohíbe la discriminación por motivos religiosos.

Cuarto, el estado no puede imponer creencias a la población.

La Constitución de la República garantiza la libertad de conciencia y de cultos.  No puede imponer creencias Bíblicas ni de ningún tipo a nadie.  Las religiones son derechos de las personas que las asumen, pero el estado no puede convertirlas en obligaciones de ciudadanos y ciudadanas que no las comparten.

Quinto, un Estado social, democrático y de Derechos como el Dominicano, se rige por acuerdos humanamente debatibles y revocables, fundamentado en consideraciones de respeto a los derechos humanos inherentes a cada persona de la población.  Ustedes fueron elegidos para protegerlos, no para violarlos.  Toda legislación fundamentada en creencias de carácter absolutista, atemporal, incuestionable, y no debatible pertenece en los templos religiosos, no en el palacio nacional.

 

Algunas palabras de precaución para legisladores/as piadosos

Primero, el Evangelio no aconseja la alianza del Estado y la Iglesia, sino su separación.

Recordemos las palabras de Jesús, “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.  Recordemos que el espacio del César es el espacio público en que se mueven todas las dominicanas y dominicanos.  Este es el espacio que juraron  proteger y servir.  Y para ello, solamente tienen que cumplir las decencias comunes que espero hayan aprendido en sus hogares. Solamente cumpliendo su deber como legisladores darán a Dios, lo que es de Dios.

No legislar persiguiendo intereses propios o de particulares; legislar para el bien común del pueblo.

No robar.  Lo hacen al cobrar pagos adicionales por el cumplimiento del deber.  Lo hacen al  legislar para usufructuar privilegios como son las exoneraciones de carros, las tarjetas de crédito, o el uso de influencias para entregar contratos que beneficien a familiares, o convierten los partidos políticos en corporaciones. Y lo hacen cuando usan su tiempo, su posición, su influencia, y los aparatos del estado para enriquecerse.

No pasar proyectos sin leerlos, siguiendo órdenes de su partido o dejándose apabullar por el Presidente de la Cámara.  Fueron elegidos para que siguieran sus conciencias y los intereses del pueblo, sin excepciones.

Actuar con total transparencia, y cumplir su deber como si se tratara de su propio negocio.

Pasar una legislación que prohíba usufructuar aumentos de sueldos u otros beneficios durante el periodo en el poder del grupo electo. Deben ser efectivas exclusivamente para legisladores nuevos.

Participar en la austeridad necesaria para pagar el déficit actual.  No es posible sacrificar más al pueblo para pagar una deuda de dinero que no aprobó ni consumió.  Comiencen por bajarse los sueldos; eliminar botellas, botellones, vice-cónsules, consulados innecesarios, y todo el personal parasitario de las embajadas y consulados y de los diferentes departamentos del Estado.  De igual manera eliminar los más de 2000 periodistas usufructuando sueldos y pensiones que violentan la ética del periodismo.

Descontinuar la práctica de dividir el territorio nacional creando municipios y distritos ineficientes para pagar sueldos a la partidocracia.

Anular el Concordato Trujillista de 1954.

Es necesario sacar del presupuesto nacional el financiamiento a la Iglesia Católica y los donativos a la iglesia Evangélica. El uso de bienes y dinero público para traspasar riqueza inmobiliaria a la Iglesia Católica Romana es inconstitucional.  El aumento en espiral de sus diócesis y número de parroquias y comisiones, así como la importación descomunal de religiosos gracias al financiamiento estatal es inconstitucional. El pago a la Iglesia para que enseñen su credo en las escuelas públicas es inconstitucional.  Y financiar una doble burocracia, la estatal y la Católica Romana, en momentos de una crisis financiera internacional que afectará el turismo, y en momentos en que la mitad de la población joven carece de escuelas, es inmoral.

Los religiosos son aprobados y designados por otro estado soberano, el del Vaticano. Enseñan un credo particular, el cual selecciona los derechos humanos que les conviene mientras predican la homofobia y la discriminación de la mujer.  Ninguna de esas personas ha sido elegida por el pueblo, la fuente de todo poder político.  Los dominicanos y dominicanas que quieran servicios religiosos deben pagarlos de sus bolsillos y no pasarle la cuenta a personas de otras religiones y a personas que siguen sus conciencias pero no siguen ninguna religión organizada.  El Estado no puede quitarle el alimento a los pobres y dejar de invertir en la producción, en Educación y Salud  para financiar una burocracia religiosa.  Es hora de anular el Concordato que Trujillo le impuso al pueblo en 1954, con carácter retroactivo a 1930.

Si cumpliesen sus deberes definidos por la Constitución, complacerán más a su Dios, que ofreciendo Te Deums, reconstruyendo catedrales, financiando parroquias, obligando a las escuelas públicas a enseñar religión y condecorando la Biblia.  Con esto contribuyen a la idolatría estatal, no a la práctica del único mandato que importa, el amor que debemos traducir en libertad, igualdad, solidaridad, y felicidad.

Segundo, recordemos que los que han propugnado por teocracias o por estados confesionales, no lo han hecho siguiendo el Evangelio.

Lo han hecho por el poder.  Los gobernantes buscan manipular las creencias de la gente para legitimar el status quo y las jerarquías religiosas buscan también el poder económico y político que les permite reinar sin preocupaciones financieras por el resto de sus vidas, y de paso, enriquecer sus familias, pues los sacerdotes diocesanos no hacen voto de pobreza.  Recuerden que las religiones de estados, son idolatrías estatales, y que fueron precisamente los sacerdotes estatales los que Jesús criticó.

Tercero, recordemos todos los genocidios, guerras, persecuciones, y torturas que la humanidad ha sufrido cuando el César y Dios se sientan en la misma silla.

Recordemos la Era de Trujillo, una era de terrorismo estatal bendecido desde los altares.  Recordemos también la historia de la Cristiandad y la Conquista de nuestros pueblos con la cruz y la espada; o el inicio de la Edad Media, con la convocatoria de Nicea del Emperador Constantino para declarar el Cristianismo la religión de su Imperio.  Pero además, recordemos que la función Imperial romanizó al Cristianismo, con sus rituales pomposos, sus mitras y sus vestimentas remachadas en oro y sus suntuosas catedrales.  Esta alianza llevó a la Iglesia a las Cruzadas, las Guerras Santas, la Inquisición, la quema de mujeres acusadas de brujas, y a la Conquista, esclavitud, muerte y opresión de los pueblos conquistados por las Monarquías Católicas de España y Portugal que apoyaron sus Conquistas en la dominación ideológica de la Iglesia Imperial.

Cuarto, recuerden que no pueden adoptar la Biblia sin leerla entera, desde el principio hasta el final.

La Biblia tiene muchas versiones y traducciones. No todos los libros son aceptables para las más de 30,000 denominaciones cristianas que se han dividido porque no se ponen de acuerdo de cómo  interpretarla.

De adoptar la Biblia, es necesario que escudriñen bien cuales libros de los 72 que contiene la Biblia Católica piensan escoger. Algunos contienen las legislaciones adoptadas por la teocracia judía, que no distinguía entre autoridades religiosas y civiles. Entre ellas se encuentran la Ley del Talión; el mandato a apedrear en las calles a mujeres acusadas de adulterio; el genocidio de los pueblos de poblaciones que habitaban la Tierra Prometida, con la excepción de niñas vírgenes que podían ser usadas como esclavas sexuales; el derecho a tener esclavos; y el derecho de los padres de  matar a niños irrespetuosos, o de matar a sus esposa o cualquier persona que lo incitase a adorar a otro Dios que no fuese Yavé.

NOTA FINAL: Si el lector o lectora está de acuerdo con la Constitución y desea desestimar la Iniciativa Número: 03327-2010-2016-CD, debe de firmar el documento que será presentado a la Cámara de Diputados y que puede leer en este periódico:

http://www.acento.com.do/index.php/news/22037/56/La-Biblia-como-libro-nacional-dominicano-una-propuesta-anticonstitucional.html

Para firmar el documento, debe  escribir el nombre que aparece en su cédula, junto al número de la cédula, y enviarlo  a esta dirección:  rdlaica@gmail.com