PANAMA, República de Panamá.- La Unidad de Investigación del diario panameño La Prensa publicó este miércoles un amplio reportaje sobre las andanzas del empresario Rogelio Oruña, vinculado a José Ramón Brea en la empresa IBT en Panamá y en la República Dominicana.

IBT es la matriz de las sociedades del empresario dominicano José Ramón Brea, quien tiene múltiples negocios con el Estado Dominicano y con el Estado Panameño, como suplidor especialmente de equipos hospitalarios y construcciones. José Ramón Brea es socio de Mícalo Bermúdez y a la vez participó como socio con Félix Bautista, Carlos Ozoria y Mícalo Bermúdez en el consorcio ROFI-MAR-OZORIA-CCE.

CCE es la empresa de José Ramón Brea, cuyas siglas significan Constructor, Consulting and Engineering. Brea en la práctica ha trasladado su centro de operaciones a Panamá en donde ha obtenido construcciones y otros negocios, y para introducirse en Panamá utilizó las conexiones que ya tenía Rogelio Oruña.

Oruña fue el gerente general de ENADE, en la República Dominicana, un proyecto rechazado ampliamente por la sociedad, debido a que lesionaba los intereses del Estado y entregaba la administración de Bienes Nacionales a esa empresa privada. Brea ha dicho en Panamá que ese contrato está vigente y que reclamará su vigencia al Estado Dominicano.

Las empresas subsidiarias de IBT Group son las siguientes:

Internationaol Business and Trade LLC

Cala Distribution, LLC (IBT Global Logistics

Carimex, LLC

Constructor, Consulting and Engineering LLC

IBT Group, Panamá

IBT Med, LLC

IBT Health, LLC

Sanford Surety Insurance co.Ltd.

IBT Developments, LLC

Inversiones Oman, S.A.

IBT Trading, S.A.

Pemglobal Comercial Exploradora e Importadora, S.A.

Constructor, Consulting and Engineering, C. por A.

Constructor, Consulting and Engineering (Panamá) S.A.Brea, de último, con Rogelio Oruña, en el centro.

 

A continuación, presentamos un fragmento de uno de los trabajos de investigación publicado este miércoles por el diario La Prensa, el principal rotativo de Panamá. Esta publicación se hace con autorización de La Prensa.

Los vínculos de negocios y la negada amistad de Rogelio Oruña y los hijos del Presidente

Unidad de investigación
investigacion@prensa.com

El nombre de Rogelio Oruña, un empresario de origen estadounidense que representa en Panamá a la empresa IBT, ha salido a relucir en varios de los correos electrónicos de Valter Lavítola y de Mauro Velocci.

¿Quién es Rogelio Oruña? Según Mauro Velocci, uno de los protagonistas del escándalo de supuestos pagos de sobornos a funcionarios panameños, Oruña es una “persona cercana a Lavítola y al Presidente de la república de Panamá”.

Velocci –de hecho– aseguró a los fiscales italianos que una empresa de Oruña –Devor Diagnostic– habría sido utilizada para “la transferencia de dinero [por un alto ejecutivo de Finmeccanica] al Presidente de Panamá y a otros políticos de Panamá”, algo que el empresario negó esta semana al diario Panamá América.

Oruña, el pasado 6 de febrero, en entrevista con este diario en las oficinas de IBT, se describió a sí mismo como “el presidente…, el responsable de todo lo que pase en IBT en Panamá”, aunque él, formalmente, no está en la directiva de la empresa.

Las actividades de Oruña en el campo de los contratos de IBT con el Gobierno eran conocidas, incluso, por Lavítola, quien se refiere a una licitación de hospitales en la que participaba IBT. Eso, de acuerdo con un correo electrónico de Lavítola dirigido a Oruña y que reposa en el expediente de la Fiscalía de Nápoles.

Diversas fuentes –además de Velocci– han asegurado que Oruña guarda cercanía también con los hijos del presidente, Ricardo Martinelli. Esa relación, que incluye al presidente Martinelli, habría hecho que muchas puertas se hubiesen abierto en el Gobierno.

Este diario preguntó en febrero a Oruña si conocía a los hijos del Presidente, y su respuesta fue que sí. A Luis Enrique Quique Martinelli, por ejemplo, dice conocerlo porque ha coincidido con él en actividades en las que ha estado con su madre –la Primera Dama– quien, a su vez, es amiga de una cuñada de Oruña pues, según el empresario, compartieron estudios en el colegio María Inmaculada.

“A él lo he conocido en actividades sociales. Ella [la Primera Dama] y mi cuñada mantienen una relación… pertenecen a algo de la Cruz de María o algo así, y por eso es que he compartido con él”, afirmó Oruña.

En cuanto al hijo mayor, Ricardo Martinelli Linares, “lo conocí en un evento de la Universidad de Georgetown que nosotros [IBT] oficiamos en el hotel Bristol. En ese evento lo conocí”, aseguró Oruña. Dicho encuentro se llevó a cabo el 13 de mayo de 2010.

EL PENTHOUSE

Pero, tres semanas antes de esta reunión en el hotel Bristol –exactamente el 23 de abril de 2010–, se llevó a cabo una reunión extraordinaria de accionistas de la sociedad Martiuska, S.A., que presidían entonces Luis Enrique Martinelli Linares y Ricardo Martinelli Linares, este último en calidad de secretario.

La razón de la asamblea era la sustitución de ellos como dignatarios de la sociedad. Sus reemplazos serían nada menos que Rogelio Oruña y su esposa, Graciela de Ycaza.

¿Por qué los esposos Oruña reemplazarían a los hermanos Martinelli en esta sociedad, cuando ni siquiera se conocían o, más bien, cuando uno de ellos lo conocería tres semanas después?

Martiuska, S.A. posee una finca en el PH Ocean Park torre 1, en San Francisco. Se trata de un penthouse de 691 metros cuadrados cuyo valor, según el Registro Público, es de 261 mil 383 dólares. Esta finca es la garante de un préstamo que solicitó la esposa de Oruña al Mercantil Bank (Panamá), S.A., de 700 mil dólares, dinero que cedió “irrevocablemente” a la sociedad Richeliu Investment Company Inc., “de conformidad con lo establecido en la carta promesa irrevocable de pago emitida por el Banco, fechada el 29 de marzo de 2010”.

Es decir, desde marzo de 2010 –siete semanas antes del encuentro con Ricardo Martinelli Linares– ya se había tramitado la venta del apartamento de los Martinelli a los Oruña.

Richeliu Investment –que recibió los 700 mil dólares– la preside el gobernante, Ricardo Martinelli Berrocal, y tiene como tesorero a sus hijos.

Según Oruña, se interesó en este apartamento porque ahí en ese condominio “vive mi cuñada, con quien tenemos una excelente relación, y ella me dijo que el penthouse está disponible para la venta y me dijo: ´múdate aquí´, porque ahí ella cuidaba a mi hija… Eso fue hace dos años”.

Interrogado sobre si alguna vez ha compartido con los hijos del Presidente, Oruña lo negó. “…Nunca he estado con estos jóvenes empresarios hijos del señor Presidente, nunca he compartido con ellos, no tengo ningún tipo de relación con ellos comercial de nada. Les pueden decir misa, pero nunca he estado con ellos en ningún lado”.

SUDÁFRICA 2010

En julio de 2010 corrían las últimas fechas del mundial de fútbol. El domingo 11 de julio se jugaba la final en Johannesburgo, Sudáfrica. Dos aviones privados, uno perteneciente a un empresario local y otro fletado (un Bombardier Global Express, con matrícula EC-KFS) habían partido desde Howard el viernes 9 de julio rumbo a la capital sudafricana. Sus pasajeros eran de los pocos panameños que viajaban a África a ver el espectáculo.

Cinco semanas antes de este viaje –el 30 de mayo de 2010–, IBT había presentado su oferta al Ministerio de Salud para la licitación de cinco hospitales en igual número de provincias. Cuatro de estos hospitales le fueron adjudicados a IBT el 26 de julio de 2010, tras el reclamo de una de las compañías que perdió. El monto adjudicado a esta empresa fue de 237 millones de dólares.La entonces embajadora Dominicana en Panamá, Fior Pichardo, estuvo entre los invitados al lanzamiento de IBT en Panamá, el 15 de marzo del 2010

Dos días antes de emprender el viaje, el diario Panamá América reportó quejas del presidente de la Cámara Panameña de la Construcción (Capac), Jaime Jované, quien advirtió de que existía una “política de exclusión de las empresas nacionales” en los pliegos de condiciones de las grandes obras que adjudica el Gobierno.

También, un mes antes de este viaje a Sudáfrica, una filial de IBT se había adjudicado otra licitación por 31.6 millones de dólares para la producción y el suministro de hormigón asfáltico certificado, convocado por el Ministerio de Obras Públicas.

Pero lo que más ocupaba el tiempo de los medios ese fin de semana –además del decisivo juego entre Holanda y España– era la sangrienta represión policial en Bocas del Toro, a causa de protestas de obreros de las empresas bananeras y de indígenas que se desarrollaba tras la aprobación de la llamada “ley chorizo”.

Y mientras todo esto sucedía en Bocas, las dos aeronaves que estaban en Howard con sus ocupantes despegaron en horas de la noche rumbo a Johannesburgo.

Uno de los pasajeros que iba a ir en ese viaje tuvo que desistir y abandonar la capital para dirigirse a la zona del conflicto en Bocas del Toro. Se trataba del vicepresidente, Juan Carlos Varela.

Según versiones de varios de los que viajaron a Johannesburgo, las aeronaves hicieron escala en Recife y Río de Janeiro (Brasil). En uno de los aviones viajaban los hijos del Presidente (Ricardo y Luis Enrique); el diputado panameñista Adolfo Beby Valderrama; Raúl Sandoval, asistente de Juan Carlos Varela en la Cancillería; Sebastián González, secretario privado del presidente Martinelli; Rafael Flores, asistente personal de Juan Carlos Varela, así como Marco Geovanelli y Ricardo Moinés (amigos de los hermanos Martinelli Linares).

En el segundo avión –dotado de una cabina de lujo y sobrecargo– viajaron el diputado panameñista y hermano del Vicepresidente, José Luis Popi Varela; el ministro de Obras Públicas, Federico José Suárez; Adolfo de Obarrio, secretario privado del Presidente; el representante de Odebrecht en Panamá, André Rabello, y Rogelio Oruña. Dos de los asientos reservados en el avión –entre ellos el de Juan Carlos Varela– iban vacíos. La crisis en Bocas del Toro impidió que ambos pasajeros viajaran.

El grupo, que originalmente era de 16 personas, se dividió en dos, pues no cabían todos en un solo avión, contaron las fuentes. Pero en Johannesburgo se reunieron y disfrutaron juntos en la mayoría de las actividades.

Por ejemplo, ambos grupos compartieron el mismo hotel; comieron juntos en un restaurante que había sido reservado de antemano (ver fotografías) e hicieron un recorrido juntos en un busito que los llevó a conocer parte de la ciudad de Johannesburgo, así como una visita a un zoológico.

De los que asistieron a ese viaje, y que este diario entrevistó, ninguno respondió quién pagó el hotel ni el flete de los aviones ni las entradas para ver el partido de fútbol, que vieron en persona el domingo 11 de julio de 2010. La comitiva volvió a Panamá, por la misma ruta, al día siguiente.

Cuando La Prensa (LP) habló con Rogelio Oruña (RO) sobre el tema de los viajes en febrero pasado, este fue el resultado del diálogo:

–LP: ¿Qué vínculos de negocios ha tenido con los hijos del Presidente?

–RO: Ninguno, respondió.

–LP: ¿Han viajado?

–RO: Nunca, nunca he tenido un viaje con ellos.

–LP: Tenemos que entender que al señor Rica Martinelli [Linares] lo conoció en el evento del Georgetown que organizó IBT [el 13 de mayo de 2010]. ¿De ahí, ha tenido algún otro contacto con él?

–RO: Eh… Si me lo he encontrado en algún lugar, he ido y lo he saludado porque sé quién es la persona… pero es saludo, porque sabemos quién es…

–LP: Usted ya ha dicho que no ha viajado con los hijos de Martinelli, ¿pero sí ha viajado con algún ministro u otro funcionario del Gobierno?

–RO: Eh… no.

–LP: ¿No ha compartido ningún viaje con ningún ministro?

–RO: No.

(Con información de Santiago Cumbrera, Ereida Prieto Barreiro, y Rolando Rodríguez B.)