SANTO DOMINGO, República Dominicana.- En la puesta en circulación del libro “El rugido del León”, de Miguel Guerrero, Leonel Fernández se convirtió en el plato fuerte de los presentadores del libro, Pedro Catrain y Cristóbal Rodríguez, y en el objeto de atención de un público variado, integrado por intelectuales, políticos y personalidades de la academia.

El salón Julio Ravelo de la Fuente, del INTEC, fue en lugar del encuentro. Completo a toda capacidad, el espacio dio cabida al ex presidente Hipólito Mejía, al ex candidato presidencial Guillermo Moreno, a legisladores y reformistas como Ito Bisonó y Guillermo Caram, con ausencia notoria de figuras del entorno del gobierno y del Partido de la Liberación Dominicana.

El politólogo Pedro Catrain, responsable de presentar la obra, definió rápidamente su objetivo: coincidir con Miguel Guerrero en la tarea de reflexionar sobre el momento político y la influencia que tiene en el ágora la figura del ex presidente de la República Leonel Fernández. El texto de presentación fue titulado “La desmesura del poder”.

“Este lúcido análisis –dice Catrain sobre el libro- no es solo el relato del pasado inmediato, es también la clara advertencia de que la pesadilla podría continuar y reiterarse en el 2016, de ahí reside su actualidad y su pertinencia en los momentos actuales”.

Y se pregunta quién es Leonel Fernández. “¿Quién es este personaje que pudo secuestrar todas las energías de la sociedad con una terrible licencia para la desmesura?”, y se responde es un enemigo de la democracia, es el caudillo del PLD, es alguien en quien la falsedad constituye el elemento permanente de su accionar.

Una buena parte del público estaba complacido con lo que estaba escuchando. La gente sonría. Y cita el libro de Viriato Sención El Pacto de los rencores, para definir a Leonel Fernández como “esta funesta figura de la política contemporánea:

“A nadie le resultaría extraño que este Leonel Fernández, antiguo marxista, dando una voltereta de circo, se declarara eventualmente balaguerista, boschista y vinchista. Estamos ante un individuo realista, sediento de poder y de riqueza”.

Pedro Catrain no ceja en su enfoque de un Leonel Fernández simulador, mentiroso, cínico, camaleón, que utiliza cualquier argucia para obtener sus objetivos y engañar a sus adversarios.

La atención estaba colocada, como plato fuerte de la presentación del libro, en esta disertación de Catrain. Hipólito Mejía, que tiene focalizado a Leonel como su enemigo más duro, escuchaba con atención. Guillermo Moreno, que tiene una querella penal contra Leonel, complacido aprobaba el enfoque. Y Pedro Catrain seguía:

“Estos rasgos, que sitúan la fisonomía y la personalidad del caudillo del PLD, expresada en un constante juego con el mundo de las apariencias y la opacidad, donde la falsedad constituye el sello permanente de su personalidad, condición que le ha permitido entrar y permanecer en el espectáculo propio de la política del siglo XXI, se mimetiza según su interlocutor. La capacidad mutante de este personaje se expresó con nitidez en una cumbre ante el presidente Bill Clinton, cuando se autodefinió como un producto del sueño americano, invocando su condición de migrante en Nueva York. En un encuentro con Tony Blair, a quien apenas le faltaban tres meses para salir del poder, se declaró partidario de la tercera vía. Aprovechando ese mismo viaje a Europa, en su paso  por España le pidió al presidente Rodríguez Zapatero que  le ayudara para que su partido entrara a la Internacional Socialista. En un discurso en la Universidad de la Habana, en otra cumbre de presidentes, se autoproclamó hijo de la revolución cubana.  A Hugo Chávez le rindió todo tipo de culto, llegando al extremo de acompañarlo a Libia a un encuentro con Gadafi. Contradictoriamente y dentro de su capacidad camaleónica, mantuvo distancia del proyecto chavista al invocar que el gobierno dominicano no podía ser miembro del ALBA debido a que los Estados Unidos eran su principal socio comercial”.

Dice el intelectual que Leonel no es solo la continuación o imitación de Joaquín Balaguer, sino algo más complejo y negativo para el sistema democrático. Leonel es lo viejo y es lo nuevo, porque utiliza herramientas modernas, del siglo XXI, para alcanzar sus objetivos políticos.

“La figura de Leonel Fernández, por el contrario,  deviene de una amalgama de signos premodernos y postmodernos bajo el influjo del sistema mediático y el uso de las herramientas de la política del siglo XXI”.

Lo sigue definiendo como un hombre con suerte, que aprovechó la decrepitud de Juan Bosch y la longevidad de Balaguer para ocupar el espacio de ambos. Le dio categoría política a la suerte, porque en su provecho llegó también el ocaso de José Francisco Peña Gómez.

Leonel aprovechó los errores políticos de Hipólito Mejía, dijo, de cambiar la constitución para lanzar la reelección, y de Miguel Vargas Maldonado, de firmar un pacto para que Leonel cambiara la constitución y eliminara el nunca jamás.

Hizo un análisis detallado del caso Sun Land y la forma en que el ex presidente rompió la institucionalidad para beneficio propio y de los suyos, y la forma en que motivó las fibras íntimas de las dos principales figuras de la vieja Suprema Corte de Justicia, quienes empeñaron su prestigio y credibilidad para darle a Leonel lo que quería, y al final quedaron enlodados y sin los cargos que les prometió.

Leonel tiene bulimia de poder, dijo Pedro Catrain.

Luego el abogado Cristóbal Rodríguez, autor del prólogo de la obra, lo leyó, coincidiendo en destacar la ambición de poder y la forma que ha buscado Leonel Fernández de romper la legalidad y la institucionalidad para conseguir hasta lo imposible.

Miguel Guerrero, el autor, dio las gracias. Expresó que no era mucho lo que pudiera decir luego de impreso el libro, disponible para ser comprado, y después de dos presentaciones como las que hicieron Pedro Catrain y Cristóbal Rodríguez. Y se dedicó a firmar libros de los muchos que fueron adquiridos de inmediato en la entrada del salón Julio Ravelo de la Fuente, del INTEC.

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