El programa de visitas sorpresas puesto en marcha por la Presidencia de la República Dominicana evidencia el diseño de una estrategia bien pensada; calculada minuciosamente con el objetivo de hacer presencia ante las necesidades de las comunidades locales, generar un impacto mediático en la dinámica nacional y contribuir con el dinamismo de una serie de sectores productivos.
Al observar desde la periferia la consolidación de esta estrategia la cual vincula al poder ejecutivo con las necesidades de la población, se destacan importantes elementos útiles para reflexionar ante la implementación de esta novedosa iniciativa por todo el territorio dominicano. Esta serie de visitas emprendidas desde el inicio del presente gobierno indica la importancia que tiene para el Poder Ejecutivo “el territorio”, como escenario primario para el levantamiento de las realidades socio-económicas que acompañan los distintos grupos poblacionales; realidades que resultan como producto del acercamiento directo de los tomadores de decisiones a las necesidades y las potencialidades de cada comunidad y su gente. Esta vinculación al territorio aumenta los niveles de esperanza de las poblaciones, expone un panorama preciso de cada situación local e incide en los niveles de aceptación del gobierno de turno por parte de la población.
En principio la estrategia de acercamiento del gobierno central a cada territorio permite diseñar propuestas concretas ante las calamidades presentadas, disipando la práctica histórica de incidir en el bienestar de las comunidades esparcidas por todo el país a través de un “control remoto” que intenta planificar, monitorear y evaluar las acciones nacionales desde la Capital de la nación. Como antídoto a esta práctica cotidiana y poco democrática, el Poder Ejecutivo ha combinado sus visitas por las distintas regiones del país, sin importar las distancias, las dificultades o las complejidades de cada comunidad visitada.
No hay dudas que la decisión de ensuciarse las botas y recorrer la nación para escuchar al pueblo, contribuyendo con soluciones puntuales para cada localidad impacta positivamente en revertir los altos niveles de desigualdad cuantificados a nivel regional. La gran concentración del poder en términos territoriales ha incidido en las disparidades sociales y económicas que hoy prevalecen en el mapa dominicano, la visión centralista de la sociedad dominicana incide en la consolidación de territorios con grandes oportunidades en detrimento de localidades con grandes precariedades.
Al concluir cada visita, se revela esta ausencia de oportunidades entre los distintos territorios de la geografía nacional, ya que las pequeñas iniciativas anunciadas por el Ejecutivo contribuyen con devolver la esperanza a los habitantes de las comunidades y a dinamizar los sectores productivos locales, lo cual les permite iniciar el camino al desarrollo de cada territorio.