En la República Dominicana, existe un sinnúmero de entidades públicas anacrónicas. La reformulación de dichos organismos se hace necesaria, a los fines de dotarlos de la funcionalidad de la que hoy carecen.

En la entrega de hoy, tocaremos el caso de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía, la cual opera al amparo de la Ley No. 1951, sobre la Reglamentación de Espectáculos Públicos y Emisiones Radiofónicas, promulgada en 1949 y el Reglamento No. 824 para el funcionamiento de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía, publicado en 1971.

La motivación primigenia de dicha ley fue impedir la difusión en el país de la propaganda comunista. La Guerra Fría acababa de iniciar. Estados Unidos y la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) habían trazado las líneas de batalla. El régimen trujillista que gobernaba la nación estaba alineado políticamente con Estados Unidos. Trujillo buscaba el reconocimiento internacional como campeón de la lucha contra el comunismo.

Sin embargo, tanto el Artículo 2 de la Ley No. 1951 como el Reglamento No. 824 en su mismo articulado, tienen como propósito vigilar porque los espectáculos públicos, artísticos y cinematográficos así como los espacios radiales, televisivos y publicitarios se sujeten a la moral y a las buenas costumbres.

Vigilar las vallas publicitarias que se instalan en las ciudades, a los fines de que las mismas no estén relacionadas con la sensualidad

Décadas han transcurrido de la promulgación de ambos instrumentos legales. La sociedad dominicana ha experimentado una serie de cambios políticos, sociales y económicos. Sin embargo, el cuerpo legal de los espectáculos públicos y radiofónicos no sufre variaciones y la inmoralidad, la sensualidad y la violencia campean por sus fueros en los medios masivos.

El país es sede de eventos artísticos y programas televisivos donde la moral es irrespetada constantemente. Comentaristas radiales abusan del micrófono de forma consuetudinaria, incorporando el insulto y las palabras soeces a su lenguaje. La publicidad no está sujeta a ningún control y resulta inexplicable como personas sin ninguna preparación reciben autorización estatal para hablar a través de los medios.

La Procuradora Fiscal del Distrito Nacional llamó la atención, cuando instó a las autoridades a relanzar la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía, luego que se viera precisada a intervenir cuando dos conductores de un espacio televisivo, uno de ellos transexual, protagonizaran un espectáculo bochornoso en el horario del mediodía.

Es tiempo de que los cuerpos legislativos trabajen en la redefinición de un nuevo instrumento legal y de una refundación de esta Comisión. Se hace imperioso que a la misma se le revista de poder para sanear los medios y vigilar porque los eventos artísticos y los espectáculos públicos se apeguen a las normas de decencia y moralidad. Asimismo, se deben revisar las sanciones a las violaciones de dicha ley, con el propósito de que el régimen sancionador sea más efectivo.

Las tareas del organismo refundado son múltiples. Algunas de ellas nos llegan a la mente y las transcribimos. La enumeración no es limitativa. Invitamos a los lectores a agregar las suyas propias:

Expulsar de los medios a aquellos comunicadores que usan palabras soeces en sus participaciones.

Expulsar de los medios a aquellos comunicadores que utilizan palabras y gestos obscenos en sus apariciones.

Excluir de la televisión la difusión de contenido pornográfico y violento antes de una hora determinada.

Reformular los horarios televisivos, creando uno para niños y niñas hasta las nueve de la noche y uno para adolescentes hasta las once de la noche.

Suspender las presentaciones artísticas del béisbol invernal, cargadas de bailarinas con movimientos eróticos.

Ser más proactivo en su relación con las agencias publicitarias y los medios, a los fines de que los anuncios comerciales se eximan de difundir pornografía.

Vigilar las vallas publicitarias que se instalan en las ciudades, a los fines de que las mismas no estén relacionadas con la sensualidad.

Ser más estrictos al momento de expedir los carnets de locutores.

Estas tareas no deben detenerse ahí. Nunca se ha hecho un esfuerzo serio por abordar la problemática de los medios, la publicidad y los eventos artísticos. Fue risible escuchar al ex presidente Leonel Fernández, en un foro de su fundación privada, llamar infuncional a la Comisión y no hacer nada para transformarla.

Si el actual presidente Medina desea corregir lo que está mal y hacer lo que nunca se ha hecho, como nos prometió en campaña, debe emprender acciones agresivas en pos del saneamiento  de los medios de comunicación masiva, los espectáculos públicos y la publicidad. Pasará a la historia como aquel que le dio a la moral y a las buenas costumbres un lugar preponderante en la sociedad.