El Papa Francisco sabe que los tiempos corren de prisa, por lo que tiene que marcar distancias  y diferenciar los peligros a los que se enfrenta. Al leer la exhortación apostólica “La alegría del Evangelio”, el Papa Francisco corta por lo sano. Podríamos decir que es una proclama anti-neoliberal, en toda su extensión.

Un prominente teólogo, con más autoridad que yo, Hans Kung, ha hablado sobre el programa de reforma doctrinal y pastoral contenido en el texto pontificio. Yo sólo me dedicaré a discutir mi competencia como economista.

Frente a la crisis provocada por el imperio del neoliberalismo triunfante ante la hecatombe del “socialismo real” en las postrimerías del siglo XX, el Papa Bergoglio señala que la superioridad del capitalismo superviviente  es éticamente inaceptable por sus efectos de injusticia e inequidad.

Parte del descalabro del supuesto maridaje de Reagan con el Papa Wojtyla, mejor conocido como Juan Pablo II, se vino a pique porque la lógica del neo imperialismo hegemónico pretendía la sanción al imperio del capitalismo post-muro de Berlín por parte de la autoridad del Pontífice Romano.

En palabras del Papa Bergoglio, un rotundo No a la economía de la exclusión. “Así como el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la Bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. (…) Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres, pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. (…) Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz”.

El texto íntegro del documento pontificio lo encuentra en el siguiente enlace: http://www.zenit.org/es/articles/texto-completo-de-la-exhortacion-apostolica-evangelii-gaudium-del-papa-francisco

Por otra parte, el artículo “Contra el viento de proa de la curia” de Kung, lo encuentran en el enlace siguiente: http://elpais.com/elpais/2013/11/27/opinion/1385576137_961620.html