Los libros de textos han concitado la atención de muchos actores y sectores en la República Dominicana. Por supuesto, los más preocupados por su retorno han sido los docentes, los estudiantes y la familia. El marcado interés en este tema estriba en que el libro de texto es un recurso educativo de importancia excepcional en los contextos educativos y geográficos carentes de otros medios cualificados para suscitar aprendizajes con significado. En reiteradas ocasiones se ha planteado que el ideal es una multiplicidad y diversidad de apoyos educativos para generar aprendizaje con sentido. Pero esto no siempre es posible en países con necesidades básicas como tarea pendiente; y autoridades educativas con problemas de visión y de proyecto educativo con horizonte definido. El 18 de junio del año en curso, el Consejo Nacional de Educación autorizó 211 libros de textos para Educación Inicial y Educación Primaria. Para secundaria, ha autorizado textos digitales.  Este es un retorno esperado y que llena de satisfacción a muchas personas e instancias. Ahora lo importante es preparar el retorno de los libros de textos a las aulas. Estos recursos no favorecen el aprendizaje per se.  Por esto consideramos pertinente que el Ministerio de Educación de la República Dominicana establezca una estrategia de inducción en torno al libro de texto.

Es necesario que los docentes comprendan cuál es el sentido y la función de los libros de textos. Para muchos, esta exhortación sobra. Creen que todos los docentes tienen comprensión amplia y apropiación efectiva del libro de texto y de su utilización.  Los docentes tienen que esforzarse por analizar a fondo el contenido de los libros que se aportan para que puedan orientar a los estudiantes. El uso adecuado por parte de estos va a depender de la pertinencia de las orientaciones que les faciliten los docentes. Antes del inicio del nuevo año escolar, se deberían de organizar, con los docentes, sesiones de trabajo que les permitan conocer y comprender la lógica, los enfoques y los contenidos de los libros de textos que se van a utilizar en el año escolar indicado. Sin un proceso de inducción, el libro se convertirá en la receta cotidiana del aula  y esto invalidará el esperado retorno. Las sesiones de trabajo indicadas podrán poner a los docentes en contacto con los autores de los libros de textos, en la modalidad presencial o virtual, para un análisis más cualificado y comprensible. La preparación previa de los docentes constituye un factor de seguridad para que los estudiantes reciban orientaciones actualizadas. Es importante que los docentes tengan claridad con respecto a la naturaleza del libro de texto que se va a utilizar, los criterios y valores a priorizar, los temas fundamentales y las estrategias más idóneas para utilizarlos. Importa que analicen la perspectiva de género que aparece en el libro de texto y cómo se evidencian los derechos humanos. Los evaluadores de los libros de textos han de darle un poco más de importancia a la estética del texto. Los folletos que han apoyado la educación virtual no han tenido en cuenta este aspecto. Los libros de textos han de ser analizados integralmente por los docentes. El componente estético se ha de tener en cuenta por la incidencia que tiene para la atracción de la atención del estudiante y para la formación del sentido estético de este. El número de docentes nuevos es elevado y pocos o ninguno reciben orientaciones claras y precisas sobre el libro de texto. La formación inicial de docentes ha de darle mayor importancia a este ámbito. Se espera que, si se organiza el proceso de inducción docente, sea efectivo e indique una forma nueva de introducir el libro de texto en el aula y en el centro educativo. La utilización del libro de texto en el  próximo año escolar ha de responder a una estrategia distinta por parte de los docentes. El retorno del libro de texto ha de ser cuidado para que fortalezca los aprendizajes de los estudiantes y les ofrezca una nueva oportunidad a los docentes para diversificar sus saberes en torno a este recurso educativo.