Vivimos en la época de los ranking, “Clasificación de mayor a menor, útil para establecer criterios de valoración”, según el diccionario de la Real Academia. Hoy día todo está ranqueado: personas actuales y del pasado, lugares, actividades, mercancías, aparatos. No hay día que no nos topemos con algún ranking. Yahoo, Google, BBC Mundo, CNN, Forbes, las agencias de prensa, las cadenas de televisión, siempre traenalgún nuevo ranking: lasmejores ciudades, los países más limpios, las mejores playas, los atletas mejor pagados, la gente más rica, los más bellos, los peores alimentos para el corazón, los mejores alimentos, autos, empresas, artefactos electrónicos. Y todo ranking empieza siempre por los diez primeros, los llamados top ten. En ese sentido, estar ranqueado se supone que da prestigio, y si es en algún top ten, ni se diga. “Fulano está ranqueado” es algo bueno para quien le toque en el mundo de los deportes, del espectáculo, del arte.
Sin embargo, los rankings siempre generan polémicas, son cuestionados, dan lugar a debates.
Por otro lado, hasta donde conozco, no se ha publicado un ranking de los periodistas dominicanos, de modo que me tomo el atrevimiento de ranquear a los top ten periodistas del país, no en orden “de mayor a menor” como define la Academia, sino agrupados en el grupo top ten, los diez de arriba, tomando en cuenta su trayectoria, influencia en los medios y posiciones que ocupan en la actualidad.
Serían: Rafael Molina Morillo, Radhamés Gómez Pepín, Bienvenido Álvarez Vega, Juan Bolívar Díaz Santana, Miguel Franjul Bucarelly, Osvaldo Santana, Fausto Rosario Adames, Nuria Piera, Álvaro Arvelo hijo, Manuel Quiterio Cedeño.
Hay otros periodistas con méritos más que sobrados para estar en este grupo pero que se hallan alejados de los medios, están retirados del ejercicio laboral y contribuyen ocasionalmente, o no ocupan posiciones. Puedo citar en este rango a Virgilio Alcántara, Aníbal de Castro, Guarionex Rosa León, Eulalio Almonte Rubiera, Silvio Herasme Peña, Minerva Isa, Santiago Estrella Veloz, Margarita Cordero, Manuel Antonio Quiroz, Emilio Herasme Peña, Manuel Jiménez.
Fausto Rosario Adames, durante la mayor parte de los años 80 se ocupó de la sección internacional de la revista católica Amigo del Hogar. En esa época Fausto, pese a ser bastante joven, era en el país una de las personas mejor informadas sobre la actualidad mundial. Con Internet ahora es fácil para cualquiera estar informado ampliamente y al día de lo que pasa en el mundo; de hecho, quienes entramos a Internet lo estamos, la TV y la radio también ayudan por sus coberturas instantáneas de los sucesos. Treinta años atrás había que dedicar horas y hasta días para recopilar suficiente información con la cual elaborar un artículo o nota de cierto peso. Y Fausto lo lograba, ¿cómo?, no sé, el caso es que siempre estaba bien informado.
Acorde con el formato de revista, desplegaba en pocos párrafos explicaciones que ayudaban al lector a recorrer desde las raíces y avizorar las perspectivas de los acontecimientos internacionales del momento. El largo proceso de violencia en Nicaragua, Guatemala y El Salvador; la crisis permanente de Medio Oriente, el desguañangamiento del campo socialista, el auge de la droga, las dictaduras sudamericanas, la guerra Irán-Irak, las invasiones de EEUU a Panamá y Granada, fueron acontecimientos que muchos pudimos entender gracias a los análisis de Fausto en Amigo del Hogar.
El que mejor guardo en la memoria es la guerra Irán-Irak. Mientras las agencias despistaban al público atribuyendo ese conflicto a razones religiosas o factores nimios como la voluntad de sus líderes, Fausto enfocaba la naturaleza geopolítica y económica de una guerra en la que las grandes potencias estaban metidas hasta el cuello; “dos países capitalistas” en guerra, recordaba Fausto. Por cierto, él nunca dejó de llamar responsablemente al pan pan y al vino vino cada vez que comentaba el conflicto árabe-israelí o las acciones imperiales de los Estados Unidos.
Tras una brillante carrera en los medios escritos y la televisión a lo largo de las últimas dos décadas, Fausto Rosario está posicionado hoy como uno de los más prominentes periodistas dominicanos, dueño de una bien ganada reputación y credibilidad a toda prueba.
Recientemente se “ha regado” que lo quieren asesinar porque al parecer sus trabajos en la difícil área del periodismo de investigación han tocado intereses muy poderosos y por tanto molestado a gente encumbrada que no tolera la disidencia. Consta que Fausto ha actuado siempre profesionalmente, apegado a la ética; bien se le puede atribuir el lema del “viejo Caribe de Ornes”: Sin favor ni temor.
Hay que arrimar voluntades en defensa de la vida de Fausto Rosario. La libertad, entre ellas la de expresión, es fundamento de la democracia, nadie esta supuesto a ser castigado o atemorizado por lo que difunda en su rol de periodista.