“Veinte (20) pacientes en condiciones infrahumanas en un salón con un solo baño”: reporta desde el lugar de los hechos el propio Presidente de la República Dominicana en un excepcional gesto de transparencia.
Se trata del “Hospital Traumatológico Dr. Darío Contreras”, conocido como “El Darío”. Una evidencia más de la surrealista tragedia humana de los servicios de salud en todo el territorio nacional que provocan muertes evitables y terribles secuelas en la integridad física y mental de tantas ciudadanas y ciudadanos dominicanos.
¿Qué hacer ante esa realidad?
Se han dispuesto acciones urgentes para el acondicionamiento de 36 hospitales; pero es ampliamente conocido que de alguna manera eso se ha hecho ya en los últimos años, para que poco tiempo después se vuelva a lo mismo.
El camino hacia una verdadera solución ante la alarmante situación de los servicios de salud es en un radical giro estratégico, que en una significativa proporción no depende de cargas financieras adicionales.
El giro estratégico ha de comprender acciones no numerosas pero de gran impacto, entre las que se destacan: que el Ministerio de Salud concentre sus actividades sólo en regulación y supervisión, haciendo realidad la separación de funciones en el sector; igualar el per cápita entre el Régimen Subsidiado y el Régimen Contributivo canalizando el financiamiento por la vía de la Seguridad Social; dar al Primer Nivel de Atención el lugar e importancia que le corresponde y promoviendo las Pymes en el sector salud apoyando a profesionales calificados para que tomen iniciativas al respecto; introducir la libertad de elección en el Régimen Subsidiado; y dirigir y gestionar los hospitales mediante patronatos a los que se le transfieran todo el poder y dotándolos en una primera fase de los recursos financieros adicionales que requieran.
Los más altos niveles de deshonestidad e ineficiencia en la dirección y gestión del Estado dominicano han engendrado esa escena dantesca que presenta el reportaje presidencial, como una muestra de lo que ocurre en todo el país.
Como se ha visto, la solución a los graves problemas de salud en su esencia es de naturaleza gerencial, y la Estrategia Nacional de Desarrollo y el Plan Plurianual 2013-2016 disponen de las herramientas para que mediante el Plan Maestro de Salud 2030, que le ha de corresponderles, se trillen nuevos senderos.
Es momento de abordar los problemas viejos del sector salud con soluciones nuevas. Es tiempo ya de superar la insensibilidad y las incompetencias ante tanto dolor humano. Las alarmas de “El Darío” desde el más alto nivel del Estado deben provocar ya las ansiadas respuestas.