(A los santos curas que confunden el recto camino con el camino del recto)
La Iglesia y su Opus Dei, en la persona del Cardenal López Rodríguez, insultan y persiguen a los servidores de Profamilia llamándoles “gente carente de moral y de principios”, y a los periodistas ni se diga, haciéndose los locos, como si mantener en la impunidad a los sacerdotes pederastas del albergue de Higüey y callar su horrendo delito no fuera la inmoralidad más absoluta.
Y, mientras se ruborizan por ver un condón en promoción televisiva, se jactan en mostrar una escena pornográfica en la Capilla Sixtina donde exhiben sin rubor a Eva “deslactándole” el falo a Adán (ver ‘Pecado Original y Expulsión del Paraíso, de Miguel Ángel, http://guidoriggio.blogspot.com/2009/11/miguel-angel-el-bellaco-o-la-mamada.html
Acostumbrados a “colar el mosquito y tragar el camello” se han dedicado a “ver la paja en el ojo ajeno e ignorar la viga propia”, y, en vez de avergonzarse y denunciar este pornográfico anuncio de la bóveda Sixtina, lo exponen con orgullo, a la mirada de jóvenes y niños, mientras aquí se rasgan las vestiduras por un indefenso condón de látex, declarando en su catecismo sexual que la mamada del phalo es un pecado.
Para ampliar el tema lean el artículo que publicamos hace algunos años, el que revela con detalles el secreto de esta verdad Bíblica:
Que el pecado original, el motivo de la expulsión del Paraíso fue una mamada y no una manzana: la mamada primigenia.
Miguel Ángel, el bellaco o La mamada primigenia
Miguel Ángel y Leonardo, genios artistas del Renacimiento, a diferencia de lo que se cree, fueron unos muchachos gays terriblemente irreverentes y bellacos.
Todos conocemos ‘la jugada’ que le hizo Leonardo da Vinci a los cristianos en su Última Cena, donde sustituyó a uno de los doce apóstoles por una mujer, María Magdalena, dejando muy en claro que Jesús era su amante. Versión archi comentada en ‘La novela que “enojonó” a la Iglesia’, la de Dan Brown, El código Da Vinci.
Pero Miguel Ángel lo superó, realizó la más grande osadía que artista alguno haya tramado: Y la colgó magistralmente en la escena del ‘Pecado Original y Expulsión del Paraíso’, en la bóveda de la Capilla Sixtina. En esta pintura coloca a Eva en una posición evidentemente comprometedora, donde al más incauto y puritano observador no le cabría ninguna duda de que ella fue la autora de la primera felación de la historia, la mamada primigenia.
Burlándose de santos papas, sólo un genio podía colocar esta terrible y blasfema escena sexual en pleno Vaticano. Además de haber cuestionado la Biblia cuando no recubrió las partes pudendas de los personajes de sus otros frescos de la Sixtina (Hasta hoy vergonzosamente cubiertas con taparrabos papales por ‘IL Braghettone’, el lujurioso) en clara manifestación de que el sentido de culpa mostrado por Adán y Eva al taparse sus partes fue, como otros pasajes bíblicos, una simple ficción.
Pero volvamos a la insólita escena blasfema y satírica de este ‘fresco’. Miguel Ángel pintó de pies a un conmocionado Adán que, estremecido, apenas se sostiene con sus brazos extendidos ,agarrado a una rama y todavía molesto ante la repentina intrusión de la Serpiente ,cuando ésta invade su intimidad con Eva, quien, todavía sentada frente a él , gira su sorprendido rostro para verla .
Rostro, que de volver a la posición original que revela la colocación de su cuerpo (agachado y pegadito frente a Adán ) deja en evidencia que segundos antes tenía sus labios ‘muy cerca’ y a nivel del pubis de su amante, a la misma altura de su falo manifiestamente erecto .
Miguel Ángel, como todo genio fue mordaz, burló la inteligencia de sus mecenas dejando pintadas escenas que impugnaban los dogmas y los falsos pruritos que predicaba aquella hipócrita curia vaticana.
Tome el link http://guidoriggio.blogspot.com/2009/11/blog-post.html , visítelo y compruebe que estos muchachos renacentistas eran verdaderamente bellacos. Pero ofrézcales oraciones porque han descubierto que no fuimos condenados al infierno por una apaciguante y adánica ‘cunnilingus’, sino por una salvaje felación evaica, la mamada primigenia.