Vemos como se escoge la verja perimetral del histórico Parque Independencia para la exposición de réplicas impresas de obras de arte.

Ignoramos de quién fue la feliz idea de  dejar allí  las estructuras que sirvieron  para la primera exposición que se presentó  en el parque.

Estas exposiciones nos permiten volver nuestra atención a un recinto que por su naturaleza debe ser sagrado para  los dominicanos.

Las colecciones importantes del arte de  la pintura nuestra que recordamos son las del Museo de Arte Moderno, las de los dos museos privados, además de las que atesoran la Universidad Autónoma de Santo Domingo y Dirección General de Aduanas.

La colocación en la verja del parque de  reproducciones  que representan colecciones importantes es quizás una forma  de veneración que debemos rendir a la tumba que está en el recinto.

Ahora le toca a  la Dirección General de Aduanas, una institución que se ha dedicado a coleccionar obras de arte que es una actividad bastante alejada de una actividad que nada tiene que ver con los números y la precisión  que exigen los impuestos.   Porque  las Aduanas son eso, instituciones fiscales para registrar las mercancías y cobrar el tributo.

Sólo incorporando la idea del mecenazgo es posible mezclar dos conceptos aparentemente tan alejados.

De alguna manera Miguel Cocco era una réplica actual  de aquel viejo influyente de la política de César Augusto, que no necesitó de bienes personales para proteger desde su ascendiente en el Estado a poetas y creadores en aquel desparecido imperio.

El doctor Pedro Vergés,  que es  un escritor conocido y bien cimentado, en su calidad de presidente de la Fundación del Patrimonio Cultural de la Dirección de Aduanas, así lo dejo dicho en este párrafo de su discurso  de inauguración:

“Este es un organismo creado por iniciativa de nuestro inolvidable Miguel Cocco Guerrero con el fin de proteger y rescatar el patrimonio cultural de esa oficina gubernamental. Tiene a su cuidado, por consiguiente, tanto la documentación y los bienes físicos que esta haya acumulado y acumule a lo largo del tiempo, como las obras de arte que han venido a formar parte de su apreciable acervo".

Con ese y con otros discursos se dejaba inaugurada la exposición de réplicas de pinturas dominicanas de la Dirección de Aduanas.

La exposición  pretende revelar una secuencia de las generaciones de nuestros artistas iniciada desde  nuestros maestros precursores seguida de nuestros artistas consagrados. Aunque debemos observar que la sucesión pudo ser mostrada de manera más rigurosa. Dada la intención didáctica que debemos presumir por la generalidad del público, que no es exclusivo.

Todo  está  planteado, quizás sin proponérselo los organizadores, como un homenaje a quien  tuvo la voluntad de adquirir y acumular obras para una entidad estatal, que al fin culminó con una de las colecciones más importantes con que cuenta el país.

Aunque su  labor   no se quedó en la acumulación de obras, sino que fue un protector efectivo del gremio de los artistas.

Pero además de alentar y auspiciar a los artistas como gremio, los protegió  de manera individual sin pasar factura de ninguna forma, contrario a lo que se acostumbra en nuestro medio. De eso puede dar constancia quien esto escribe.

Sabemos que  Miguel Cocco intervino en la crisis en la que,  por cosas de nuestra política y nuestros políticos, se quiso arrebatar el edificio del Colegio de Artistas Plásticos  a sus legítimos propietarios para convertir el local en un centro de diversiones. Su posición evitó ese atropello contra los artistas.

La exposición de las obras, aun sea en réplicas permite a la población saber qué es lo que tiene como patrimonio y  al mismo tiempo sirve para que ese patrimonio  permanezca bajo la tutela permanente de la institución pública que debe protegerla.

A propósito de este homenaje debemos hacernos una pregunta pertinente: ¿Ha seguido la Dirección General de Aduanas adquiriendo obras para su  colección?

Recordamos una colección importante que  conocimos,   que se enriqueció con las donaciones que fueron haciendo los  artistas.  Es la   del desaparecido voluntariado del Museo de las   Casa Reales, expuesta en la  antigua sala de exposiciones  de  la Casa de Bastidas.

Son claras las palabras del director de Aduanas en el acto inaugural:

“Quienes saben cómo adueñarse de las pasiones y no se hacen esclavos de ellas, asumen con el rigor de sus creencias el reconocimiento y el empeño puesto por Miguel a esta gran iniciativa que rebasaba el simple hecho de exhibir, sólo para que se vea, una obra en un lugar de la sede principal aduanal”.