Esta sociedad, como he afirmado en otras ocasiones, es movida por la lógica del dinero y por ello se mercantiliza todas las dimensiones de la vida.

En este modelo se promueve bastante la imagen estética y para ello será  importante lucir las marcas de diseñadores reconocidos siempre con la asesoría de los nuevos expertos en imagen: Los fashionistas.

Es la sociedad del auto-odio, que incita a odiar cosas de ti para luego invitarte a cambiarlas. Esto explica el sentido de las cirugías estéticas que buscan la proyección de una imagen visual supuestamente más agradable y cada día  nos alejamos más de lo esencial e importante de la persona.

Visto esto pareciera que en términos de imagen andamos bien. La gente se preocupa por caminar, ir a los gimnasios, comer sano, dietas balanceadas, fajas, y todo aquello que ayude a mantener la imagen física y en ocasiones la salud.

Esto así puede acarrear un problema: Nos hemos empeñado tanto en la imagen física que la imagen ética importa poco. A diario vemos múltiples escándalos de personas públicas sin importar el escenario. Por el descuido de la imagen ética tenemos un Estado corrupto dominado por la impunidad como ley imperante.

En un artículo que titulamos “Mis Universos” presentamos el ejemplo de mujeres importantes de mi pueblo que habían contribuido a la construcción de un universo de vida diferente para la juventud. En este orden sentía una deuda con hombres que igualmente marcaron nuestra vida de forma indeleble.

Presentamos algunos hombres que han pasado a la historia del barrio porque constituyeron ese tipo de personas cuyas vidas han servido de ejemplo no sólo a sus hijos e hijas, sino de quienes tuvimos la dicha de conocerles y ser portadores de sus consejos.

Pedro Rosario: Perdí a mi padre siendo muy niño, pero el ejemplo de Pedro jamás permitió que me faltara la figura paterna a quien emular. Fue uno de esos hombres cuyo ejemplo sólo lo entiende el alma porque el alma sabe de sentimientos nobles y Don Pedro fue un hombre noble y serio.

Juan de Jesús: El catequista de todo el barrio, baluarte insigne de la honestidad. Tenía una extraña habilidad para concentrar la atención de todo el que le escuchaba y de sus labios nunca salieron palabras que pudieran orientarnos hacia el mal camino porque él era un buen camino. Vivió para hacer el bien  precisamente como Jesús.

Lucío Salvador: Su labor de educador tocó la vida de muchas personas. Para Lucío la vida era algo más que la simple acumulación de riquezas, importaba más atesorar las palabras que nos dieran la oportunidad de ser grandes hombres y mujeres de utilidad para la sociedad. Con él aprendí el amor por lo social, que las acciones que dañan la sociedad jamás se imitan, se castigan.

Daniel Rubio (Papo) De los cuatro es el único que vive. Posiblemente no tenga los grandes conocimientos que otorgan los libros ni los títulos que avalan una carrera universitaria, pero ha tenido la sabiduría para en cada ocasión tener las palabras adecuadas y el consejo necesario.

Si la imagen nos importa tanto en esta lógica social he aquí los ejemplos. Nunca conocieron las grandes marcas de diseñadores famosos, pero sí la gran pasión por ser honestos y justos. Columnas que han sustentado el ejemplo de familias extensas. Mi generación puede decir con orgullo que nuestro barrio ha contado con los mejores asesores de imagen.

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