Porque… “el mejor homenaje que puede tributarse a las personas buenas, es imitarlas”

***

El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda sin disminuir la felicidad de los demás.(Huxley)

Son más, mucho más los problemas que nos aquejan que las alegrías que disfrutamos y, las primeras son más, porque nosotros nos encargamos de alimentarlos. La utopía de la eternidad, la búsqueda de la fuente eterna de la juventud, solo son parte de nuestras agonías ante la triste realidad de nuestra comprobada efímera  existencia en este torbellino terrenal.

La agonía por la reencarnación; la santificación humana de la iglesia católica de seres que solo pertenecen a esta gloria terrenal; la creación de héroes por los políticos cual si fuese una burda imitación de la santificación de la iglesia católica; la inconsistencia en vivir esta vida en espera de otra incierta y, el vacío existencial del hombre, nos conllevan ni a ser lo que se es, ni a  saber lo que se quiere ser. Todo lo cual nos conduce a una real y verdadera incertidumbre de vida.

La inmensa mayoría lo quiere negar, porque al ser humano no le gusta, y muchos se comportan como el avestruz, escondiendo la cabeza en el agujero ante la amenaza que lo hostiga, para no ver la realidad, esa misma que tenemos que estar consciente de que siempre está presente.

Si, consciente de que el dolor causado por lo que sea, por igual, la envidia y los conflictos, siempre han estado presentes en nuestra existencia y continuaran por siempre, por más que nos esforcemos en negarlo o tratar de ignorarlo, donde solo cambia la cuota de sufrimiento que le corresponde a cada ser humano. Por tanto, solo tratando de divagar dentro de las nebulosas que nos produce el medio o mediocre pensar, creemos que no se puede confundir la intranquilidad con la perdida de la ilusión, el desengaño, a pesar que las ultimas pueden producir la primera pero, de todos los dolores que nos aquejan, quizás seaese estado de tensión psicológica engendrado por un obstáculo que se interpone entre el hombre y un fin valorado positivamente por él.Esto es, la frustración, la que más incide en los seres sensibles, aquellos que aun guardan sentimientos y principios muy a pesar de que esta sociedad globalizada y “vanguardista”  los cataloga como demodé.

Tal pareciera que vivimos en un mundo donde los valores se han ido diluyendo en el tiempo, el vanguardismo y la globalización que al igual que la farándula, al parecer, constituyen los nuevos paradigmas del presente siglo, como solución de todos los problemas que nos aquejan como sociedad, y donde el mayor sentido estriba en el sin sentido de los sentidos.

Estamos viviendo en el vacío de la nada, en la decepción, el egoísmo y el resentimiento que el mismo conlleva, mientras se mercadea de todo, con todo y de todas maneras. Si te vendes te compro, si no te vendes de cualquier manera te compro, y si no te vendes te ensucio, te arrugo, te quito cualquier valor, te saco del mercado cual si fueses basura. Vivimos donde lo que se hace por debajo de la mesa supera con creces los dos pesos y el huevo que está encima de la misma.

Ahora llegamos a los tiempos que de quien hay que cuidarse es del amigo, porque el enemigo no traiciona; del resentido que acusa a todo el mundo de su fracaso o frustración y todos sus actos los focaliza en la urdimbre de malquerencias y destrucción de honras y virtudes ajenas, buscando convertirlos en cómplices de sus desafortunados desvaríos e indelicadezas, de sus traiciones morales y de su eterna amargura.

Mientras tanto, autodestruimos nuestra sociedad mostrando una sumisión vergonzosa ante la soporífera acción de los descarados y gran mayoría de los políticos, dejándonos llevar a esa casi ya permanente características nuestra como pueblo, de dejarnos llevar como caña pa’l ingenio, con esa impotencia política de la cual han sabido aprovecharse nuestros mal llamados “dirigentes” o representantes.

Es o no verdad, que ante tantos hechos bochornosos llevados a cabo por esa claque,  ¡Ya ni siquiera hablamos de ideales; que ya la palabra de “gallero” se perdió; que ya el sentir patriótico ha sido sustituido por la apatía y la falta de compromiso nacional, donde ya ni los días patrios se hondea la bandera en los hogares; que nos hemos convertido en una sociedad apática y renuente a adoptar compromisos serios!? ¡Si o si! ¡Si señor!

e-mail:rafaelpiloto1@hotmail.com

Twitter:rafaelpiloto01