¿Sabe usted cual era el déficit fiscal acumulado a marzo del 2012? Nada menos que RD$30,300 millones. ¿Sabe usted cual es el déficit acumulado a marzo de este año? Un poco mas de RD$2,000 millones.
¿Cuál es la magia de Danilo Medina para lograr, en los primeros tres meses del 2013, un resultado fiscal a todas luces muy moderado y por debajo del déficit proyectado en el presupuesto aprobado por el Congreso (RD$71,000 millones)?
Todo parece indicar que Danilo está aplicando un paradigma económico, innovador y austero; una especie de simbiosis, que toma prestado un poco del que utilizó Joaquín Balaguer en su política de cheleo, del aplicado por los gobiernos de Guzmán y Mejía, de lo mejor al campo y prácticamente nada del que utilizó su predecesor y depredador, Leonel Fernández.
En este innovador esquema de gobernar se acentúan los atrasos en las asignaciones presupuestarias a todas las instituciones públicas, se acumulan las deudas internas, especialmente con el sector eléctrico, se reduce la inversión pública a su mínima expresión y comienza una era de manejo casero del presupuesto, con visitas a todas las comunidades ofreciendo recursos para rescatar la ganadería, el casabe, las habichuelas, el tabaco y hasta las pequeñas obras de infraestructura. Cuando se habla de grandes obras todo queda en los papeles o en los medios de comunicación.
¿Y en que se traduce este nuevo paradigma? Que en la capital, las instituciones públicas, ahogadas por la burocracia y el desorden, gritan por falta de recursos pero siguen amamantando el clientelismo, los apagones se multiplican día tras día y nada se visualiza para resolver el problema eléctrico, los hospitales son un desastre mayúsculo, el sistema escolar sigue en picada, el comercio vocifera que sus ventas se hunden y muchos contratistas y suplidores del estado, se encabronan con las incumplidas promesas de pago y hasta hacen oposición encubierta usando sus influencias políticas.
Mientras tanto, en el interior de país y en los campos más apartados la gente espera con ansiedad y alegría la sorpresiva visita del presidente para resolver sus ancestrales problemas. Una visita, que por demás, es sincera y emotiva. Ese es un gran cambio respecto al estilo ególatra de Leonel.
A todo esto, las encuestas muestran que Danilo cuenta con una simpatía cercana al 70% de la población, donde mucho tiene que ver el asunto de la Barrick Gold.
Muy Interesante, ¿pero hasta cuando se podrá mantener ese estilo de gobernar sin entrar en conflicto con sectores de poder y también con la clase trabajadora que demanda aumento de salarios? ¿Hasta cuándo podrá seguir acumulando atrasos en las asignaciones presupuestarias, que afectan la salud, la educación, la energía, la inversión y el comercio en general?
Son preguntas difíciles de responder porque solo el Presidente sabe cuando abrirá un poco la llave del gasto. Pero hay otro problema con esa llave y es que los ingresos tributarios no han respondiendo a las expectativas y están por debajo de lo programado para el primer trimestre. Eso tampoco lo resolverá la entrada de los bonos, previstos en el rpesupuesto.
Desde mi punto de vista, mientras Danilo pueda seguir amarrando la chiva, en esa misma medida se reducirá el gasto público y el déficit fiscal, ayudando un poco a estabilizar la maltrecha economía que heredó del desaprensivo gobierno anterior. Pero le falta un ingrediente importante para hacerla sostenible en el tiempo y no caer de nuevo en otro déficit brutal por la presión de su propia gente.
Y ese ingrediente es la calidad del gasto, talón de Aquiles que puede ocasionarle serios problemas al gobierno. Mientras muchos hospitales no tienen ni hilo para coser heridas, aun existen miles de cobra cheques en las embajadas y consulados dominicanos alrededor del mundo, lo que es una vergüenza.
Mientras se debate un pírrico aumento salarial a los maestros, los médicos y otros servidores públicos, la burocracia excesiva sigue sangrando el presupuesto nacional con más de 750 mil empleados públicos (sin contar las nominillas), que en su mayoría, no hacen absolutamente nada. Y mientras se sacrifica duramente la inversión pública, que promueve empleos productivos, el gasto superfluo y el despilfarro siguen por sus fueros impidiendo que el sector público se regenere ¿Hasta cuándo?
Esa son las cosas que Danilo tendría que corregir para sostener su política de austeridad, para quitarse presión de su propio gobierno y sus acreedores y continuar con el rescate de las pequeñas y medianas empresas, sin colapsar en el futuro.
Si el Presidente lograra aunque sea una ligera mejoría en la calidad del gasto público, impulsando la modernización institucional y la transparencia y concentrara sus esfuerzos en mejorar salud, la educación y la electricidad, manteniendo sus visitas al campo para rescatar la agricultura, a este país se le abriría un mundo de oportunidades y la gestión actual podría coronar con un éxito mayúsculo sus 4 años de gobierno.
Es una tarea difícil, casi imposible, porque requiere la aceptación y apoyo de su propio partido, muy dado a la búsqueda de tesoros millonarios a costa de las arcas públicas. También tendría que combatir el fundamentalismo clientelar que tanto beneficios políticos le ha dado a su partido. Pero la historia, es probable que juzgue una sola vez a Danilo Medina y hasta ahora tiene la oportunidad de salir ileso.
Finalmente, no dejamos de reconocer que hay un cambio de paradigma en el arte de gobernar y ese es un paso de avance. Pero como diría un pensador del Conde “camarada, eso era necesario pero lejos de ser suficiente”.