Además de las reiteraciones de las autoridades dominicanas, la representante de la OPS en el país dijo que en la República Dominicana no existe la gripe Aviar. También, Florence Guilaume Duperval, Ministra de Salud haitiana reconoció el día 15 de Junio que hubo una “mala interpretación” (antes de disponer la veda) y que la Rep. Dominicana “no enfrenta un epidemia de esta gripe”, sin embargo, el día 18 en los puntos de intercambio fronterizo, las autoridades de ese país confiscaban huevos y pollos y regaban volantes advirtiendo a la población no consumir los productos avícolas procedentes de la República Dominicana y lo mismo sucedió el viernes 21-6-13. La veda continúa sin ninguna explicación oficial de la parte haitiana que la justifique.

Pareció improcedente que una comisión del gobierno dominicano fuera en genuflexión a buscar explicaciones en Haití sobre la medida unilateral que habían decidido sus autoridades.  No fueron tratados como ameritaba una comisión oficial de nuestro país. Se les hizo esperar por horas antes de recibirles y darles justificaciones pueriles sobre la medida. Posteriormente, como resultado de lo tratado el día 18 de Junio entre otra comisión que vino al país encabezada por el Canciller haitiano, Richard Pierre Casimir, la cual se reunió con el Canciller dominicano Lic. Carlos Morales, este último informó, que las explicaciones les parecieron inaceptables y no encontró “ninguna intención de la parte haitiana por levantar la veda a los productos avícolas”. Obviamente, los haitianos manipulan agresivamente la situación y dan largas a la solución del problema.

A más de dos semanas de iniciada la crisis, solo una confederación de pequeños comerciantes exportadores dominicanos tomó la medida de suspender las exportaciones a ese país, lo que se cumplió totalmente ese lunes (el 18-6-13) en el intercambio fronterizo de cada semana, pero oficialmente, el gobierno dominicano no ha reaccionado en forma adecuada con respecto a la actitud de Haití. Las autoridades dominicana pecan con un exceso de cautela “para preservar las relaciones bilaterales”, mientras las medidas de los haitianos son temerarias y desafiantes, importándole un bledo si afectan nuestras relaciones. Exageramos con el “tacto y la prudencia” con que dice ahora nuestro Canciller que está manejando el caso haitiano.

Que nosotros deportemos inmigrantes ilegales y que ellos nos veden exportaciones, son en ambos casos, ejercicios de soberanías, con la diferencia de que mientras nosotros lo hacemos cumpliendo con nuestras leyes de migración y con la Constitución de la República, la decisión haitiana se toma sin una justificación legal y sin el protocolo ni la delicadeza diplomática que exigen las relaciones bilaterales entre países civilizados.

Sin embargo, aunque tenemos todo el derecho de hacerlo en cualquier momento, reaccionar en esta forma no es recomendable, ahora lo manipularían arteramente, tal como lo anticipa el Canciller haitiano ante esa posibilidad cuando amenaza con llevarnos a los tribunales internacionales. No es oportuna una réplica irracional que no se corresponda con la ofensa y el problema que nos causan (Los daños que esta información pueden causar en el sensible sector turístico, pueden ser incalculables). Procede una represalia económica, como es la naturaleza de su medida. Así proceden los Estado que tienen orgullo y se hacen respetar, y eso no se puede supeditar a débiles prejuicios que cuestionen nuestra dignidad como nación.

Es la segunda vez en pocos años que Haití adopta una medida similar contra nuestra producción avícola, y al igual que la primera vez, asumimos la defensiva. Haití es también un país soberano y como tal, tiene ese derecho aun cuando se trate de medidas poco éticas para favorecer a funcionarios o empresarios de ese país. Lo único que podemos argumentar es que esta medida rompe con el espíritu solidario que con el cual los hemos tratado.

Frente a un mercado tan vulnerable como el de Haití, la República Dominicana ha mantenido una política comercial muy dependiente para la salida de algunos productos y cuando por cualquier razón se altera el ritmo de esas exportaciones, debemos asumir pérdidas por la falta de mercado. Simplemente, nos resignamos pacientemente sin una reacción consecuente y aceptando sus desconsideraciones con una actitud que demuestra que tenemos mayor interés en venderles a la necesidad de ellos por comprarnos. En el orden económico, el país tiene respuestas adecuadas ¿Cuál es el miedo para adoptar medidas similares? Se justifica una reacción dominicana de la misma naturaleza ante una medida insensata por la cual no piden excusa, rectifican o dan una explicación aceptable, a pesar de que ya se aclaró el error que pudieron cometer. Se impone también, en lugar de estar implorando a los haitianos para que nos compren pollos y huevos, buscar otros y no depender de Haití como único mercado.

Haití es el 2do. destino de exportación que tiene nuestra producción, pero estas exportaciones no pueden tener más peso en la economía dominicana que la presión a su gobierno de los diez millones de haitianos que se benefician con la entrada de nuestros productos baratos. Esto no importa mucho a sus autoridades, quienes, no actúan así para proteger su propia producción, ya que no la tienen suficiente. Ellos sacrifican la inmensa mayoría de su propio pueblo por proteger a unos cuantos importadores relacionados con el gobierno y al mismo tiempo, nos dan lecciones de soberanía, aunque sean muy torpes.