Si el gobierno persiste en intentar mejorar la calidad de la educación pública y de la actuación de la Policía Nacional manteniendo salarios de miseria para educadores y policías, puede prepararse para ver un fracaso tras otro.
La sinceridad de un gobierno que busca provocar cambios importantes en un servicio público vital como lo es la educación se mide, esencialmente, por una política de mejora sustancial de los ingresos de los educadores, su capacitación, la construcción de planteles seguros y confortables, la adquisición de equipos y laboratorios que hagan de la docencia un ámbito deseable para maestros y alumnos.
Pero si el gobierno permite que la ministra de Educación, Josefina Pimentel, se eleve su sueldo de 185,000 a 300,000 pesos mensuales (sin incluir todos los extras) y ella solo quiere incrementar el salario de los maestros en menos de 2,000 pesos mensuales, es evidente que hay un doble rasero para valorar el esfuerzo.
Si la ministra tiene secretarias, vehículo, chofer y todo tipo de ayudantes para realizar su trabajo y no puede vivir con 185,000 pesos mensuales (que nunca los ha ganado en el sector privado) y el gobierno le acepta que se aumente a 300,000 pesos mensuales, por qué una maestra que no tiene quien la ayude, que anda en vehículos públicos soportando humillaciones, que trabaja directamente en el aula, que no gana con qué comprar los alimentos de su casa, no se le reconoce el derecho de disfrutar de un mejor salario cuando el Ministerio de Educación está recibiendo fondos suficientes.
Maestros y alumnos constituyen las prioridades de inversión en cualquier país que se quiera mejorar la calidad de la educación.
Policía Nacional
El anunciado Plan de Seguridad Ciudadana lo que da es risa porque parece que la intención es que todo siga de mal en peor. Si un policía no gana un sueldo suficiente ni siquiera para él mismo hacer una comida completa (ni siquiera para su familia) hablar de reforma y mejora de la seguridad ciudadana es una tontería.
Cuando a un alistado, cabo, sargento u oficial subalterno se les asignan responsabilidades de seguridad frente a la delincuencia o el crimen organizado, pero dejan a sus familiares sin alimento, sin energía eléctrica, sin agua, pagando alquileres, nadie puede pedirle que su sacrificio por la Patria esté por encima de la indiferencia del Estado frente a sus necesidades elementales.
Según la nómina publicada por la propia Policía Nacional (ver http://www.policianacional.gob.do/v2/Transparencia/nomina/20130325-nomina-mar-2013.ashx ) el día 25 de este mes 8,079 rasos que tiene el cuerpo del orden cobraron un sueldo bruto de 6,117 pesos, es decir 197 pesos diarios para mantenerse ellos en la calle y sus familias en las casa, en un contrasentido que solo puede tener como resultado el picoteo, la asociación y hasta la protección de la delincuencia como forma de sobrevivir.
No justifico esa vinculación, pero es perfectamente entendible porque nadie está obligado a lo imposible y vivir con un sueldo como ese es un imposible mayor.
Pedirle a los 4,390 sargentos que el pasado lunes cobraron 7, 166 pesos de sueldo por el mes de marzo que trabajen con dedicación, amor y entrega frente a una delincuencia organizada que tiene dinero a montón para sobornar, es una invitación a que ellos salgan a buscársela de cualquier modo.
Por eso es que todos hemos visto a patrullas de policías en los túneles de la avenida 27 de Febrero o frente al Banco Agrícola en el Malecón de Santo Domingo, desde la medianoche registrando vehículos sin un ayudante fiscal, pidiendo ver el seguro del vehículo o la licencia de un arma para si hay una falta, terminar el impasse con una suma de dinero. Si todo está bien, entonces viene el consabido “nosotros no hemos cenado”.
Eso mismo pasa a la entrada y salida de ciudades, donde hay retenes de forma casi permanente parando vehículos y registrando como si el país estuviera en guerra, mientras las redadas, totalmente ilegales, son diarias en los barrios pobres afectando a todo tipo de personas y arruinando la credibilidad de la misma Policía.
Naturalmente, en esas redadas no caen criminales peligrosos lo que demuestra que solo sirven para molestar a los ciudadanos y para las patrullas pescar y completar sus ingresos.
¿Quién no ha visto estas acciones a todo lo largo y ancho del país durante años?
La combinación de policías mal pagados y la indiferencia del Ministerio Público frente a las acciones ilegales que solo procuran extorsionar a la población es lo que erosiona la confianza de la ciudadanía en la Policía Nacional y la torna ineficaz para contener la criminalidad.
Ninguna policía en el mundo puede tener éxito frente a la delincuencia sin una efectiva colaboración de los ciudadanos. Pero ningún ciudadano se va a poner a colaborar con una policía que lo vive molestando cuando viene del trabajo, cuando intenta salir a divertirse, cuando va correctamente de madrugada a un aeropuerto, cuando viene de su conuco o va a un hospital.
¿Que hay muchos policías honestos, que sirven con integridad a la Patria y respetan a su pueblo? Eso yo lo tengo comprobado, pero esos son héroes y cada día tienen que sufrir las consecuencias de las pésimas actuaciones de sus compañeros que van en sentido opuesto y no son cientos, sino miles.
Comprando más pistolas, más motocicletas y más camionetas esa práctica no va a terminar, sino que se va a incrementar porque habrá más hombres mal pagados con mayor posibilidad de montar retenes ilegales para tratar de completar su sueldo.
No hablemos de planes de seguridad ciudadana pagando miserias a los hombres que se les pide trabajar con integridad pero con el estómago vacío al igual que el de sus familiares.
Tal vez alguien pueda explicar por qué el sueldo del jefe de la Policía Nacional sigue siendo de 74,350 pesos y el del ministro de Obras Públicas, que tenía ese mismo monto en enero, ahora es de 300,000 pesos mensuales.