El 19 de agosto de 2020, a las 10:36 am, el ministerio de la Presidencia publicaba un tuit ilustrado con una fotografía que destaca la juramentación de las 31 gobernadoras provinciales designadas mediante el decreto 340 emitido el presidente Luis Abinader al iniciar su cuatrienio.

Era la segunda vez que un mandatario dominicano nombraba mujeres en cada provincia. Balaguer lo había hecho en 1966 en que designó 26.

Por inusual, la orden ejecutiva impactó en la sociedad. Muy bien.

Pero, más allá de las emociones momentáneas, sabíamos que la condición de hembras en modo alguno representaría un sello de garantía de “multiplicación de los panes y los peces”.

Mucho menos que las gobernaciones serían convertidas milagrosamente en centros de felicidad.

Desde Balaguer, estas representaciones del Poder Ejecutivo, consignadas en el artículo 198 de la Constitución, han limitado su dinámica cotidiana, en general, a tareas cosméticas como cumplidos de campañas electorales, o, diligenciar algún empleo de poca monta y ser soporte de alguna institución de ayuda social del Estado.

En la práctica, ellas han sido catalizadoras de la alta presión política a los presidentes.

Sus funciones, sin embargo, son más profundas, conforme el marco legal. Y hacia allá debería encaminarse el  Gobierno, si quiere mantener sincronía con su discurso de cambio del estado actual de cosas.

La ley 247 del año 2012, artículo 38,  establece la representación del Poder Ejecutivo en esas comunidades, pero también le ordena presidir los consejos de desarrollo provinciales y regionales establecidos en el Sistema Nacional de Planificación e Inversión Pública (ley 498 de 2006).

Eso implica reconvertir a las gobernaciones en instituciones activas, funcionales, con capacidad de gestionar las soluciones de las provincias.

Y ello comienza por dotarlas de las estructuras internas, personal técnico y presupuesto suficiente para que actúen cónsonas con los objetivos estratégicos del Gobierno.

La gobernadora de Pedernales, Miriam Brea, acaba de una señal promisoria que debería servir de riel a los planificadores gubernamentales para iniciar el empoderamiento real de estas instancias.

Por primera vez en la historia de ese pueblo del extremo sudoeste (1958), la  gobernación, en un acto formal, la mañana del 25 de septiembre de 2021, ha rendido cuentas de su primer año de ejercicio (16 de agosto 2020-16 de agosto 2021). Se trata de una acción de transparencia digna de emular.

La presentación de memorias tiene gran importancia porque facilita a los ciudadanos críticos unos insumos que podrían cotejar para determinar la calidad de los datos, y cuestionar si fuese necesario.

Según información a la mano, el ministerio de Interior y Policía ha ordenado, a cada gobernación, rendir cuentas cada año y, mensual, un estado de ingresos y egresos consolidado. Excelente.

Estamos ante una hermosa oportunidad de echar a andar el cambio real para que las gobernaciones provinciales dejen de ser una entelequia y se conviertan en protagonistas de los procesos.

Estas instancias son muy necesarias, pero con RD$600,000 de asignación mensual, como la de Pedernales, se llega a ningún sitio.