Ya hemos tratado sobre el impasse entre el flamante Presidente norteamericano y su contraparte de la China Popular por la conversación del primero con la Presidenta de Taiwán, para felicitarle por su confirmación. Las relaciones se tensaron por el “gafe” de Trump de posiblemente revisar la política de una sola China, lo que hizo pensar como el primer paso para el enfrentamiento entre la economía número uno y la número dos del mundo.
Este “tente ahí” llegó a su fin en una nota mínima (que contrasta con los partes de prensa sobre el cuasi-enfrentamiento sino-norteamericano), pero que recoge Moisés Naim en su columna en El País, Madrid, España, ver en el siguiente enlace: http://internacional.elpais.com/internacional/2017/02/11/actualidad/1486840083_514676.html
Escribe Naim: “Ambos presiden una superpotencia militar y económica. Uno de ellos es partidario del libre comercio y ha dicho que es un error culpar a la globalización de todos los males de la humanidad. El otro líder sostiene que el comercio internacional es nocivo para su país y ha anunciado que va a poner impuestos a las importaciones. El primero, el defensor de la globalización y del comercio, es el secretario general del Partido Comunista más grande de la historia (80 millones de miembros). También es el presidente de China, la segunda potencia económica del planeta. El otro, el proteccionista que denuncia el comercio cada vez que puede, es Donald Trump, quien lidera la mayor economía capitalista jamás conocida.”
La noticia dice que Trump se comprometió con Xi a sostener la política de una sola China, la que obliga a Estados Unidos a no sostener contactos formales con Taiwán. Me parece un triunfo político y que enmarcaría una decisión crucial del Presidente Medina: sostener la doctrina de una sola China –en la línea trumpiana- para acomodarse al escenario geopolítico mundial del siglo XXI.
Es verdad que Xi se encuentra enfrentado a reformas estructurales de China, según relata Naim en su articulo a partir del libro del Prof. Minxin Pei: corregir el “Capitalismo corrupto” que plaga a China”. Pero, está en el primer plano del nuevo orden geopolítico internacional que no podemos soslayar.
Si este enfrentamiento de Xi y Trump se resolvió manteniéndose el principio de “una sola China”, entonces queda averiguar si la Presidenta de Taiwán, Dra. Tsai Ing-Wen, reconoce el status quo de “una sola China” como para no tener compromisos del pasado y enfrentar el futuro desde este lado del mundo. Así dejaríamos el asunto “en manos de los chinos” y que postularan su cronograma de unificación que podría durar décadas, quizás siglos.