Cuando algunos medios de prensa dominicanos informaron de un encuentro en Miami entre altas autoridades de República Dominicana y Haití con representantes del sector privado de sus respectivos países, la noticia provocó sorpresa en varios círculos haitianos interesados.

Desde Santo Domingo se informó de la composición de la delegación dominicana, de la entidad que facilitaría el diálogo y del lugar. Además, se precisó que la iniciativa era de la Presidencia de la República, que delegó al Canciller, quien tendría como homólogo en su rol de Jefe de misión al Primer Ministro haitiano.

Terminada la reunión, una nota de prensa fue publicada, siempre por la parte dominicana, dando a conocer  globalmente el desarrollo de la actividad.  A la misma, de hecho, un periódico de circulación nacional le dedicó un editorial aplaudiendo la iniciativa.

Mientras en Haití, las instancias competentes ni siquiera  estaban al tanto. La información fue marginalmente mencionada por Le Nouvelliste retomando una nota de la agencia en línea Haití Press Network (HPN) que a su vez citaba un medio dominicano.

Algunos empresarios haitianos invitados se negaron a participar por cuatro razones: La primera es que dicen haber sido contactados al último minuto, por lo que no entendían la prisa de organizar ese encuentro, debido a que ya el nerviosismo y la tensión provocados al principio por las vedas haitianas habían pasado. Razón por la que las partes pudieran tomar su tiempo para organizar una reunión de reacercamiento más provechosa.

La segunda razón es, a su criterio, la indefinición del gobierno haitiano sobre aspectos claves de los intercambios entre los dos países. Critican la ausencia de una posición haitiana concertada y coherente, por ejemplo, sobre la propuesta dominicana de un acuerdo de libre comercio. Por ende, califican de “improvisación” la forma de proceder en el montaje del viaje a Miami.

Tercero, no hallaron el motivo que pudieran tener los iniciadores y organizadores del encuentro, para excluir los representantes de algunas instancias técnicas estatales. De manera más clara, los encargados de la Comisión Mixta y de unidades de seguimiento de los acuerdos internacionales dominicanos y haitianos.

En cuarto lugar, contrario a lo afirmado por los auspiciadores del encuentro de Miami,  este no es el primero entre lideres empresariales de la isla. Reuniones similares ya se han realizado entre cámaras de comercio de los dos países, incluso con la firma de acuerdos de cooperación cubriendo asociaciones comerciales e empresariales de la zona Norte de los dos países, sin el seguimiento adecuado, por problemas estructurales en las relaciones haitiano dominicanas.

Es bueno señalar que los problemas estructurales, a los cuales se refieren dichos actores, son en primer lugar las dificultades ligadas a la situación migratoria: discurso anti haitiano oficial, torpezas en la gestión migratoria, denuncias de violaciones de derechos humanos durante las repatriaciones.

También, campañas como la de estos días que acusa a los inmigrantes haitianos  de tener un plan de exterminación del pueblo dominicano.

Se trata de un conjunto que afecta muy a menudo directamente los intercambios comerciales en la frontera, como los incidentes en el puente Masacre a principios de año. Situaciones que perturben asimismo el ambiente general para el desarrollo de los negocios a nivel insular.

Por lo tanto, la reunión de Miami, es vista en Haití  por varios funcionarios públicos, líderes empresariales  y representantes de organismos internacionales proveedores de fondos para proyectos binacionales, como un asunto de un sector del poder con un sector del empresariado que algunos llegan a considerar como una reunión privada que se hizo pública por intereses propios de una de las partes.

Fuera de algunas especulaciones surgidas por falta de información oficial del lado haitiano, esta disposición dominicana hacia el diálogo, entre las dos partes, debe ser ciertamente animada. Más, en las circunstancias actuales, es menester que se amplíen los campos de conversación incluyendo  iniciativas que buscan asegurar la convivencia pacífica entre haitianos y dominicanos, como elemento vital del fortalecimiento de los intercambios económicos.