De vez en cuando me pongo a chequear la tv dominicana. Es como una de esas tareas que te imponen en la escuela donde debes repetir una frase en el cuaderno, como castigo. Pero todo lo que veo es igual, salvo honradísimas excepciones, por las cuales uno no se explica que las buenas cosas no se dupliquen o reproduzcan.

Resulta estresante constatar que, pese al altísimo desempeño técnico se conserva un nivel bastante mediocre.

La falta de control ético por parte de la sociedad, puede ser un origen. Yo pienso que la mejor manera de que eso comience a cambiar es si se le aplica un objetivo social y pedagógico.

Cuando se tiene un objetivo pedagógico se demuestra cuáles son los elementos que hacen posible la enseñanza de la democracia y la producción colectiva con objetivos de beneficio colectivo.

Es como cuando se tiene un gobierno, o se detenta un poder del estado, que se activan todas las acciones para toda la sociedad.

Hoy, en la programación de la tv nacional, no existe estética en sus contenidos, y esto es claramente identificable porque no existe un trabajo colectivo y de interés nacional. No es estética como algo “bello”, sino como algo que a todos nos estimula a apreciarlo, quererlo, porque a todos nos aporta por igual con un sentido de equidad y buena fe.

Y no es solo la tv dominicana. Es lo mismo que la foránea, la cual aquí se copia y se plagia, como también se hace con espectáculos musicales, con el plagio de eventos artísticos de premiación al arte local, y en general con todo lo que es producto cultural. Resultado: el consumidor prefiere el producto original.

Hoy lo reating están del lado de los programas foráneos, y esa es una de las consecuencias lógicas por la  que van desapareciendo los espacios de producción nacional.