Nueva York.- Se organizaron, comunicaron y coordinaron por internet, sin líderes, tomaron las calles pacíficamente y en tres semanas destronaron a Hosni Mubarak, terminando su dictadura de 30 años.

La exitosa táctica egipcia se replica en el mundo; dos años después, 14 millones de egipcios retomaron las calles, en tres días destituyeron al presidente Mohamed Morsi, electo hace un año.

Redefinieron el contrato electoral-laboral fundamental entre electores-patronos, y sus empleados-electos, suspendiendo el contrato de Morsi antes de cumplir su mandato.

Los empleados ineficientes siempre son despedidos, los egipcios despidieron su presidente ineficiente inmediatamente.

 

Otros pueblos replicarán ese ejemplo.

Demostrarán, como dijo Wael Ghonim, principal organizador del levantamiento contra Mubarak, q      ue “el poder del pueblo es superior al de la gente en el poder”.

Ojalá los militares del mundo aprendan de los militares de Egipto. Ellos decidieron obedecerle al verdadero comandante en jefe: el pueblo ocupando las calles, y cumplieron la voluntad popular destituyendo ambos gobernantes.

Egipto construyó una impresionante paradoja politico-histórica, un Golpe de Estado por “voluntad popular” que “salvó la democracia”, evitando que usaran mecanismos democráticos para instaurar una teocracia. Ahora  necesita elegir un presidente civil rápido, rechazando la dictadura militar y la islamización.

Morsi y su Hermandad Musulmana deben aceptar que el Islam es una doctrina religiosa, no una ideología política, no sirve para gobernar.  Esto puede costar mucha sangre, destruir la estabilidad de Egipto, el Medio Oriente y muchos otros países.

Antes de que Abrahan llegara a Egipto los egipcios fijaban las tendencias políticas y organizativas mundiales. Desde siempre lo que ocurre en Egipto se repite en el mundo.

Cuando la nueva táctica egipcia se replique como las anteriores, desestabilizará gobiernos, profundizando crisis económicas, generando más inestabilidad. Alcanzará su objetivo fundamental: subvertir ésta “estabilidad” basada en la injusta distribución de las riquezas y el poder.