Revisando la hoja de vida y servicios ofrecidos al país del magistrado Jorge Subero Isa, validados no solo por las posiciones desempeñadas sino también por las distinciones, reconocimientos, trayectoria profesional pública, privada y vida familiar, podríamos colegir, que con él la nación disponía de una de sus “reservas” a todas pruebas.

La Suprema Corte de Justicia constituye el máximo estamento del sistema judicial en donde el reclamo de los derechos ciudadanos, la convivencia civilizada, debieran estar mejor garantizados, independientemente del juez incumbente que la estuviere dirigiendo.

Al parecer lo anterior no se cumple a cabalidad, si partimos de lo que recogió la prensa nacional la semana pasada, relacionado al sonado caso Sun Land, haciendo referencia a supuestas declaraciones hechas por el pasado presidente de la Suprema Corte de Justicia Dr. Subero Isa al externar que este caso había sido “un crespón negro en la toga de los jueces” y por vía de consecuencia, se colige, para el sistema judicial dominicano.

Pensábamos que habíamos superado los tiempos en que los jueces tuvieran que subordinarse al Poder Político, como en épocas pasadas. Pero a juzgar por las declaraciones del ex juez Subero Isa, relacionadas con el caso de la Sun Land, estamos lejos de lograr esa meta y, más aún, sus declaraciones permiten suponer que los jueces siguen siendo vulnerables a la presión política.

El se refería específicamente al préstamo de los 130 millones de dólares de la Sun Land, préstamo que no fuera sancionado por nuestras cámaras legislativas pero que habremos de pagar todos los dominicanos, incluyendo los nietos y bisnietos del mismo Subero Isa.

Ese “crespón negro” no era muy “conocido” por la mayoría del pueblo llano.  Y demuestra que él sucumbió al poder político, y por tanto le restó idoneidad para tan dignificante posición pública.

Si un ciudadano prominente como el Dr. Subero Isa, quién legítimamente, se ha ganado una posición personal, familiar y profesional sin penurias, con buen dinero para vivir holgadamente, producto de su trabajo personal, con reivindicaciones sociales reconocidas, merecidas y garantizadas, es capaz de claudicar, ¿qué se podría esperar de aquellos que aún no han visto satisfechas sus aspiraciones personales?.  Esto sí que da pena!!