El Comité Político del gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se acaba de presentar con su “cara limpia” sólo para reconocer la derrota en las  presidenciales y congresuales de este 5 de julio de 2020 y despacharse con “la buena nueva” de “somos el mayor partido de oposición”.

De paso, vía sus defensores mediáticos, desarrolla en paralelo la estrategia de atribuir el desastre a un expresidente de la República, Leonel Fernández, a quien había ninguneado luego de que éste renunciara a la organización tras bloquear primero el plan de modificar por segunda vez la Constitución para habilitar la repostulación del presidente Medina, y de cuestionar la escasa transparencia de las primarias del 6 de octubre de 2019, que ganaría el candidato oficialista Gonzalo Castillo, el as sacado súbitamente de la manga del mandatario. 

Se trata de otra burla ante las caras de millones de seguidores, muchos de ellos empleados públicos, deprimidos por el golpe asestado por la realidad el Día D. Inaceptable.

Ese influyente organismo, bajo control absoluto del presidente Medina, debió siquiera simular tristeza, expresar su mea culpa y anunciar una renovación urgente, con renuncias incluidas, vista la cadena de desaciertos responsable de la caída al abismo.

Y como no lo hizo, a ese liderazgo le vendrían días difíciles, muy difíciles, salvo que rectifique y las bases quieran  perdonarle.

El Partido Revolucionario Moderno (9-9-2014) y aliados han capitalizado al máximo el malestar social acumulado, al ganar en primera vuelta (52%), con una inusual abstención de 46%, tras una grave crisis electoral y bajo la epidemia de la enfermedad causada por el SARS-CoV-2 que desde mediados de marzo hasta este martes 7 de julio ha provocado 838 muertes, conforme datos de Salud Pública. Ha ganado 71 diputaciones y 18 senadurías.

El oficialista PLD y aliados han obtenido el 37% de los sufragios en el nivel presidencial (62% en 2016) y ha sufrido una estrepitosa caída en el número de diputados (72 de los 95 de hoy) y senadores (4 de 32).

Fuerza del Pueblo, con nueve meses de fundado, ha alcanzado 9%, 27 diputados de 190 (3 de 20 al Parlamento Centroamericano) y seis senadores de 32, según datos preliminares de la Junta Central Electoral (JCE). Tiene alianza con el PRM en 22 senadurías. Pasa al segundo lugar en los bloques del Senado y de la casilla 18 en la boleta de hoy a la 3 para las elecciones de  2024, sin precedentes. El padrón está compuesto por 7,5 millones de electores.

TIROS AL AIRE

Múltiples factores determinaron la victoria del candidato presidencial perremeista Luis Abinader, 52años, economista, empresario turístico y dueño de la fábrica Cemento Santo Domingo, ubicada en la provincia Azua, 109,7 kilómetros al suroeste del Distrito:

La fatiga provocada en los votantes por 16 años consecutivos de gobierno. El PLD ganó en 1996, pero perdió del PRD en 2000. Por el colapso de la economía y el descontento popular generalizado durante el gobierno presidido por Hipólito Mejía, retornó cuatro años después, hasta hoy.

El distanciamiento del CP respecto de las bases y del resto de la población. La mayoría de sus integrantes, también ejecutivos de primer nivel, asumió una postura de indiferencia, sin asomos de rectificación.

La permanencia en los puestos de dirección. Salvo algunos funcionarios que activaban como verdaderos servidores públicos y mantenían la comunicación con la gente, respondiendo inquietudes hasta por las redes sociales, la mayoría optó por la arrogancia y se limitaba a cabildear la ratificación con el presidente, sin importar la valoración de los colaboradores y de la población. Aunque a buena parte de ellos se les esfumó la sensibilidad social, se eternizaron en los cargos.

La crisis de 2015. En ese año pre-electoral el CP forzó una reforma constitucional para rehabilitar y postular al presidente Medina (2012-2016), en desmedro de Fernández, candidato y presidente del PLD desde el fallecimiento del fundador Juan Bosch, el 1 de noviembre de 2001.

Fernández, constitucionalmente habilitado, tenía altas probabilidades de ganar la contienda. Víctima de las circunstancias y de una cruel campaña sucia, se vio compelido a desistir de su objetivo. Pero se integró a la campaña y su corriente apoyó sin condiciones a Medina, tanto que, según el propio candidato, sin él, no habría ganado los comicios.   

La crisis de las primarias 2019. El crac se afianzó hace un año. A contracorriente, el CP regresó con otro plan de una segunda modificación a la Carta Magna para propiciar la repostulación del mismo Medina en la contienda de 2020. Pero Fernández lo rechazó y comenzó una ardua jornada de protestas frente al Congreso y un sostenido periplo por los medios que pretendía concienciar sobre lo pernicioso de una nueva reforma de ese tipo. Él y el partido lucían con potencial para ganar los comicios.

En esta ocasión, Medina fue obligado por la presión social a retirar sus aspiraciones, pero propició unas primarias abiertas para elegir al candidato. Entre todos los aspirantes de su entorno, se inclinó por su ministro de Obras Públicas durante siete años, Gonzalo Castillo, con evidentes debilidades para competir. Con los recursos del Estado, aplastó a Fernández, quien, el 20 de octubre, anunció su renuncia al PLD.

La presión a los empleados públicos. Los medios de información registran relatos sobre presiones y cancelaciones de empleados identificados como simpatizantes de Fernández. Y en el tramo final de la campaña, la dirigencia morada advirtió varias veces sobre cancelaciones masivas, si ganaba Abinader.

Las elecciones municipales. El 16 de febrero, el proceso de votación había comenzado, pero, a media mañana, la JCE anunció abruptamente la suspensión al no poder resolver un promontorio de irregularidades que, semanas después, atribuyeron a “fallas técnicas internas”. Fernández había denunciado en octubre que el software usado por la JCE en las primarias del PLD no garantizaba la transparencia del proceso electoral. Pero la institución despreció su reclamo y lo mantuvo para las municipales del 15 de marzo. La interrupción del proceso de febrero provocó manifestaciones masivas de protestas contra el órgano electoral y el Gobierno.

Las denuncias de corrupción. Muy mal manejo. Sobre todo del caso Odebrecht. Baste un ejemplo: con base en una estrategia a leguas inoportuna, Temístocles Montás fue escogido presidente del partido, pese a que había sido acusado, aunque luego declarado no culpable. El escándalo de sobornos de la poderosa empresa brasileña sigue en el tribunal. Esta acción debería motivar la realización de una tesis de comunicación para determinar su impacto en la imagen del partido. 

El narcotráfico. El uso político del tema drogas, al final de la campaña, lució como  recurso de última hora para minar al puntero Abinader y subir a Castillo, que estaba empantanado, sin superar el 40%. Pasó inadvertido entre los electores.      

El COVID-19. La expansión de la epidemia de la enfermedad multisistémica por coronavirus ha provocado una crisis sanitaria que ha obligado a las autoridades a reenfocar la dinámica del Gobierno.

Estados de excepción, cuarentenas, creación de programas de asistencia y una ineficaz estrategia de comunicación en salud han caracterizado la ruta desde la detección del primer caso positivo de SARS-Cov-2, en marzo de este año.

Fernández y Abinader habían sugerido al Gobierno convocar de urgencia una cumbre para integrar todas las fuerzas en pos de parar la transmisión comunitaria del virus. La sugerencia no fue acogida.

Escasa pasión, Danilo tarde. Una de las características de los funcionarios en los gobiernos del PLD ha sido el escaso sentido de cuerpo. Los delata una mirada a sus comparecencias mediáticas. Hablan por ellos, no por el Gobierno, y menos en defensa de la organización que les dio vida y estatus. Sus participaciones no obedecen a políticas de comunicación, sino a su afán de protagonismo y a sus aspiraciones políticas. Para ello se buscan “amigos” en los medios que pregonen sus “excelentes gestiones”, y les pagan con dinero del erario. Pocos hablaron de Gonzalo. Y, cuando lo hacían, exhibían escasa pasión. Sí dedicaron muchas energías y recursos a disminuir a LF, mientras descuidaban a LA.

El presidente Medina duró demasiado tiempo en la gatera. Cuando salió ya era tarde. Todo estaba consumado.