(Individualismo versus Institucionalidad; “Vivir versus Negociar”; “Activismo versus Gestión Cultural”)
He asentado tres dialécticas para responder la pregunta que encabeza nuestra colaboración de hoy: ¿cómo revalorizar el Centro Histórico de Santiago de los Caballeros? Antes revelar estas lógicas citemos una singularidad que muy pronto cumplirá una década: la primera visita en el año 2003 a las oficinas del Plan Estratégico de Su Excelencia Reverendísima, Monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, Arzobispo Metropolitano.
La presidencia del CDES la ejercía Miky Lama quien me invitó a recibir a la autoridad eclesiástica más importante de la Región Norte, para ese entonces también Presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano. Conocía de su brillante gestión pastoral pues había visitado varias veces, el Obispado de La Altagracia y la Basílica, cuando Su Excelencia ejercía en el Este de la República. Incluso fui invitado al almuerzo con el Presidente que con mucho éxito se realizaba allá.
Esa mañana se desarrolló una conversación sobre el centro histórico que sería el embrión de lo que culminó tres años más tarde siendo el Consejo para el Desarrollo del Centro Histórico de Santiago de los Caballeros. Ahí acuñamos la frase que este territorio es el “Corazón de la Ciudad Corazón”.
Por la gestión de Su Excelencia Reverendísima y el CDES, los 41 Regidores crearon un organismo resultado del Primer Plan Estratégico que superaba por lo menos dos decretos presidenciales donde ciertos individuos se colocaban ellos mismos “in tuito” persona al frente de la gestión. La Ordenanza Municipal 2760-06 fue mucho más allá al estructurar una entidad con la competencia de animar e impulsar la gestión del uso del conjunto de propiedades, edificios y bienes públicos. Desde ese entonces hemos avanzado bastante en remozamiento de edificaciones y otras acciones, pero todavía debemos hacer mucho más.
En ese contexto la primera dialéctica a resolver en Santiago para impulsar con más fuerza su Centro Histórico es resolver “Individualismo versus Institucionalidad”. Los organismos de la Nación deben reconocer el Consejo del Centro Histórico de Santiago como la entidad investida de la institucionalidad necesaria para asegurar una acción concertada de todos los sectores.
Que en este Consejo todo el mundo se encuentre. Que todos tengan aquí un espacio para facilitar soluciones y que esta institución pueda colocar en sus modernas oficinas ubicadas en la Calle de El Sol esquina avenida Antonio Guzmán, todas las gestiones necesarias para remodelar, proteger y restaurar las obras, incluso facilitando aval de préstamos a bajos intereses. La primera dialéctica es institucional para que el Ayuntamiento, Gobierno y sociedad civil se sincericen y concurran de verdad en el corazón de la ciudad corazón.
El “segundo dilema” que debemos desatar es armonizar “Vivir versus Negociar”. Cómo contener la pérdida del patrimonio arquitectónico y cultural. Sea de cualquier material, madera, mampostería, ladrillos o argamasa, las edificaciones de este territorio guardan la historia de Santiago; el origen y consolidación de la República. Para detener la sustitución y la pérdida de bienes patrimoniales que sostienen la identidad santiaguera; si se quiere superar el “vacío arquitectónico” que se genera anárquicamente por la falsa identidad que impone el capital inmobiliario al demoler edificaciones patrimoniales para sustituirlas por usos comerciales y parqueos.
Para contener el reemplazo anárquico de la historia y la cultura por una supuesta nueva arquitectura que ni siquiera refleja los valores de la sociedad actual; el primer paso es lograr que los santiagueros se sientan seguros y vuelvan a vivir en su centro histórico, dado que entre todos, gobierno, empresarios y sociedad civil contribuyamos al aporte de soluciones habitacionales seguras y confortables. Que Santiago regrese a su centro, porque Santiago se siente seguro de vivir, pero también de negociar ahí. Casas y apartamentos confortables, dotados de todos los servicios, con un entorno saludable, accesible y habitable.
Finalmente, la tercera dialéctica se expresa “Activismo versus Gestión Cultural”. Las más 10 entidades religiosas y culturales que interactúan en el centro histórico deben concurrir en un gran programa común, de Espiritualidad y Cultura. Pero la realización de actividades “a lo loco”, debe superarse pues aleja creyentes, feligreses, clientes, visitantes y turistas. El Cibao entero puede llegar al centro histórico de Santiago, si el Cibao entero tuviera en sus manos un programa organizado de actividades religiosas y culturales coherentes y concurrentes. Bautizos, confirmaciones, cursillos, matrimonios, ceremonias religiosas y actividades de evangelización, pueden concurrir con festivales, conciertos, conversatorios, exposiciones y ferias gastronómicas. Todo se puede alinear y todo se puede conversar y programar para que tenga conexión y sentido de consistencia cultural. En eso debemos trabajar entre todas y todos.