Muertes Accidente Noche Clásico Beisbol. Lo que todos esperamos del Ministerio Público, especialmente los familiares de las víctimas, es que preparen un caso sólido e infalible para el juicio de fondo contra el conductor que, con su manejo temario, provocó las muertes. Es entendible que como medida de coerción se pidiera prisión. Un evento tan atroz, con decenas de testigos y pruebas de la imprudencia fatal, apuntan a una probabilidad alta de condena. Esto puede ser aliciente al peligro de fuga, pero es al juez a quien le toca contrastar este argumento con los que, generalmente, expone la defensa. Tal vez se alegó que el imputado estaba más seguro en su casa, bajo vigilancia familiar, que en la cárcel, donde tendría reservado todos los números de la rifa de la pela o la violación del día, en venganza por la tragedia. La entrega de pasaporte, impedimento de salida y presentación periódica se presentan como medidas que disminuyen el riesgo de fuga y dan garantías de que el imputado acudirá a su cita con la justicia.
Que el juez haya optado por estas medidas, más la garantía económica, no tenía que ser criticado por el Ministerio Público. Tampoco indicar en esta etapa la intención de apelar una decisión que en nada afecta lo que debe ser su tarea primordial: hacer la investigación como se ve en las películas tipo CSI, preparar un expediente inexpugnable para la defensa y aferrarse a cumplir con los plazos fatales que tiene para acusar. Al juicio tiene que llevar pruebas contundentes que demuestren manejo temerario, exceso de velocidad, estado de embriaguez y el abandono irresponsable de la escena del accidente. Son esas las que el juez va a comparar contra el fallo mecánico que supuestamente hizo perder el control del vehículo, recibo de Colmadón indicando consumo de dos pequeñas de la light la noche del accidente, declaraciones de testigos y cartas de Junta de Vecinos con juramento sobre su buen comportamiento más, por supuesto, el relato dramático sobre la situación que lo tenía fuera de sí, descontrolado, antes del trágico suceso. Es en ese escenario donde el Ministerio Público tiene que batir el cobre. Sólo con expedientes sustentados como lo manda la ley, es que pueden demostrar realmente su solidaridad con las víctimas y el compromiso a cumplir su función con responsabilidad.
Aporte ciudadano al plan público de seguridad. Los choferes de carros de concho pueden dar una mano a las autoridades dándole las pautas para que duren los vehículos asignados al patrullaje. La técnica para que dueños de carros del transporte público rueden diariamente en sus unidades por más de 10 años, tiene que ser asimilada por los que ahora, nuevamente, reciben carros que terminan hechos tripas en poco tiempo. Un seminario similar a los que se les asignaran motores debería ser impartido por los “delivery” de los colmados, donde “los busca moro” parecen haber encontrado el aceite de la juventud.
Los agentes del orden ya acostumbrados a dar servicios a particulares, no debieron ser reintegrados para el servicio a la ciudadanía. Ese cambio de reversa no lo asimilarán. Estaban acostumbrados a su salario de nómina, cobrado sin trabajar para el público, y a los incentivos que por buen servicio rendían a particulares en la custodia de vidas y bienes. Eliminarle los ingresos extras para ponerlos a trabajar por el salario que recibían de gratis y esperar que lo hagan con entrega y dedicación trinitaria a la comunidad, es un optimismo desbordado. Me recuerda al obrero que al tropezar y caer desde el piso 40 de un edificio, se le oyó gritar cruzando el 20, “¡Hasta ahora voy bien!” Un plan para facilitar su asimilación a compañías de seguridad privadas o apoyarlos para que formen empresas en ese ramo que aumenten la competencia, reduciendo las actuales barreras de entrada, es mejor camino para ellos y para todos.