Después de que ningún candidato superará el 50% del voto popular en la primera vuelta, 2,7 millones de uruguayos están llamados a las urnas nuevamente para elegir a su nuevo presidente entre los dos candidatos más votados: el izquierdista Yamandú Orsi y el oficialista Álvaro Delgado. Orsi llega con ventaja, pero la coalición de Delgado aprieta la contienda.
Segundo round electoral en Uruguay. El domingo 24 de noviembre, el electorado uruguayo saldrá por segunda vez a las calles para decidir si el rumbo de la dirigencia en el país sudamericano por los próximos cinco años queda en la continuidad, o bien si abre la puerta al regreso de la izquierda.
La primera vuelta electoral se dio el pasado 27 de octubre, en donde el candidato izquierdista del Frente Amplio (FA), Yamandú Orsi, salió como el gran ganador de la velada, con el 43,9% del voto popular, aunque no sobrepasó el 50% de los votos necesarios para ganar sin balotaje. Solo Tabaré Vásquez lo consiguió en 2004.
El segundo lugar de la velada lo tuvo el elegido del conjunto oficialista Partido Nacional (PN), Álvaro Delgado, que se quedó con el 26,8% del electorado, lo que le dio la posibilidad de entrar en el balotaje.
Aunque el margen de los resultados en las primarias entre Orsi y Delgado fue de casi 20 puntos porcentuales, cinco candidatos que quedaron fuera del balotaje anunciaron su apoyo al candidato oficialista, quien, tras la difusión de los primeros resultados la noche del 27 de octubre, anunció que iría a la segunda vuelta electoral en coalición con los partidos que le habían mostrado su apoyo electoral.
Entre los candidatos que anunciaron su respaldo a Delgado está Andrés Ojeda, candidato libertario del Partido Colorado, que logró obtener el 16% de los votos a su nombre. Guido Manini Ríos, de Cabildeo Abierto, y Pablo Mieres, del Partido Independiente, también se sumaron a la coalición en favor del oficialismo, aunque ambos no pudieron recabar más del 10% del apoyo popular en la primera vuelta.
Gracias a la suma de apoyos para Delgado después de la primera vuelta, el balotaje uruguayo se presume como uno de los más apretados en años recientes, aunque el clima político en Uruguay es la excepción democrática en la región, con ambos presidenciables teniendo posturas centristas en temas como la economía y la lucha contra el cambio climático.
El balotaje uruguayo se da en un contexto de relativa estabilidad política, con un índice inflacionario que va a la baja y la tasa de empleabilidad y salarios reales al alza, aunque los temas más controversiales para el electorado están marcados por la desigualdad económica, los altos costos de vida y el aumento de la criminalidad.
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Yamandú Orsi, el elegido de la "izquierda moderna" y apadrinado por Mujica
Exprofesor de 57 años, Yamandú Orsi es el elegido del mítico Frente Amplio, partido al que pertenecieron los expresidentes izquierdistas Tabaré Vásquez (2005-2010 y 2015-2020) y José Mujica (2010-2015).
Caracterizado por su cercanía a las bases populares del partido y su experiencia como intendente (gobernador) del departamento de Canelones, Orsi se considera como una figura de la "izquierda moderna" y busca llevar al progresismo de nuevo a la Presidencia uruguaya, después de que el actual presidente, Luis Lacalle Pou, acabara con la hegemonía del FA en 2020.
"Somos todo y, a su vez, varias partes a la vez (…) Orientales de todos los rincones, somos un gran país en el que nadie aquí es más que nadie, un país que tiene que crecer gracias al esfuerzo y el trabajo y buscar que nadie quede rezagado, que nadie se nos quede atrás. Por eso queremos ganar", dijo Orsi durante su discurso en la noche del 27 de octubre, después de que los primeros resultados electorales fueran revelados.
Junto a su compañera de fórmula, Carolina Cosse, ex jefa de Gobierno en Montevideo, Orsi busca abordar las principales preocupaciones que expresa la ciudadanía uruguaya a través de la estabilización económica y el desarrollo liderado por un Estado del bienestar fuerte, que a su vez pueda asegurar "el cuidado y la protección social" de los menos favorecidos.
Además, el izquierdista busca entablar un diálogo constructivo con Europa para enfrentar el aumento en la inseguridad dentro del pequeño país del cono sur, que ha experimentado una subida en el índice delictivo originado por el tráfico de cocaína en sus puertos, uno de los desafíos más grandes para el Gobierno entrante.
Aunque Orsi se ha descrito a sí mismo como un moderado de la izquierda, el candidato del FA cuenta con el apoyo del popular expresidente José Mujica, quien, con sus 88 años, lo acompañó durante algunos actos de campaña previos a la primera vuelta electoral.
"Tiene experiencia práctica. Tiene voluntad de soportar las diferencias y va a construir un equipo. Por eso le apoyamos", expresó Mujica en una entrevista con Reuters a principios de año.
Orsi también tendría una ventaja práctica sobre Delgado. En caso de una hipotética victoria izquierdista, el exintendente de Canelones contaría con una mayoría relativa dentro del Congreso uruguayo, después de que el Frente Amplio ganara 16 de los 30 escaños disponibles en octubre, aunque ningún partido tiene mayoría absoluta.
Álvaro Delgado, la apuesta por la continuidad
Al otro lado se encuentra Álvaro Delgado. Antiguo senador y secretario de la Presidencia durante el actual Gobierno de Lacalle Pou. La campaña del elegido por el oficialismo se ha basado en remarcar los avances económicos de su Administración, aunque ha prometido realizar "ajustes" para "llevar las transformaciones a un segundo nivel”.
Ante el impedimento constitucional porque Lacalle Pou se postule a la reelección inmediata, Delgado se ha apalancado de los buenos índices de popularidad del Gobierno actual, dentro del cual ha sido una de las figuras más importantes en la implementación de políticas económicas y de seguridad. El elegido del Partido Nacional ha prometido ser el candidato "de la continuidad, pero no del continuismo".
"Quiero ser el presidente de las certezas y de un Uruguay que avanza. Quiero ser presidente para continuar el rumbo que comenzó con nuestro gobierno", mencionó Delgado durante un mitin de campaña rumbo al balotaje.
En concordancia con la tradición política uruguaya marcada por la moderación y la división ideológica, Delgado también basó su plataforma presidencial en la búsqueda de la estabilidad económica y el combate al crimen organizado en el país.
El oficialista quiere ampliar los acuerdos económicos conseguidos por la presente Administración, incluyendo un tratado de libre comercio con China, además de aumentar la vigilancia digital y la presencia policiaca en las calles.
Sobre la posible oposición en el Congreso tras una hipotética victoria, Delgado ha defendido una posición moderada, afirmando que buscaría la construcción de un espacio en donde las diferentes opiniones puedan "manejar sus diferencias" por el bien del país.
"Personalmente estoy a favor de formar un espacio de coordinación política en el que estén representados todos los partidos", dijo el oficialista para Reuters.
El punto de la victoria estará en si Delgado puede atraer a los votantes que se inclinaron por los cinco candidatos que quedaron fuera del balotaje, frente a un Orsi que tiene las bases populares a su favor y podría convencer a los indecisos de unirse a su causa.
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Con EFE, Reuters y medios locales