Al menos una persona murió y 12 resultaron heridas este viernes 20 de diciembre durante un ataque ruso con varios misiles balísticos e hipersónicos contra Kiev. Moscú reconoció las embestidas que calificó como una respuesta al lanzamiento de seis misiles de largo alcance ATACSM, de fabricación estadounidense, y cuatro Storm Shadow británicos por parte de Ucrania contra la ciudad fronteriza de Rostov, el pasado miércoles.

Rusia golpea a Kiev con varios misiles balísticos e hipersónicos.

Las embestidas dejaron al menos una persona muerta y 12 heridos. Además, causaron daños en la iglesia católica de San Nicolás, una catedral histórica, seis embajadas y otros edificios de la capital, por lo que Ucrania acusa a Moscú de dirigir sus ataques contra civiles. 

Asimismo, el ataque de las Fuerzas Armadas rusas dejó cientos de viviendas sin calefacción, un servicio que también se perdió en 16 centros de salud y 30 escuelas. 

El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, detalló que esta ofensiva rusa incluyó el uso de ocho misiles de ataque, tres de ellos hipersónicos Kinzhal y cinco balísticos Iskander KN-23 de fabricación norcoreana. Estos últimos fueron interceptados "exitosamente" y derribados, aseguró la Fuerza Aérea ucraniana.

Sin embargo, el país invadido desde hace casi tres años agregó que sus defensas aéreas derribaron cinco misiles balísticos Iskander-M/KN-23,  utilizados por las fuerzas rusas durante el ataque a la capital.

En su canal de Telegram, el Ministerio de Defensa ruso reconoció el asalto que aseguró se   había llevado a cabo con “armas de alta precisión y largo alcance”. Sin embargo, afirmó que estuvo dirigido contra algunos objetivos castrenses, como el centro de comando de la agencia de inteligencia militar ucraniana, una supuesta fábrica de misiles Neptune y sistemas de misiles de crucero terrestres y de defensa aérea Patriot, de fabricación estadounidense.

Moscú agregó que “todos los objetivos fueron golpeados”, aunque las agencias de noticias Reuters y AP coincidieron en apuntar que esa afirmación no ha sido verificada.

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Condena internacional

La onda expansiva derivada de la interceptación a baja altura de los misiles Iskander reventó las ventanas y causó daños en al menos cinco embajadas, de acuerdo con el Ministerio de Exteriores ucraniano, y causó una respuesta diplomática de las cancillerías afectadas.

"Esto es altamente condenable. Cualquier ataque de Rusia a Ucrania y a la ciudad de Kiev merece nuestra más fuerte condena, pero es absolutamente inaceptable que pueda haber ataques que tengan impacto o afecten instalaciones diplomáticas", aseguró Paulo Rangel, ministro de Exteriores de Portugal, una de las delegaciones impactadas, quien anunció que se presentará una “protesta formal” a Rusia.

Las otras embajadas afectadas fueron las de Argentina, Albania, Montenegro y Macedonia del Norte. En todas se registraron solo daños materiales, sin heridos entre el personal diplomático.

La alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Seguridad, Kaja Kallas, también se pronunció contra de la escalada rusa: "Esto es otro ataque bárbaro de Rusia contra objetivos civiles que no muestra ninguna voluntad de paz. Expreso mi total solidaridad al personal diplomático", señaló mediante la plataforma X.

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Respuesta furiosa de Moscú

Este no es esl primer ataque de este tipo por parte de Moscú. El pasado 21 de noviembre, disparó, por primera vez en lo corrido de la guerra un ataque contra Dnipro, Ucrania con  “un misil balístico hipersónico”. Tanto en esa ocasión, como tras los ataques de este viernes, el Kremlin remarcó que se trata de una respuesta a los asaltos ucranianos con misiles de largo alcande de Occidente.

El pasado 17 de noviembre, el presidente de EE. UU., Joe Biden, autorizó a Ucrania el empleo de los misiles de largo alcande ATCAMS, de fabricación estadounidense, para apuntar contra zonas de territorio ruso. Medida a la que también se sumó poco después Reino Unido, que permitió a Kiev asaltos contra suelo de su vecino país con los proyectiles británicos Storm Shadow

Washington aseguró que dio ese paso como respuesta al traslado de tropas norcoreanas a Rusia, pero, además, esa autorización llegó en medio de los esfuerzos por acelerar el apoyo a Ucrania antes del retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, el próximo 20 de enero. El mandatario electo ha advertido que congelaría la ayuda a Kiev si no entabla una negociación con el Kremlin.

La primera vez que se utilizó ese armamento fue el 19 de noviembre, cuando las fuerzas ucranianas lanzaron ocho misiles ATACMS contra un punto de suministro de municiones en Karachev, en la región rusa de Bryansk.

El ataque ucraniano del pasado miércoles 18 de diciembre contra la región rusa de Rostov tuvo como objetivo una refinería petrolera, como una forma de minar la infraestructura bélica de Rusia, aseguró Kiev.

Pero la respuesta de Moscú este viernes fue directamente contra áreas civiles, destacan las autoridades de la nación invadida, una táctica que Moscú utiliza a menudo para causar daños a los servicios y generar nerviosismo entre la población.

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Con Reuters, EFE y AP