SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Mi nuevo libro ya está en la imprenta y se espera que esté dispuesto al público en la Feria del Libro. Muy cortesmente los invito a leerlo.

Manolo Cincuenta Años Después, es el título de esta publicación dirigida principalmente al estudio del origen, la trayectoria y el lamentable final del Movimiento Revolucionario Catorce de Junio -1J4- y de su líder Manuel Aurelio Tavárez Justo. Manolo, en el cariño de su pueblo y en la ferviente adhesión de sus seguidores.

El 1J4 surgió como la más prometedora fuerza patriótica de toda una época a partir de los comienzos de los años sesenta del siglo pasado. Como gran líder de la misma se distinguió Manolo. Ambos constituían una hermosísima esperanza, pero a ambos les correspondió actuar en circunstancias internacionales y locales tan complejas que les fue imposible evitar ser arrastrados por la tendencia a lanzarse a la guerra de guerrillas que con fuerza arrolladora influyó en las fuerzas revolucionarias de latinoamérica tras del triunfo de la Revolución Cubana en enero de 1959.

Así, después del golpe militar que depuso el gobierno constitucional del profesor Juan Bosch el 25 de septiembre de 1963, Manolo y su partido se lanzaron a la insurrección en las montañas el 28 de noviembre y el 21 del mes siguiente moría el extraordinario dirigente, asesinado en la fría soledad de las montañas.

En aquel movimiento armado, además del Comandante Supremo, cayeron veintiocho combatientes más. La muerte del líder marcó el principio del fin del 1J4, que a mediados de 1968 y después de repetidos intentos fracasados por volver a la guerra de guerrillas, terminó disuelto irremediablemente.

Una cosa sí debe quedar clara. Mi obra no es imparcial, está escrita desde una posición militante para tratar de rendir tributo a la verdad histórica

Los estrategas norteamericanos y sus socios reaccionarios locales lograron uno de sus más anhelados objetivos, pero siguieron su labor de contrainsurgencia hasta llevar la sociedad dominicana al punto trágico en que nos hallamos hoy. Cuáles consecuencias tuvieron la desaparición tan temprana de un líder como Manolo y la desintegración de una fuerza progresista tan importante como el 1J4, y en qué medida esas pérdidas contribuyeron a que el país se hundiera en el abismo actual, es esa una historia intensa y larga, digna de analizarse y precisamente eso pretende hacerse en mi nuevo libro.

No soy yo quien debo juzgar mi propia obra, y si esta tiene algún mérito o en cambio, merece ser tirada al zafacón de los desperdicios, eso deben decirlo los lectores, en cuyas manos está la facultad de decir sobre ella la última palabra.

II

Una cosa sí debe quedar clara. Mi obra no es imparcial, está escrita desde una posición militante para tratar de rendir tributo a la verdad histórica, pero a la vez llamar a la esperanza y a la lucha, y a darle el debido valor a la herencia combativa de Manolo y su partido heróico.

Porque así como después del golpe de septiembre ellos marcaron el horizonte de lo que debía de hacerse en la lucha por el retorno a la  constitucionalidad, hoy con el ejemplo político y moral que dieron, con las banderas y objetivos programáticos que levantaron, siguen marcando el horizonte de lo mucho que queda por hacer, para variar el rumbo liquidador y disolvente por el que tantos malos gobiernos sucesivos van empujando el país hacia el desastre.

Se me dirá que hablar así es aceptar aquella experiencia sin espíritu crítico y estimular la repetición de los errores que contribuyeron a aquellos resultados. No, señor. Quien me dispense el honor de leer mi libro se dará cuenta del sentido crítico que hay en él. Pero tomando en consideración las condiciones históricas de un país recien salido de una tiranía como la de Trujillo y la inexperiencia de la generación de jóvenes que encabezó Manolo, si de algún modo se pudiera hablar de errores, habría entonces que advertir que aquellos fueron errores nobles. Errores honrosos. Cometidos por gente bien inspirada, que pagó el precio supremo de su sangre en el intento por ver su patria libre. Al menos yo, que seguí a Manolo y cincuenta años después lo sigo y lo tengo como enseña, me siento muy honrado de haberlo acompañado en el camino que escogió.

III

En ese ánimo permítanme terminar hablando de mí mismo y decirle a mi líder: Aquí estamos, Manolo. Es verdad que el paso lento de un largo medio siglo se llevó al jovencito que, lleno de fuerzas físicas se fue a las armas contigo en las montañas, pero no importa: Aquí está el viejo. Sin las fuerzas físicas de antaño, pero con fuerza espiritual de sobra, tan duro y firme en su ideal de siempre como las palmas de los campos de Nagua. Sin cansarse, sin venderse, sin rendirse.

Sin riqueza material y sin poder político, pero con la fuerza de un corazón al que parece que no le pasa el tiempo y que, cuando se trata de anhelar y luchar por su ideal, de pedir o dar amor, de gozar o llorar como lloran los hombres, lo hace con toda intensidad, porque ese corazón que late por lo que anhela, conserva los mismos ímpetus torrentosos de su primera juventud.

Duerme tranquilo, muchacho valiente, que tu herencia no ha muerto y nunca faltarán voluntades y brazos dispuestos a reivindicar tu obra y tu memoria. La sequía del presente pasará más temprano que tarde, y ten seguro que cuando la lluvia caiga y la primavera de la revolución regrese, las flores más hermosas brotarán de las semillas y raíces que sembraste con tu ejemplo y abonaste con tu sangre.

Que creer eso en estos tiempos es una quijotada, me dirán otros. Eso me importa mucho menos. Porque estoy cerradamente convencido de que toda gran obra siempre ha tenido algo de quijotesco y por tanto yo, tu soldado de siempre, como el ingenioso hidalgo, sigo mi cabalgata cuesta arriba, al lomo de mi incansable rocinante.

rchaljub@hotmail.com