El Vaticano confirmó mediante un comunicado que un sacerdote católico romano sirio fue muerto en el norte de Siria el 23 de junio pasado, pero que las circunstancias en que sucedió el hecho "no están totalmente claras".

Fue en el convento de la Custodia de la Tierra Santa, en Ghassaniya, donde el franciscano Francois Murad, de 49 años, se había refugiado luego de que fuera bombardeado el monasterio de San Simón.

Reportes iniciales sugerían que Murad había sido decapitado por militantes yihadistas, pero ahora activistas en la zona dicen que el grupo que lo atacó le disparó.

"Destruyeron todo"

La noticia de la decapitación estaba basada en un video publicado en internet en ese mismo período, en el que se ve cómo rebeldes ejecutan a dos prisioneros.

El título del video hace referencia a la matanza de un cura y un obispo, pero no puede identificarse a ninguna de las víctimas.

Tras analizar las imágenes, activistas locales y miembros de la organización no gubernamental Human Rights Watch dijeron que lo más probable es que hubieran sido grabadas varios meses antes de que Murad fuera muerto, y en otra ubicación.

"Murió cuando le dispararon dentro de su iglesia" en Ghassaniya, le dijeron al diario británico Daily Telegraph tres fuentes locales distintas.

La Custodia de la Tierra Santa, una orden franciscana encargada de la custodia de los sitios religiosos en Medio Oriente, había emitido un comunicado dos días después de la muerte de Murad, asegurando que le habían disparado islamistas.

"Los islamistas atacaron el monasterio, lo saquearon y destruyeron todo", dice el texto. "Cuando el padre Francois intentó resistirse, defendiendo a las monjas, los rebeldes le dispararon".