MASSACHUSETTS, Estados Unidos.- La escritora, ensayista, poeta y traductora dominicana Rhina Espaillat, establecida en los Estados Unidos, escribió una dura carta al embajador dominicano en Washington, Aníbal de Castro, en la que cuestiona la sentencia del Tribunal Constitucional porque la misma expone al país “al oprobio del mundo entero”.

Explica que esa sentencia es vergonzosa e indigna, y la rechaza con todas sus fuerzas, porque ciudadanos dominicanos, por el hecho de haber sido hijos de haitianos, se les niega la nacionalidad.

“¡Pero eso no puede ser! Es una injusticia clara y vergonzosa, lograda por medio de manipulaciones de las leyes del país, y por motivos impuros que exponen a nuestro país al oprobio del mundo entero”, dice la misiva, entregada personalmente en la embajada dominicana en Washington.

La escritora, prima del ministro de Trabajo de los Estados Unidos, Tomás Pérez, solicitó al embajador en Estados Unidos unirse a ella y a muchos otros ciudadanos en el reclamo de justicia.

“Le ruego que se una a todos nosotros los que queremos deshacer este feo error jurídico, y que haga todo lo que le sea posible por defender, no solamente los derechos humanos de todos nuestros compatriotas—inclusive los que tienen raíces haitianas—sino también la fama de nuestro pueblo, donde vive tanta gente buena y compasiva, de todos colores”.

A continuación la carta completa:

 

12 Charron Drive

Newburyport, MA 01950

Octubre 18, 2013

 

Ambassador Aníbal de Castro

Embassy of the Dominican Republic

1715 22nd St. NW

Washington, DC 20008

 

Estimado Don Aníbal,

Permítame, ante todo, agradecerle una vez más la hospitalaria bienvenida que usted y su señora le brindaron a mi familia el 3 de septiembre, con motivo de honrar a mi primo Tomas Pérez, recién-nombrado Secretario de Labor de los Estados Unidos. Esa tarde en su jardín fue una ocasión inolvidable para todos nosotros, un evento tan grato que nos prestó la ilusión de estar en nuestro mismo país, en una de esas celebraciones familiares que endulzan la vida. ¡Mil gracias por la generosidad y cortesía con que nos recibieron!

Infelizmente le escribo hoy con un segundo motivo, y sobre un asunto doloroso para todo dominicano. Se trata de la sentencia dictada en estos días por el Tribunal Constitucional que acaba de desnacionalizar a miles de dominicanos—personas nacidas en el mismo suelo nacional donde nací yo en 1932—pero que ahora se encuentran sin derecho a la nacionalidad que les pertenece, por el hecho totalmente irrelevante de haber nacido hijos de haitianos.

¡Pero eso no puede ser! Es una injusticia clara y vergonzosa, lograda por medio de manipulaciones de las leyes del país, y por motivos impuros que exponen a nuestro país al oprobio del mundo entero.

Durante toda mi vida larga fuera del país, como hija de exiliados políticos, nunca he perdido el amor hacia mi tierra y su gente. Es más, siempre, como escritora, maestra y traductora, he hecho todo lo que me ha sido posible para darle a conocer a los lectores estadounidenses las letras dominicanas, porque el prestigio de mi tierra me interesa. Pero para nada vale que se lean los escritores nuestros, que guste nuestra música, o que llegue a ser miembro del gabinete del presidente Obama un hijo de dominicanos, si la República Dominicana se deja manchar moralmente con esta sentencia incompatible con la justicia.

Le ruego que se una a todos nosotros los que queremos deshacer este feo error jurídico, y que haga todo lo que le sea posible por defender, no solamente los derechos humanos de todos nuestros compatriotas—inclusive los que tienen raíces haitianas—sino también la fama de nuestro pueblo, donde vive tanta gente buena y compasiva, de todos colores.

Con aprecio y afecto,

 

Rhina P. Espaillat, biografía breve:

Rhina P. Espaillat nació en Santo Domingo en 1932, pasó su niñez en La Vega, y desde los siete años ha vivido en los Estados Unidos, primero en New York, donde fue, por varios años, maestra de inglés, y desde 1990 en el estado de Massachusetts. Es poeta, cuentista, y ensayista en ambos idiomas, y ha publicado numerosas traducciones, principalmente de San Juan de la Cruz, Sor Juana Inés de la Cruz, César Sánchez Beras y Juan Matos al inglés, y de Robert Frost y Richard Wilbur, entre otros, al español.

Sus obras se han publicado en revistas, más de sesenta antologías en inglés y en español, y docenas de sitios electrónicos. Entre ellas, varias han sido reconocidas con premios nacionales e internacionales, inclusive varios otorgados por la Secretaría de Estado de Cultura de la República Dominicana.

Sus doce colecciones en varios géneros incluyen tres bilingües: “The World and the Word/Mundo y palabra” (poemas, Oyster River Press, NH, 2001); Agua de dos ríos (poemas y ensayos, Editora Nacional, Santo Domingo, 2006); y El olor de la memoria/The Scent of Memory: Cuentos/Short Stories (cuentos, Ediciones CEDIBIL, Santo Domingo, 2007).

La poeta vive—con su esposo, Alfred Moskowitz, escultor estadounidense—en Newburyport, donde ambos forman parte de la vida cultural de la región, y han avanzado el proyecto de crear conexiones entre la comunidad literaria hispana y el público mayoritario angloparlante.