TÚNEZ (EFE).- Los controvertidos métodos del grupo ferminista (de origen ucraniano) Femen no han calado entre las feministas tunecinas, que han visto con alivio la partida de las tres activistas europeas, mientras se concentran en la liberación de su compatriota Amina Esbui.

Cuando Amina Esbui mostró sus pechos desnudos el pasado marzo en su página de Facebook para protestar contra la "doble moral conservadora" de su país, las asociaciones de mujeres respondieron con sorpresa ante su acción y con silencio a la ola de furibundas críticas que se extendieron por Túnez.

Ante las amenazas de los radicales islámicos como el líder religioso Adel Almi, presidente de la organización de corte salafí Asociación Moderada para la Concienciación y la Reforma, quien sugirió que la joven fuera azotada y lapidada, las feministas tunecinas callaron.

"Las chicas que vinieron por solidaridad acabaron sirviendo a los intereses de una extrema derecha que no entiende el mundo moderno de hoy y que desde la hipocresía y la manipulación es seguida por una parte de la opinión pública"

"Muchas personas no están de acuerdo con los métodos que usan para llamar la atención sobre los problemas de las mujeres", sentenció tajantemente a Efe la presidenta del Centro de Túnez por la Libertad de la Prensa, Ahlem Buserwel.

Asimismo, para la militante de la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas (ATFD), Rim Ayari, los métodos de Femen han tenido "efectos contraproducentes en una sociedad machista y tradicional".

Las francesas Pauline Hillier y Marguerite Stern, de 27 y 23 años, y la alemana Josephine Markmann, de 19, fueron puestas en libertad el jueves, después de que el juez del tribunal de apelación de Túnez decidiera mantener la sentencia de cuatro meses de prisión contra ellas, pero retirara el cumplimiento de la condena.

Las tres habían sido detenidas y condenadas por "libertinaje" y "atentado contra la moral y las buenas costumbres" por enseñar sus pechos desnudos frente al Palacio de Justicia de Túnez en solidaridad con Amina, detenida desde el 19 de mayo.

Rim sostuvo que "las chicas que vinieron por solidaridad acabaron sirviendo a los intereses de una extrema derecha que no entiende el mundo moderno de hoy y que desde la hipocresía y la manipulación es seguida por una parte de la opinión pública".

Ambas reconocieron que el radicalismo de sus métodos, el conservadurismo de la sociedad y la cada vez mayor presencia de la corriente radical islámica en la vida tunecina han sido factores que han contribuido a que el país esté intentando pasar de puntillas sobre esta cuestión.

Buserwel afirmó que el tratamiento dado por la prensa local a las actividades y procesos de las militantes de Femen es un ejemplo claro de los que está ocurriendo en el país.

La dirigente del Centro por la Libertad de Prensa señaló que la cobertura ha sido "muy fría, con una ausencia de debates o de análisis de fondo en los medios audiovisuales del país, sobre todo en lo que respecta al caso de las tres mujeres europeas".

A pesar de este distanciamiento, Buserwel aseguró que nació una corriente de solidaridad con Amina desde el día que la detuvieron en la ciudad de Qairauán, acusada de "atentado contra el pudor y las buenas costumbres" y por "profanación del espacio sagrado de un cementerio", en uno de cuyos muros pintó el nombre de Femen.

"Incluso la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas puso una abogada para la defensa de Amina desde el momento en que los derechos de la activista como persona no fueron respetados", recordó Buserwel.

"En el país hay un gran movimiento de solidaridad con Amina", indicó la responsable del Centro por la Libertad de Prensa, antes de subrayar que "su proceso es un proceso político, ya que la joven no hizo nada contrario a ley".

Amina, en prisión preventiva desde su arresto, fue multada con 120 euros el pasado 30 de mayo por posesión de un "aerosol inflamable", pero siguió detenida después de que la Fiscalía la imputara por hacer una pintada en la tapia de un cementerio.

Desde entonces, sólo ha habido una vista de su juicio y hasta el momento ni se ha publicado un veredicto ni se ha anunciado fecha alguna para la continuación del proceso.

La zozobra entre muchas feministas por el caso es visible. Varias se negaron a hablar, así como muchas jóvenes tunecinas.

Algunas de ellas lo hicieron bajo condición de anonimato, como una chica de 27 años de doble nacionalidad alemana-tunecina que hizo hincapié en que, a pesar de ser moderado, Túnez no deja de ser un país muy conservador.

"Los desnudos, más que ayudarnos, nos complican aún más la existencia porque provoca el enfado de los sectores más rigoristas que pueden, a su vez, hacernos la vida imposible a base de presión psicológica y metiendo miedo por todas partes", concluyó esta chica, que pasa sus veranos en Túnez. EFE

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