Hermann, uno de los dos sobrevivientes de la guerrilla de 1973, rememoró pasajes relacionados con el desembarco del 3 de febrero de ese año por la costa sur de su país, y las circunstancias en que fue herido, capturado y asesinado el líder revolucionario a manos de miembros del ejército, por orden del entonces presidente Joaquín Balaguer.
Durante la presentación, el ingeniero, devenido escritor por accidente como apuntara en su intervención, recordó que este libro comenzó a fraguarse cuando llegó a Cuba tras su exilio forzoso y el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, le dijo que no tenían derecho a olvidar a Francisco Caamaño.
"Su tenaz resistencia a los invasores (40 mil soldados estadounidenses) al frente de un puñado de militares y civiles, que duró meses, constituye uno de los episodios revolucionarios más gloriosos que se han escrito en este hemisferio", expresó también Fidel Castro.
Es así como se fragua en Cuba el primer texto de los cinco editados sobre la vida y obra de una de las figuras más importantes de la historia dominicana del siglo XX.
Pensando en los jóvenes, dijo Hermann, he creado un Caamaño humano, cuya mayor grandeza radicó en haberse levantado luego de sus errores.
Por su parte, el exembajador de Cuba en República Dominicana Omar Córdova aseguró que el ejemplo patriótico y revolucionario del jefe militar trascendió las fronteras de su país para irradiar a otros grandes luchadores como el venezolano Hugo Chávez y el panameño Omar Torrijos.
Aseguró que esta obra constituye un esfuerzo serio para recuperar la memoria histórica de uno de los grandes hombres del continente.
En un gesto de solidaridad, el autor dedicó un ejemplar a cada uno de los cinco antiterroristas cubanos condenados en Estados Unidos, símbolo de las ideas independentistas que encabezó el dominicano Máximo Gómez, Generalísimo del Ejército Libertador cubano.
Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González, este último en libertad supervisada desde 2011, fueron detenidos en Miami hace casi 15 años, cuando vigilaban a grupos extremistas de origen cubano dedicados a ejecutar planes terroristas contra la isla y condenados a desmesuradas penas, sin que se probaran las acusaciones imputadas.