Se hizo viral la semana pasada un audio de la intervención del ex presidente de la República, Danilo Medina, en la reunión que sostuvo con otros miembros del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Medina, entra otras cosas, decía: “nos acomodamos al poder”, y reprochaba que la campaña electoral del año 2020 había sido la más costosa de toda la historia, ya que ningún compañero del partido estaba dispuesto a realizar encomiendo alguna si no había dinero de por medio. En otras palabras, parece indicar que el único interés que movía a los miembros del PLD era el beneficio económico que podían obtener con sus acciones. El lema histórico de ese partido, “servir al partido para servir al pueblo”, había quedado encerrado en el baúl de los recuerdos.

Lo lamentable es que sea ahora cuando el expresidente Medina reconozca y le reclame a su partido por todos los errores que cometieron durante su transitar como encargados de dirigir nuestro país. Lo ideal hubiese sido que todas estas equivocaciones hubiesen sido reconocidas al momento en que se cometían y hubiese sido el propio gobierno el encargado de ejecutar los correctivos de lugar. Resulta hasta cierto punto vergonzoso que el propio expresidente tenga que admitir que los salarios devengados por los antiguos colaboradores de su gobierno y miembros de su partido se encontraban muy por encima de su verdadero valor en el mercado laboral.

Las declaraciones de Medina, aparte de ser un boche para sus compañeros de partido, es una muestra más de que era ahora de que el PLD saliera del poder. Cuando el propio líder de esta organización, en una reunión privada, admite lo mal que se estaban manejando los miembros de su organización nos brinda la tranquilidad de que el 5 de julio los dominicanos no nos equivocamos. Lo ocurrido con el PLD le debe servir de ejemplo al Partido Revolucionario Moderno (PRM) para que entienda que no importa la popularidad de la que se pueda gozar en un momento determinado, esta no es permanente y el pueblo dominicano se encuentra vigilante para castigar cualquier manejo inadecuado de los asuntos públicos.

A pesar de que el expresidente fue sincero admitiendo los errores cometidos por su partido, a mi entender debió realizar un mea culpa.  No podemos perder de vista que quien dirigía el gobierno era él, y por ello contaba con el poder necesario para evitar el “acomodamiento” del cual se sirvió su partido y que finalmente terminó ayudándolo a cavar su propia tumba. El expresidente Medina debió admitir que también se acomodó y que se sirvió de este poder al cual se rehusaba a renunciar. Es muy fácil culpar a los de abajo, pero, en este caso, los de arriba estaban actuando de la misma manera. El PLD como partido se olvidó de sus ideales y se concentró únicamente en servirse del estado, sin importar que esto en muchas ocasiones terminara significando múltiples sacrificios para el pueblo.

Con lo anterior no quiero decir que todo fue malo. La estabilidad económica de la cual gozamos como país en los últimos 16 años ha permitido el florecimiento de muchos sectores de la economía, sin embargo, la falta de institucionalidad y el abuso de poder que nos afectó en los últimos años también fue en detrimento de muchos otros.

Lo peor de todo es que debido a este accionar del PLD actualmente no podemos contar con una oposición que sea lo verdaderamente fuerte y creíble que sirva de contrapeso al PRM. Lamentablemente, la reputación que ha cosechado el partido morado en los últimos tiempos, a pesar de ser un partido mayoritario, no les permite asumir posiciones firmes que gocen del agrado de la población. Por esto, para que el PLD pueda volver a ser una opción de poder en este país solo les queda apostar a 2 opciones: (i) un pésimo gobierno del PRM o; (ii) iniciar un fino trabajo de renovación y reconquista de la confianza del pueblo dominicano. Tomando en cuenta que, seamos o no peledeístas, al final a todos nos conviene la estabilidad y el progreso de nuestro país, esperamos que la opción por la que tengan que optar sea la segunda.